Toluca, México.- “De haber más filtros en el operativo alcoholímetro, mi hija no hubiese muerto”, fueron las palabras de una madre después de que su principal razón de vivir se estrelló en su auto a la entrada de Paseo Tollocan y falleció. Esta historia se repite continuamente, pues los jóvenes, hombres y mujeres han incrementado el consumo de alcohol, lo que se traduce en más accidentes y muertes.
Aunado a esto, hay personas que tratan de evadir el operativo “Conduce sin alcohol” y terminan en un Ministerio Público, hospital o una plancha del Servicio Médico Forense (Semefo), pese a que sólo tendrían que permanecer 12 horas en el “diablito”.
Mientras algunas personas se comunican entre sí para evadir los filtros del alcoholímetro, para otros el “diablito” es un refugio para su soledad y tristeza, sobre todo en la época navideña, pues hay quien llega a decir que está bebido y no puede manejar sólo para obtener un poco de compañía, además de que también disfruta de una cena.
El principal objetivo del alcoholímetro no es sancionar, sino salvar vidas, por ello hay padres que agradecen recoger a sus hijos o familiar en el “diablito” y no en un hospital, Semefo o Ministerio Público, señaló Leticia Fernández González, subdirectora de Justicia municipal de Toluca.
Hay personas que llegan a pretender pagar una multa para tratar de evadir el resguardo de 12 horas, pues es el tiempo que el organismo digiere el alcohol; sin embargo, al enterarse de que no hay que pagar ninguna multa, sólo esperan el mediodía para salir; el 80% al final lo agradece.
Cuando se detecta que la persona que conduce alcoholizada sobrepasó los .40 mililitros de alcohol contenido en el aire aspirado que se almacena en los pulmones a través de los filtros, es retenida y el vehículo es llevado al corralón, lo que implica pago de arrastre y depósito de la unidad, explicó.
En lo que va del año son cerca de 900 personas las que han sido resguardadas en el “diablito”; sin embargo, en estas fechas aumenta casi un 15%, por lo que los filtros son permanentes. Del total, 60% son hombres y el 40%, mujeres.
El trato desde que la persona realiza la prueba del alcoholímetro es con total respeto a sus derechos humanos; se les realiza examen de salud y se les envía al espacio de resguardo, el cual cuenta con las medidas de seguridad adecuadas para evitar cualquier situación.
Cada uno de estos espacios cuenta con colchones para que la persona pueda descansar, a quien generalmente se le proporciona alimentos a fin de que se recupere, como son chilaquiles, pan, café y agua; aunque en época decembrina el menú es acorde a la fecha.