Toluca, México.- En México, los vivos celebran el Día de Muertos entre llamados a las ánimas buenas y rechazo a los espirítus malévolos.
Producto del sincretismo cultural, el Día de Muertos, con sus raíces prehispánicas, combinadas con el cristianismo, rinde tributo a las almas, costumbre que convive con el anglosajónHalloween, caracterizado por el uso de disfraces y máscaras para enfrentar a las ánimas malignas.
El Día de Muertosnace como un ritual que simboliza el retorno de las almas al mundo de los vivos, y en él se configura la visión que tienen los mexicanos sobre la muerte. Es una muerte que es colorida, que se come, se disfruta y también se acompaña.
Esta tradición es una fiesta en donde vivos y muertos se encuentran una vez más, por ello también se les da a los difuntos comida y agua; se guía su camino con velas y flores de cempasúchil, colocadas en las ofrendas.
Sin embargo, a pesar de conservar esta tradición hasta nuestros días, el Día de Muertos se ha visto obligado a compartir su espacio con una celebración de origen pagano: Halloween, que irrumpe en el país en los noventas y con el paso de los años ha expandido su influencia.
En la actualidad ambas festividades coexisten como manifestaciones culturales distintas, pero que se complementan, pues es común ver a los niños ayudar a colocar una ofrenda y disfrazarse para pedir dulces de casa en casa.
A pesar de que estas tradiciones fraternizan, existen rasgos que las diferencian. El más notorio radica en la actitud frente a las almas.
En el Día de Muertos se les ofrece a los no vivos comida y agua, incluso se les llama colocando fotografías en las ofrendas, mientras en el Halloween los disfraces de brujas, calabazas, demonios y fantasmas se utilizan para ahuyentar a los espíritus malignos.
Además, la primera tradición refuerza la identidad cultural de México y nos recuerda nuestra finitud, mientras el Halloween es una costumbre más cercana a la mercadotecnia, favorecida por la cercanía con Estados Unidos.