Toluca, México.- El hartazgo por la omisión en las instituciones encargadas de impartir justicia y seguridad, ha llevado a dos extremos a la sociedad mexiquense, reflejado en primera instancia en la normalización de la violencia y en segundo plano el intento de linchamiento como repudio al crimen del que son víctimas, analiza Cristina Pablo Dorantes, especialista en Seguridad Ciudadana de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).
La conclusión a la que llega la doctora Pablo Dorantes, se refleja en las estadísticas de no denuncia ante los ministerios públicos de la Fiscalía estatal por los delitos más comunes, como el robo a transeúnte, robo a transporte público y el robo a negocios.
Mientras que del otro extremo, las sociedad civil pasa de ignorar la violencia, a intentar tomarse justicia con sus propias manos, advierte la docente.
“Estamos viviendo un fenómeno grave, primero la gente normaliza la violencia e incluso aplaude cuando sale un vengador anónimo, y por el otro lado también es grave que se quieran hacer justicia por sí solos, eso demuestra que no hay estado de derecho”, apunta la doctora en seguridad.
El rumor lincha
Pasaban las 16:00 horas del jueves 26 de julio. Sobre la calle Puerto Aéreo de la comunidad de San Carlos Autopan en la zona norte de Toluca, el alboroto de los gritos que decían: “¡hay que lincharlos!”, llamó la atención de todo el pueblo.
Se había corrido el rumor que dos personas habían ingresado a una casa para robar sin hacer caso de las lonas que lucen colgadas a mitad de calle con la leyenda “ratero, si te agarramos, te linchamos”. Eso los enfureció más. En la zona norte de Toluca, así se vive a diario, han hecho su propia ley ante la omisión en los rondines de la policía municipal.
“¡Que es un hombre y una mujer, hay que lincharlos!”, advertían los pobladores esa tarde.
La revuelta por el intento de linchamiento se llevó toda la tarde, los pómulos del hombre se hincharon de los puñetazos y escupió en repetidas veces sangre de la boca. La mujer padeció menos la furia del tumulto: “¡Amarrenla al poste para que aprenda!”, se propuso entre el tumulto.
En la misma semana ya se contaban otros tres casos similares en la capital mexiquense y otros dos más en los municipios de Capulhuac y Tenancingo.
La Doctora Cristina Pablo argumenta que hay un Estado de Derecho fallido, y que prolifera una cultura de la ilegalidad, donde las denuncias de los ciudadanos cuentan poco. Eso obliga a que se organicen por sus propios medios y las asociaciones civiles crezcan.
“La gente resultar estar más organizada que la policía, reacciona más rápido, y vamos a seguir mirando protestas sociales en las calles por la inseguridad”, premoniciona la especialista.
Cifras negras por la no denuncia
Durante los primeros cinco meses del 2018 se acumularon 51 mil 832 denuncias ante el ministerio público por el delito de robo en todas modalidades.
Es la cifra más alta en este delito en todo el país, sin embargo, Pablo Dorantes analiza que fácilmente se podrían duplicar esta cantidad de delitos en la incidencia real de lo que ocurre en las calles, pues más del 50 por ciento de los mexiquenses no denuncia los delitos de los que son víctimas.
“Estamos hablando que la gente no acude a denunciar porque desconfía de la autoridad, el trámite se le hace pesado y no dará resultados”, comenta.
“La gente ya no cree en la justicia”, deduce la catedrática de la UAEM.
Entre los delitos más comunes con cifra negra, están el robo a transporte público y el robo a transeúntes, donde más del 90 por ciento de las denuncias son por despojos con violencia y el resto sin esta modalidad. Lo que indica que sólo se denuncia cuando el ciudadano se siente violentado.