Con el vistoso color amarillo de la flor de cempasúchil, habitantes de la zona norte de la ciudad de Toluca comenzaron a “iluminar” los panteones previo a la tradicional velada y visita a las tumbas; aunque algunas familias se adelantaron a visitar a sus difuntos, se espera que este martes los cementerios luzcan repletos.
Luego de que el año pasado los panteones estuvieron cerrados por la actual pandemia de Covid-19, desde este fin de semana acudió gente a preparar las tumbas de sus seres queridos y así evitar acudir este martes.
“Venimos de una vez a arreglar la tumba de mi papá, porque mañana seguramente va a venir mucha gente y queremos evitar conglomeraciones”, señaló Ernestina, vecina de la comunidad de San Pablo Autopan.
La mayoría de familias, con ramos de flores de cempasúchil, acudieron a los diferentes panteones de la zona norte de Toluca para adornar las tumbas de sus seres queridos en este Día de Muertos.
La mayoría de asistentes coincidieron que, aunque la situación por la pandemia ha mejorado, no se quieren confiar y, por lo mismo, adelantaron la visita al camposanto.
“Hace un año no pudimos venir, pero este año sí llegamos aunque sea un poco antes del día. Generalmente nos quedamos a velar, sin embargo, en este año sólo venimos a arreglar las tumbas y a estar un rato con nuestros familiares que han partido”, añadió.
Mencionaron que la flor de cempasúchil es la flor por excelencia en estas fechas y, por ello, no falta en cada tumba, pues no sólo le da color sino que guía a los fieles difuntos a llegar siempre a la cita.
“Para nosotros el colocar cempasúchil en las tumbas es como iluminarlas para que nuestros muertos vengan y convivan con nosotros, por eso el panteón luce de color amarillo”, añadió, un padre de familia que adornaba la tumba de su esposa.
“Vengo a visitar a mi nieta”, doña Florentina
Con un ramo de alelís color blanco y un azadón a cuestas, doña Florencia acudió sola a la tumba de su nieta María, quien falleció a los 28 años de edad y cuyos restos descansan en el panteón de San Cristóbal Huichochitlán, comunidad de la zona norte de Toluca.
Con paso lento pero seguro y con la alegría de visitar a su nieta, se presentó en la tumba y, después de dejar caer el ramo de flores blancas, tomó el azadón y comenzó a limpiar de hierba el lugar.
“Vengo antes para limpiarle la tumba a mi nieta, pero al rato me voy a venir a velar. Quiero platicar con ella toda la noche para contarle muchas cosas, pues ella murió muy joven”, expresó.
Comentó que a pesar de la pandemia, el año pasado no faltó a la cita y también acudió a acompañar a su nieta en el camposanto.
“Al rato vengo con más familia y nos estamos por la noche. Ya es una costumbre y por eso hoy me adelanté, a limpiar la tumba”, destacó doña Florencia.
Una vez que limpió la tumba, con gran esfuerzo colocó el ramo de flores blancas en un bote y se postró frente a la tumba de su nieta. En voz baja, le rezó, y le dijo, “al rato vengo a platicar contigo mi niña”, y salió del cementerio de San Cristóbal Huichochitlán.