Los problemas de salud como consecuencia del cambio climático se han agudizado, a pesar de la pandemia por Covid-19, y el Estado de México no es la excepción.
María Elena López Barrera, directora general del Instituto Estatal de Energía y Cambio Climático, reconoció que las afectaciones al medio ambiente, representan la amenaza más urgente que enfrenta la humanidad.
“Los problemas de salud asociados al cambio climático se han agravado de manera paulatina, y la pandemia ha limitado el seguimiento de estrategias en todos los sectores, no solamente en el país, sino en el mundo entero”, apuntó.
Pidió tomar en consideración que en los últimos meses el coronavirus ha alterado vidas y la naturaleza de los negocios en todos los continentes, desde las ciudades más grandes hasta las aldeas más pequeñas, pero los daños al entorno continúan.
“Los daños al medio ambiente representan la amenaza más urgente que enfrenta la humanidad a largo plazo, pero es una oportunidad global de mejorar y crear acciones sustentables”, externó.
De acuerdo con la organización Greenpeace México, a pesar del cese de actividades normales, debido a las medidas de contingencia sanitaria, desde el pasado mes de marzo, la realidad es que la mala calidad del aire permanece en la zona metropolitana del valle de Toluca (ZMVT) y Santiago Tianguistenco, ya que ha habido días en que se han superado los 100 puntos establecidos en la Norma Oficial Mexicana (NOM).
Reforzarán concientización
López Barrera indicó que en la entidad han comenzado con un importante esquema de concientización sobre el cambio climático a través de la creación del instituto que dirige.
“Buscamos generar estudios y directrices para tratar de revertir los efectos de este fenómeno de carácter mundial. Apostamos por seguir generando lazos de comunicación con diferentes instituciones para promover acciones en favor de la mitigación y la adaptación del cambio climático”, aseveró.
Por su parte, la ONU señala que las emisiones netas mundiales de CO2 de origen humano tendrán que reducirse en un 45% para 2030 con respecto a los niveles de 2010, y seguir disminuyendo hasta alcanzar el "cero neto" aproximadamente en 2050.