La trata de personas es el tercer negocio ilícito más lucrativo después del tráfico de drogas y de armas; las mujeres (incluidas menores de edad) son quienes representan poco más de 72% de las víctimas, afirmó María Fernanda Cortés Mendoza, integrante de la organización El Pozo de Vida A.C.
Esta situación demuestra la existencia de un corredor de mujeres desaparecidas en Tecámac, Coacalco, Tultitlán, Cuautitlán y Ecatepec, y de otro conocido como "Ciudad Padrote", el cual abarca Tlaxcala y Puebla, aseguró la activista.
En cuanto a la procedencia de las víctimas, Cortés Mendoza detalló que 33% es de la Ciudad de México; 15% del Estado de México; 10 por ciento de Puebla; 5% de Jalisco y 4% de Guerrero, aunque las hay de todas partes del territorio nacional.
En este sentido México está dentro de los 25 países con mayor incidencia en este delito y a pesar de que existen datos poco precisos, debido a la falta de documentación y denuncias formales, las estimaciones prevén que hay más de 500 mil víctimas, de las cuales 70 mil son menores de edad y alrededor de 50 mil se encuentran en zonas fronterizas.
La trata de personas contempla diversos modos de abuso, pero a nivel continental entre 50 y 60 por ciento de las víctimas son obligadas a la prostitución, mientras que entre 15 y 40 por ciento son explotadas laboralmente, explicó la socióloga egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Los traficantes usaron las redes sociales en 22% de los casos siendo las principales Facebook e Instagram, aunque siguen operando de persona a persona en más del 53 por ciento de las veces.
Además 44 por ciento fue enganchada a través de una oferta engañosa de empleo y alrededor de diez por ciento fue víctima de alguna forma de enamoramiento, entre otras trampas.
El Pozo de la Vida A.C. también ha documentado que la explotación sexual no es la única manera de trata de personas, por ejemplo, existe la llamada “condición de siervo”, situación en la que un individuo ha sido reclutado para trabajar en algo, pero se le cobran cuotas muy elevadas de hospedaje, transporte y manutención en general, sometiéndolo a una deuda constante y forzándolo a pagar bajo condiciones agravadas de diverso tipo.
Otro proceder menos conocido es la mendicidad forzada que abusa sobre todo a niños y ancianos obligándolos a pedir limosna en las calles de la zona metropolitana del Valle de México.