Desde 1974, el 5 de junio es considerado el Día Mundial del Medio Ambiente en un intento por concientizar a los gobiernos y ciudadanos de la importancia de proteger los recursos naturales del planeta.
Sin embargo, a la fecha el saldo no es positivo, pues el deterioro de los ecosistemas continúa en ascenso con incrementos en la temperatura, destrucción de áreas forestales y disminución de mantos acuíferos, así como de cuerpos de agua.
Es el caso de la laguna de Valle de Bravo, presa que forma parte del Sistema Cutzamala, el cual suministra de agua potable a la zona metropolitana de la Ciudad de México y al Valle de Toluca.
El descenso en el nivel del agua de este sistema hidrológico preocupa por la actual temporada de estiaje, que se ha agravado con temperaturas a la alza.
Para grupos ambientalistas estas condiciones deben se motivo de reflexión y no de discurso político, además de una profunda evaluación en las políticas ambientales instrumentadas en esta materia.
Por ejemplo, en el Estado de México ha existido una comisión para la cuenca del Río Lerma, afluente que desde hace décadas representa la pérdida de un ecosistema, pues hoy en día es espacio para la descarga de aguas negras y residuales, sin fecha para su posible saneamiento.
Incluso en alguna ocasión un secretario de Medio Ambiente propuso investigar las causas del mal olor de este río, lo cual ilustra la brújula con la cual se abordan los temas ambientales.
Un reciente reporte de la firma Carbon Disclosure Project señala que aproximadamente 100 empresas son responsables del 71 por ciento de la emisión de gases de efecto invernadero en el país.
Por ello, la industria también juega un papel fundamental en la preservación del medio ambiente, amén de la contaminación generada por los automotores.
Por todo lo anterior, hoy más que celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente, debe ser motivo para recordar que cada vez tenemos menos ambiente. *