Ese 24 de septiembre la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez Álvarez rindió cuentas con un mensaje dirigido a la gente, con autocrítica, agradecimientos, ruptura del protocolo y hasta coreando “es un honor estar con Obrador”.
La primera mujer gobernadora y primera mandataria de un partido distinto al PRI dejó de lado el tono ceremonial y la solemnidad de otros mandatarios estatales; así como las palabras rimbombantes para ofrecer un mensaje más sencillo y caluroso, al tiempo de advertir que “es tiempo de mujeres”.
Gómez Álvarez cambió el clásico mensaje político que tradicionalmente los gobernadores dejaban para el final para retomar su lema de servir a la gente y la promesa de no fallar.
La mandataria estatal arribó al Congreso local por la avenida Independencia, donde saludó a algunas personas. Entregó su informe a la Directiva y a los coordinadores parlamentarios, con un breve mensaje, donde expresó su disposición a trabajar con la Legislatura local.
De ahí se trasladó al teatro Morelos, donde la esperaban gobernadores, ediles, su gabinete y representantes de los diversos sectores.
Desde el inicio Delfina Gómez marcó la diferencia con interrupciones a su discurso para agradecer a las y los asistentes, asegurar que los quiere “muchisísimo”, mostrarse aliada de las mujeres, dar el pésame por quienes han fallecido en su labor, a causa del crimen o de fenómenos naturales.
Tuvo agradecimientos especiales a la Orquesta Sinfónica del Estado de México, a los atletas paraolímpicos, a las personas indígenas, a quienes la acompañaron a los municipios tras las inundaciones.
También al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum.
El centro de su discurso no fue la clase política, fueron las personas más pobres y la gente, la cual, aseguró, es su principal motivación.
A diferencia de otros gobernadores dejó un espacio para enumerar pendientes, en un ejercicio de autocrítica.
Delfina Gómez ofreció un mensaje en el mismo recinto que en otros años vió pasar a mandatarios priístas. El mismo lugar, pero con un estilo distinto.