Este miércoles fueron creados filtradores de agua en el bosque de La Marquesa, con la intención de recargar los mantos acuíferos de la zona y enfrentar la escasez; iniciativa impulsada por la organización Nación Verde en coordinación con la Protectora de Bosques del Estado de México (Probosque), la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), la comunidad de San Pedro Atlapulco y la iniciativa privada.
La deforestación y la sequía han generado estragos en los sistemas naturales de captación de agua, por lo que esta iniciativa nació para ayudar a contrarrestar los efectos negativos de distintas problemáticas.
Gustavo López Mendoza, director de Conservación y Restauración de Nación Verde a nivel nacional, explicó que el proyecto se implementó en 50 hectáreas de la comunidad de San Pedro Atlapulco, aunque se proyecta extender el programa 50 mil hectáreas en distintos municipios con áreas forestales del país.
“Este trabajo de infiltración de agua lo empezamos en la cuenca alta del Lerma, ya que de aquí se deriva el agua hasta la Ciudad de México. Este proyecto, llamado Tláloc, es patrocinado por Jugos del Valle y operado por Nación Verde y la comunidad otomí de Atlapulco, ya que la escasez de agua es inminente en la Ciudad de México y el Estado de México”.
El activista destacó que la infiltración de agua es crucial en el ciclo hidrológico ya que permite la recarga de mantos acuíferos y manantiales, además de la disponibilidad de agua subterránea.
Proyecto Tláloc, agua para todos
El proyecto Tláloc consiste en implementar trabajos de conservación y restauración de suelo para filtrar 185 Mega litros anuales, es decir, 185 millones de litros de agua, los cuales están destinados a la recarga de los acuíferos, que son placas de roca o sedimentos capaces de almacenar y transportar agua de manera subterránea y natural.
“Estos megalitros se encargarán del sostenimiento de caudales pluviales y fluviales que alimentan ríos y arroyos. El objetivo se logrará a través de técnicas para mejorar la infiltración con terrazas que reducen la erosión del suelo”, dijo Gustavo López Mendoza.
En San Juan Atizingo, con ayuda de palas y rastrillos se crearon 20 mil 150 terrazas indíqueles que podrían captar 6 millones 155 mil 400 litros de agua por evento de lluvia en la zona.
Para lograr este esfuerzo se generarán 3 mil empleos para los comuneros, para evitar que el agua se escurra y se desperdicie, sino que llegue a donde tiene que llegar, lo que se verá reflejado incluso en la recarga de ojos de agua.
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En Atlapulco, de acuerdo con la Comisión Nacional de Agua (Conagua), caen mil 029 milítmetros de lluvia anuales, que se traducen en 514 megalitros de agua en las 50 hectáreas beneficiadas, por lo que se estima que se podrían infiltrar 1.2 litros por segundo cuando llueva.
“Este proyecto impulsa los tres ejes de sustentabilidad pues económicamente impulsa a Atlapulco, genera consciencia, soluciones y restauración sobre los bosques y agua, lo que también impacta a la revegetación de la zona”, añadió.
Al respecto, los comuneros destacaron que Atlapulco es la puerta entre la CDMX y el Edomex, por lo que buscan conservar sus bosques y el suelo a través de todo tipo de apoyo.