Encima de un montículo de tierra, absorbido por la maleza, un muñeco de Superman (cuya capa se encuentra carcomida) vigila el camposanto mientras detrás de él se observa una pequeña cruz y algunos camioncitos.
"Así se los dejan las familias, nadie los toca”, explica uno de los encargados de arreglar las tumbas quien, además, añade que son más comunes durante estas fechas.
En el panteón municipal de Toluca hay un pasillo especial destinado para las tumbas de los niños. Dicho lugar, que a primera vista luces hasta cierto punto tétrico y desalentador, suele llenarse de colores en estas fechas con la presencia de globos, pelotas y rehiletes multicolores que son arrebatados por el viento que cruza de norte a sur en el cementerio.
En estos días comienzan a venir a quitar la maleza y limpiar los juguetes.
En dicho lugar, ubicado a unos cuantos metros de la fosa común, se encuentra una tumba en la que dos peluches están envueltos entre el pasto y sobre él hay unas pelotas y algunos globos desinflados tal y como sucede con una tumba vecina la cual aparentemente fue arreglada recientemente con un peluche de ratón, un unicornio de plástico, dos sonajas, dos muñecas y un rehilete que gira por ratos.
Son recuerdos que duran años, en todas las tumbas de niños hay juguetes.Previo al Día de Muertos la mayoría de las tumbas comienzan a resaltar específicamente las tumbas de los pequeños quienes son las primeras que se visitan y velan de acuerdo con las creencias sobre esta tradición.
“Uno viene a limpiar, te pagan unos trescientos pesos por quitarle la hierba y acomodar la tierra para las ofrendas y velaciones. Es triste porque son almas inocentes”, dice el cuidador de tumbas.
Los vientos del sur soplan ligeramente lo cual, según los cuidadores del panteón, significa el arribo de las pequeñas almas que llegan al panteón.