Ejidatarios y campesinos de San Salvador Atenco denunciaron la aparición de grietas en sus tierras de cultivo.
Cesar del Valle, ejidatario y agricultor de la zona, en entrevista explicó que el 13 de mayo reaparecieron grietas sobre el Río Papalotla, que cruza los ejidos de Atenco. Las hendiduras en sus tierras ya habían aparecido dos años atrás en el paraje conocido como La Soledad.
El afectado, quien es integrante del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), refirió que los campesinos de la zona están seguros que las grietas son a consecuencia de la desecación de los cuerpos de agua durante la construcción del fallido aeropuerto de Texcoco.
Indicó que en un radio de aproximadamente 5 kilómetros de parcelas donde se cultiva maíz, frijol, haba, forraje y donde pasta el ganado, aparecieron fracturas o grietas que oscilan entre los 100 y 300 metros de largo, con profundidades que van de 1 a 5 metros. Las cuarteaduras atraviesan parcelas cultivadas, ríos y caminos, agregó.
Cesar del Valle mencionó que son dos las grietas más grandes: la que está cerca del Río Papalotla y la que atraviesa la autopista Peñón-Pirámides, que actualmente está inoperante debido a que legalmente se encuentra impugnada.
Ambas fracturas, aseguró, tienen una longitud de aproximadamente 300 metros y una profundidad de 5 metros y 5 de ancho. La fractura que se encuentra en el río Papalotla está absorbiendo toda el agua a una velocidad de 300 litros por segundo, la otra pasa por debajo y a los costados de la autopista, añadió.
“La tierra que hemos defendido, ya por dos décadas, sigue sufriendo los efectos de la desecación y el despojo. Ahora vuelve a reclamar su razón de ser: un vaso regulador de la Cuenca del valle de México y destino de los ríos Xalapango, Coxcacoaco y Papalotla”, dijo.
Mencionó que desde que aparecieron las grietas dieron aviso a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en particular al Organismo de Cuenca de Aguas del Valle de México (OCAVM), dependencia dirigida por Víctor Burguete Ortiz, el mismo que colaboró en el diseño hidráulico y de desecación de la zona.
“Vino personal de la OCAVM, tomó fotografías y ya nunca más volvieron a aparecer. Solicitamos a la Conagua que se presente en el lugar y dé una explicación”, concluyó.