Miedo, ansiedad y estrés son sólo algunas de las emociones que las personas que se someten a pruebas de detección de Covid-19 viven antes, durante y después de someterse al proceso que, para algunos, además de ser incómodo es doloroso.
Vianey González, de 19 años, comenzó a presentar síntomas de Covid un martes por la tarde; la sensación de tener gripa, poco a poco le fue invadiendo su cuerpo, sin embargo, los signos de alarma se encendieron por completo cuando además del malestar que ya tenía comenzó a tener temperatura de 38 grados, picazón en la garganta y dolor de cabeza.
“Tengo dos hijas pequeñas así que en todo momento me estuve cuidando precisamente para evitar que ellas se enfermaran. Tú me puedes preguntar ahora mismo en dónde creo que me contagié, pero no lo sé, porque como te dije, siempre me estuve cuidando y no sé en qué momento el virus pudo entrar en mí”, comentó la joven madre de familia, quien comparte vivienda con sus padres, su hermano menor y sus dos hijas.
La familia de Vianey, inmediatamente tomó la decisión de aislarla, por lo que le fue asignada una recámara. Cerca de 48 horas después de comenzar a presentar síntomas de Covid, a la joven le fue practicada una prueba rápida con hisopos nasofaríngeo. Tan sólo minutos después le fue revelado el resultado positivo.
“Tuve miedo, mucho estrés y ansiedad. Con todo lo que se ha dicho del Covid, piensas que de tenerlo pasará lo peor. En mi caso, hace poco tuve indicios de dengue hemorrágico porque estuve en una zona caliente en donde proliferan estos insectos y eso me dejó las defensas muy bajas, así que cuando supe que tenía Covid llegué a creer que me iba a morir”, explicó Vianey.
Tras recibir su resultado confirmatorio, Vianey fue atendida por una doctora que trabaja en el sector privado, quien le recetó una serie de medicamentos para ayudarla a mantenerse estable.
Luchando con los síntomas y la soledad
Los síntomas más severos que presentó Vianey al momento de padecer Covid-19 fue la fiebre, el dolor de cabeza, el dolor de garganta y tos seca.
“Era muy desesperante porque de momentos sentía que me ahogaba, no podía respirar. Lo más que llegó a bajar mi saturación fue al 88 y 89% así que no fue necesario usar oxígeno de apoyo, pero sí me estaba checando de manera constante para ver que no cayera más”, señaló a En Sol de Toluca.
Durante su convalecencia en casa, Vianey también tuvo que luchar con la soledad, pues no podía ver a sus hijas, ni a sus padres, ni a su hermano.
“Por lo mismo del aislamiento no los veía, no veía a nadie. Estábamos en la misma casa pero sin vernos. Mi madre me hablaba por teléfono para saber cómo me sentía o si necesitaba algo, pero la noche de navidad y el año nuevo la pasé sola. En casa no hubo celebración, no había nada qué celebrar porque ellos (sus familiares) tenían miedo de haberse contagiado también.
“Durante el día no hacía otra cosa más que estar acostada, tratar de dormir y descansar, pero era muy complicado porque me sentía mal. Extrañaba a mis hijas y también las escuchaba llorar de que querían verme, querían que las abrazara, pero yo no podía”.
Pese a ser parte de la población de riesgo debido a la obesidad y el sobre peso que tiene, Vianey logró superar el Covid-19 y para el 15 de enero recibió su alta.
“Cuando me dijeron que ya podía salir del encierro fui la más feliz del mundo. Lloré de felicidad porque ya tenía muchas ganas de ver a mis hijas, a mis padres, a mi hermano. Tenía muchas ganas de salir y respirar el aire fresco afuera, no por la ventana”, aseguró la entrevistada, quien pese a contar con su alta médica, debe tener ciertos cuidados para complementar su recuperación.
Los beneficios de tener una prueba negativa
Jorge Reyes es una de las personas afortunadas de ser sometido a pruebas rápidas de detección de Covid en su centro laboral, y recibir un resultado negativo en reiteradas ocasiones.
“Estuve en contacto con muchas personas debido a mi trabajo, trabajo en la industria audiovisual, ahí me sometían a pruebas rápidas cada sábado, por medio de los hisopos que meten en las cavidades nasales. Al ser un proceso completamente nuevo y desconocido, sí es molesto y a veces hasta doloroso, pero todo era por mi bien y el de las personas con las que convivo en mi casa”, contó en entrevista para El Sol de Toluca.
Pese a ello, mencionó que también debe hacer filas para poder someterse a la prueba, pues pertenece a un equipo de trabajo integrado por no menos de cien personas en el cual, ya se han registrado casos positivos de Covid-19.
“A todos los trabajadores nos van citando a determinada hora para evitar aglomeraciones, pero en lo que toman las pruebas y van llegando las personas citadas, nos vamos juntando y tenemos que hacer filas para poder tomar nuestro turno, siempre verificando guardar la sana distancia, pero sí, ya ha habido casos positivos detectados en el equipo y cuando es así, envían a confinamiento a quienes hayan estado cerca de esa persona”, explicó.
Al ser cuestionado sobre el proceso de la prueba, Jorge asegura que las emociones están a flor de piel.
“Cuando estamos en horario laboral debemos usar cubre bocas y caretas al mismo tiempo durante toda la jornada, incluso utilizamos cubrebocas de color negro dependiendo si estás negativo en la prueba o en gris si todavía no te la han realizado. A personas externas que no están en el equipo se les proporciona en color blanco, así que estamos muy bien cuidados, pero el virus está atento a cualquier tipo de descuido que pueda uno cometer”, narró el hombre de 40 años.
Cabe mencionar que en la entidad mexiquense el coronavirus del 2019 ha registrado un total de 168 mil 194 casos positivos y 21 mil 537 defunciones, al corte del 17 de enero de la Secretaría de Salud estatal.