Cometas artesanales, en peligro de extinción

Filiberto Ramos

  · martes 21 de febrero de 2017

Hacer papalotes es una de las principales actividades para la economía familiar de los temoayenses.

Toluca, México.- Los últimos días defebrero, todo el mes de marzo y la primera quincena de abril es latemporada en que los productores de papalotes o cometas de Temoayasalen a los mercados, tianguis y plazas a ofertar lo que producendurante todo el año; un juguete artesanal en peligro deextinguirse por la competencia china.

Abel Hernández es integrante de unafamilia productora de este juguete ancestral y es originario deTemoaya, donde hacer papalotes es una de las principalesactividades para la economía familiar.

"Empezamos desde esta semana avender, pero durante todo el año nos dedicamos a hacerlos, andamosproduciendo como unos seis mil o siete mil", explicó Abel, quien alos ocho años se enseñó, como todos sus hermanos, a jugar yproducir papalotes.

Este juguete mexicano tiene suhistoria y su proceso, cuenta Abel, quien lo sabe hacer de papelchina, tela y hule.

Los de tela loscomenzaron a traer de China y nos ha bajado mucho la venta porqueson más resistentes y esos diseños no todos los sabemos hacer,nuestro fuerte son los papalotes de hule”, comentó el pequeñoproductor de Temoaya.

Desde mediados de año, la familiade Abel se mete de lleno a su taller ubicado en su propia casa,donde cada uno tiene su labor en el proceso deproducción.

Según lo que explicó el artesano,el proceso inicia con el armado del esqueleto, que está hecho demadera muy delgada. Luego se continúa conel corte del hule o la tela que se usa en forma de diferentesfiguras. Cuando se tiene eso listo, secomienza a coser el hule o tela al esqueleto demadera. Al final se colocan los popotes ylos ojillos que sirven como decoración a los papalotes.

Este proceso se repite durante todoel día y los artesanos temoayenses son pacientes cuando llega latemporada de dedicarle el tiempo a su antigua labor de hacerpapalotes.

Hay papalotesque llegan a mediar hasta ocho metros, pero los hacemos entre todoslos integrantes de la familia, unos van cortando, otros vansellando y otros van poniendo popote y los ojillos”, detallóAbel, quien este lunes acudió junto con su hermana y sus padres arealizar la primera venta de papalotes al mercado de ganado de SanBernabé.

Su producto pese a que ha sidocopiado por los comerciantes chinos, continúa siendo un juguetemexicano que miles de familia aún compran para pasar largas horasde diversión y al que Abel reconoce como un producto hecho enMéxico.

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