Don Mateo, más de medio siglo “gritando” la suerte de los amantes del juego en Tejupilco

Diariamente comienza desde las 17:00 horas y finaliza hasta las 22:00 horas

Rodrigo Miranda

  · sábado 15 de septiembre de 2018

Foto: Mariano Soriano


Tejupilco, México.- “Corre y va corriendo con el borracho, el camarón, la mano, la calavera, la muerte, la botella, buena con la botella”, es la voz que sale de cada corrida de lotería que emite don Mateo, un personaje sureño que detrás de su sombrero de palma y sus casi 95 años de edad, tiene en sus manos y su voz, la suerte de quienes acuden a diario a la cita en la plaza central de Tejupilco para internarse en las tablas de lotería.

A las cinco de la tarde -ni un minuto más ni un minuto menos- don Mateo acompañado siempre de su esposa y ahora sus nietos, comienzan con el “concierto”. A su alrededor maestras jubiladas o sureños agobiados por el rudo trabajo de la tierra, escuchan con atención y clavan su mirada en las coloridas figuras de sus tablas de lotería. Sus manos se mueven al compás de la melodía que sale de la voz ya cansada, de don Mateo.

Foto: Mariano Soriano

“Ya correla Mateo, ya correla”, le reclamaba desde un rincón una mujer que es prácticamente de las clientes distinguidas, de aquellas que nunca falla a la cita y por ello, han decidido fabricar sus propias tablas y traer consigo sus brillantes gemas de cristal para diseñar su suerte.

Don Mateo -quien se encuentra próximo a cumplir 95 años de edad-, se pega a un micrófono, de edad avanzada, conectado a unas bocinas que intentan competir con el sonido que anuncia un baile regional en la zona.

En la zona del concierto el público esta expectante. Los pedazos de madera recargados en varillas de acero se convierten en la tribuna. Ahí, los espectadores ni siquiera parpadean, quizás dirigen su mano para tratar de matar a ese mosquito que les molesta, pero sin mover los ojos. Todos escuchan las notas, todos están al pendiente del movimiento del costal que carga entre sus manos, don Mateo.

Apenas y el director de la orquesta menciona “la calavera” y de inmediato los ojos del público se dirigen a la figura y disparan la piedra o la gema. Sin titubear siguen las armoniosas melodías y una vez que la suerte les sonríe, gritan ¡buena con la botella, buena con la botella!

De inmediato, el ayudante se mueve con ligereza al lugar y procede con el acorde, “buena con el borracho, la luna, la pera y la sandía”. Tras confirmar la aparición de la suerte, aparece el botín y le entregan a la afortunada los 40 o 60 pesos que se lleva a la bolsa por la corrida.

Una vez que termina la canción, viene la que sigue y la que sigue. Así transcurre el concierto que diariamente comienza desde las 17:00 horas y finaliza hasta las 22:00 horas. Otra y nos vamos, refiere una sureña de edad que quiere seguir jugando.

En los alrededores de donde se lleva a cabo el concierto, los elotes, esquites, atole de arrayan, las tradicionales nieves y hasta los burritos, forman parte de la estampa sureña. Inclusive el impregnante olor a queso que se expande por los portales de este lugar, llega al escenario.

Por las calles aledañas ni la presencia de la Marina roba la atención de aquellos sureños -generalmente de edad avanzada- que devoran la tarde jugando lotería, que consumen cinco horas de su día coqueteandole a la suerte.

Foto: Mariano Soriano

“Hoy me llevé como 70 pesos, pero generalmente pierdo. Una vez entre mi mamá y yo perdimos hasta 200 pesos cada una, pero una vez también ganamos 200 pesos. Así es la suerte”, platicó una joven que terminó la tardeada acompañada de su hijo.

Una vez que el reloj marcó las 22:00 horas, don Mateo caminó de un restaurante cercano ayudado por una andadera y una vez que sus nietos y su esposa lo vieron llegar, procedieron a dar la corrida final.

“La buena con la bandera, el barril, el tambor y el melón”, ya con voz un poco cansada confirma la jugada y entrega el botín. Una vez que llega el final, todos las jugadoras se despiden del día, Adiós Mateo mañana nos vemos y don Mateo sólo levanta la mano, para luego recargarla a su andadera y esconder su agotada mirada debajo del sombrero sureño.


Don Mateo, casi medio siglo de dirigir la lotería

Aunque trabajó como albañil y campesino, ni la edificación de viviendas ni el labrar la tierra fueron su destino. Jamás se imaginó que el valiente, la muerte, el diablo, la luna, el sol y la pera, marcarían su vida.

En una charla, don Mateo platicó que su primer acercamiento con este juego de azar fue como jugador, ya posteriormente con el paso de los años comenzó de ayudante, hasta que finalmente se quedó como responsable de este tradicional juego.

Desde que comencé con esto de la lotería siempre me ha acompañado mi esposa, llevamos más de 50 años de casados y seguimos juntos. Hemos tenido altas y bajas, pero aquí seguimos, hasta que Dios nos permita seguir, pues la vida para siempre

Indicó que en este medio siglo de dirigir la suerte de muchos sureños, ha visto pasar varias administraciones municipales y con todas ha cumplido en materia de impuestos, “pagamos mil mensuales y bueno cumplimos. La verdad si yo anhelo algo es que me pudieran otorgar un permiso de por vida, pues algo le tengo que dejar a mis nietos”, añadió don Mateo.

Foto: Mariano Soriano

Platicó que su clientela ya es constante y aunque existen días que hay más gente, siempre tienen público para la jugada, “nunca fallamos y cuando por tal circunstancia no llegamos, nos hablan por teléfono, ¿A qué hora don Mateo, lo estamos esperando?, me dicen”.

En la recta final de su vida, don Mateo sólo anhela un par de cosas: contar con un permiso de por vida para la lotería en Tejupilco y contar con un pie de casa para vivir acompañado de su esposa, “ojalá que Dios nos permita seguir juntos unos años más. Aunque siempre hay clientas que me echan ojitos, mi corazón sólo es de mi esposa”, finaliza sonriendo al terminar su limonada.