Con su silbato siempre en la bolsa, el señor Chava sale a diario de su casa a bordo de su bicicleta en busca de cuchillos, tijeras o algún objeto para afilar y seguir sobreviviendo.
“El oficio de afilador nunca va a desaparecer, siempre hay algo que afilar y aunque en esta época de pandemia si hubo una baja de chamba, aquí seguimos”, mencionó don Salvador.
Actualmente a sus casi 70 años de edad, indicó, sigue saliendo casi diario de su domicilio ubicado en Santa Ana Tlapaltitlán para recorrer colonias y mercados de la ciudad.
“Aquí en mi bici traigo todo lo necesario para mi trabajo. Ser afilador es bonito y gracias a Dios todavía sigue habiendo trabajo”, expresó don Chava.
Recalcó que su jornada laboral comienza a las 07:00 horas y primero consiste en recorrer calles de colonias de la ciudad para luego acudir a los diferentes mercados.
“El silbato es de regla, solo así la gente sabe que vamos cerca y salen para solicitar nuestros servicios. Ya en los mercados nuestros clientes y ellos mismos nos piden cada cuando pasar”, detalló.
Sus clientes principales, mencionó, son los carniceros en un mercado, pues debido a su trabajo, ocupan cuchillos de todo tipo y por ende, en un servicio afilan hasta ocho o 10 cuchillos.
“Nosotros cobramos desde 10 pesos, ya depende del cuchillo u objeto que quieren afilar, pero la verdad que no es muy caro”, informó Salvador.
Afirmó que su oficio es muy bonito, pero también sacrificado, pues muchos piensan que es una labor muy sencilla y rápida, sin embargo, no se ponen a pensar en la pedaleada de la bicicleta.
“Nos han dicho a poco ya terminó y les contestamos, si pero nosotros ya venimos recorriendo calles y mercados, además la bici tenemos que adaptarla y eso no es nada sencillo”, añadió.
En su caso, explicó que por muchos años trabajó en una fábrica, pero al quedarse sin empleo, optó por entrarle de afilador y a la fecha, dicha actividad la ejerce desde hace 30 años.
El ejercicio diario de la bicicleta, subrayó, le ha permitido mantenerse en forma y por lo mismo, presumió que a sus casi 70 años se siente muy bien.
“A mi me acompaña esta botellita de alcohol, para cuando me canso, me echo un pegue y con eso a seguirle. Es una buena terapia”, dijo sonriendo.
Ojalá, enfatizó don Chava, cómo es conocido en el Mercado 16 de Septiembre de la ciudad de Toluca, su oficio nunca desaparezca, y eso dependerá de la gente.
“Mientras hay algo que afilar, ahí vamos a estar”, dijo convencido don Chava, quien cobró sus 10 pesos de un servicio y se marchó del área de jugos y licuados, del Mercado 16 de Septiembre.