La contaminación e insalubridad que se está viviendo en la Presa Lago de Guadalupe en Cuautitlán Izcalli preocupa a los vecinos quienes advierten que de no actuar en un plan integral para sanearlo, se podría sufrir una contingencia entre la población que vive en sus alrededores.
Colonos de los fraccionamientos Bosques del Lago, Lago de Guadalupe y Campestre del Lago, temen por su salud y patrimonio, que podrían verse afectados por esta situación.
Señalan que años atrás fue un gran atractivo para miles de patos, garzas y pelícanos, entre otras aves, sobre todo en la temporada de invierno, ahora está convertido en un colector de aguas negras del Valle de México con olores fétidos.
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“Hemos visto muchas aves muertas, además la basura esta vez se ha acumulado por montones en las inmediaciones del lago”, expuso Lorena Suárez, vecina del lugar.
Mencionan su preocupación, pues a diferencia de otros años no han llegado garzas ni pelícanos, cuyo arribo se convertía en un espectáculo para los visitantes de la zona y los habitantes de Izcalli.
Los colonos afirman que la presa alcanza en temporada de lluvia un espejo de agua de 450 hectáreas y almacena hasta 66 millones de metros cúbicos, y durante el año cientos de visitantes son atraídos por la vida silvestre y el espejo de agua que hoy alberga lodo y fango de las descargas residuales, detallan los vecinos.
Estimaron que a la cuenca llega una descarga de más de 14 millones de metros cúbicos de aguas residuales que han matado a más de 500 patos, sus principales habitantes, los cuales además son un atractivo para el turismo. El lago de Guadalupe tiene una superficie de mil 740 hectáreas, incluidas la zona forestal, cañadas y ríos de alrededor.
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Luisa Sosa, vecina de Campestre de Lago explica que pese a que el 13 de octubre de 2004 el gobierno del estado de México decretó la creación del Parque estatal santuario forestal y del agua presa de Guadalupe, la declaratoria no ha frenado la devastación de la reserva ecológica. Señala que la población de peces está en proceso de extinción y el arribo de aves migratorias se ha reducido.
Los vecinos aseguran que estudios del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) han advertido la presencia de enfermedades contagiosas, como fiebre aviar y Newcastle, sin efectos en los humanos, pero que están acabando con los patos y pelícanos .
Roberto Espinosa, de la asociación ecologista Aquabiospera e Ingeniero Químico especializado en estudios de agua, informó que autoridades federales, estatales y municipales, por más de tres décadas y con todo tipo de estudios aportados por instituciones especializadas en la materia, no terminan de entender que el mayor problema de la reserva ecológica es la descarga de aguas negras al estanque.
Refirió que estudios de la UNAM y los que él mismo ha elaborado advierten del alto grado de contaminación del lago de Guadalupe con presencia de amoniaco (orines), materia orgánica (heces fecales) y bacterias, así como ausencia de oxígeno, condiciones que ponen a la presa al borde de su desaparición.
Explicó que, por su posición geográfica, el lago recibe descargas de los ríos San Idelfonso, Xinté, San Javier, que en su origen son afluentes de aguas cristalinas, pero al cruzar por los municipios de Nicolás Romero, Cuautitlán Izcalli y Atizapán de Zaragoza, reciben aguas negras convirtiéndose en cloacas al aire libre.