/ lunes 3 de julio de 2017

Diableros de la Central de Abasto, los amos del viene viene

Toluca, México.- -¡Hay va elgolpe! -grita a diario Gregorio Basilio, o "El Pelón", como leconocen más en la Central de Abasto de Toluca, cargado con más de300 kilos en su diablo, con el que se gana la vida desde hace cincoaños; su forma de obtener unas monedas es cargando bultos, suoficio, rudo y de resistencia como el de pocos, es serdiablero.

"Soy de peso completo paraaguantarle a esto, que es de maña, de saberle a la maniobra paralevantar la carga", explicó Gregorio, cargador de la nave E de laCenabasto.

Antes de las 4:00 horas, llegahasta la bodega, donde resguarda su diablito, para atender a susprimeros clientes, que ya lo conocen y lo buscan.

La chamba es por tradición de las4:00 a las 7:00 horas, cuando llegan los abarroteros a abastecerse,por eso en su oficio se madruga, esa es la ley y la reglabásica.

"Cuando te agarran sin calentar,la verdad sí te das tus torzones, un hombro o la cintura, pero yadepende si te toca algo ligero como el tomate, puedes calentar perosi te toca un bulto de papas, ahí si es duro", comentó eldiablero, en una charla ligera luego de tomar un rato de descanso.Para luego continuar.

-¿Cuántos kilos carga en sudiablo?

-¡Muchos! unos tres cuartos detonelada por lo menos, -asegura "El Pelón", que lleva laexperiencia en los callos de sus manos. En su oficio, losaccidentes son de todos los días.

"Aquí hay que saberle, hay muchosque ir a prisa corren y se accidentan, se les va la carga y echan aperder la mercancía del cliente, también hay que saber colocarlos bultos", reitera.

Los "amos del viene viene", por loregular están distribuidos en las naves del fondo, donde se surtenlos mayoristas, ahí se instalan en los largos pasillos de laCenabasto, a mitad de las verdulerías, las semillas, loscárnicos, donde los conocen bien por su número dediablo.

Magdaleno lleva el 374 A y ElPelón tiene el número 552 A, otro de los diableros de las naves,cada uno identificado, para evitar a los piratas.

"Yo tengo más de veinte años conmi diablito, me he ganado mi derecho, pero hay muchos que vienen ainvadir, pagan un cuota más para que los dejen entrar y nos quitanla chamba", lamenta el cargador, que a pesar de su edad, se mirafuerte, sin los músculos atrofiados.

Quieren fuera a lospiratas del diablito

Magdaleno asegura que cada mespagan 250 pesos como parte de la cuota que les obligan para dar susservicio, pero que los invasores, doblan esos pagos para poderganar clientes.

Los queestamos de forma derecha pagamos al mes, pero los piratas hacenmala competencia y pagan por semana cien y hasta doscientos pesospara que los encargados de la administración los dejentrabajar”, externó el diablero que lleva más de 20 años en suoficio.

Según explicó Gregorio, sonalrededor de mil cargadores registrados con número de diablito ycredencial, pero actualmente los invasores los superan ennúmero.

Está duro conlos piratas, nos ganan los clientes y hacen mal trabajo, sinosotros somos mil, ellos son dos mil”, dijo ElPelón.

Pero aún así, sobreviven en suoficio, entre el viene viene, la mala competencia y los kilos quearrastran, los diableros de la Central de Abasto hacen su chamba, ala que pocos resisten y le saben, dicen don Magdaleno yGregorio.

-¡Al cliente lo que pida y adonde pida! este es nuestro trabajo y aquí no la vivimos, afirmaEl Pelón, luego de tomar un descanso y continuar con su rutinadiaria en la selva de las cargas y pasillos transitados de lacentral.

Toluca, México.- -¡Hay va elgolpe! -grita a diario Gregorio Basilio, o "El Pelón", como leconocen más en la Central de Abasto de Toluca, cargado con más de300 kilos en su diablo, con el que se gana la vida desde hace cincoaños; su forma de obtener unas monedas es cargando bultos, suoficio, rudo y de resistencia como el de pocos, es serdiablero.

"Soy de peso completo paraaguantarle a esto, que es de maña, de saberle a la maniobra paralevantar la carga", explicó Gregorio, cargador de la nave E de laCenabasto.

Antes de las 4:00 horas, llegahasta la bodega, donde resguarda su diablito, para atender a susprimeros clientes, que ya lo conocen y lo buscan.

La chamba es por tradición de las4:00 a las 7:00 horas, cuando llegan los abarroteros a abastecerse,por eso en su oficio se madruga, esa es la ley y la reglabásica.

"Cuando te agarran sin calentar,la verdad sí te das tus torzones, un hombro o la cintura, pero yadepende si te toca algo ligero como el tomate, puedes calentar perosi te toca un bulto de papas, ahí si es duro", comentó eldiablero, en una charla ligera luego de tomar un rato de descanso.Para luego continuar.

-¿Cuántos kilos carga en sudiablo?

-¡Muchos! unos tres cuartos detonelada por lo menos, -asegura "El Pelón", que lleva laexperiencia en los callos de sus manos. En su oficio, losaccidentes son de todos los días.

"Aquí hay que saberle, hay muchosque ir a prisa corren y se accidentan, se les va la carga y echan aperder la mercancía del cliente, también hay que saber colocarlos bultos", reitera.

Los "amos del viene viene", por loregular están distribuidos en las naves del fondo, donde se surtenlos mayoristas, ahí se instalan en los largos pasillos de laCenabasto, a mitad de las verdulerías, las semillas, loscárnicos, donde los conocen bien por su número dediablo.

Magdaleno lleva el 374 A y ElPelón tiene el número 552 A, otro de los diableros de las naves,cada uno identificado, para evitar a los piratas.

"Yo tengo más de veinte años conmi diablito, me he ganado mi derecho, pero hay muchos que vienen ainvadir, pagan un cuota más para que los dejen entrar y nos quitanla chamba", lamenta el cargador, que a pesar de su edad, se mirafuerte, sin los músculos atrofiados.

Quieren fuera a lospiratas del diablito

Magdaleno asegura que cada mespagan 250 pesos como parte de la cuota que les obligan para dar susservicio, pero que los invasores, doblan esos pagos para poderganar clientes.

Los queestamos de forma derecha pagamos al mes, pero los piratas hacenmala competencia y pagan por semana cien y hasta doscientos pesospara que los encargados de la administración los dejentrabajar”, externó el diablero que lleva más de 20 años en suoficio.

Según explicó Gregorio, sonalrededor de mil cargadores registrados con número de diablito ycredencial, pero actualmente los invasores los superan ennúmero.

Está duro conlos piratas, nos ganan los clientes y hacen mal trabajo, sinosotros somos mil, ellos son dos mil”, dijo ElPelón.

Pero aún así, sobreviven en suoficio, entre el viene viene, la mala competencia y los kilos quearrastran, los diableros de la Central de Abasto hacen su chamba, ala que pocos resisten y le saben, dicen don Magdaleno yGregorio.

-¡Al cliente lo que pida y adonde pida! este es nuestro trabajo y aquí no la vivimos, afirmaEl Pelón, luego de tomar un descanso y continuar con su rutinadiaria en la selva de las cargas y pasillos transitados de lacentral.

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