/ martes 20 de septiembre de 2022

El otro rostro de Ricardo Sodi: un hombre de familia, de leyes y tradiciones

Coleccionista de libros, de monedas y de firmas, le encanta el ping pong y andar en bicicleta

El titular del Poder Judicial mexiquense, Ricardo Sodi Cuéllar no solo es un hombre de leyes, sino también de tradiciones y disciplinado. Amante de su familia, de la buena comida, de la lectura, y de la historia. Disfruta los toros, andar en bicicleta, tiene algunas colecciones para presumir, como una biblioteca de nueve mil ejemplares y 16 libros publicados.

Su familia es de abogados: un bisabuelo presidente de la Suprema Corte y ministro de justicia; su padre, hermano, dos de sus hijas y su esposa dedicados a esa profesión, y quienes en su familia no estudiaron Derecho, fueron médicos e ingenieros químicos principalmente. A él, jamás se le ocurrió tener otra profesión, aunque asegura que es muy bueno para las matemáticas.

Ricardo Sodi compartió momentos personales en una entrevista con El Sol de Toluca, en la cual platica sobre sus aficiones, gustos y valores y su interés por dar un rostro distinto al Tribunal Superior de Justicia para hacerlo más cercano a la gente.

Comoo parte de su actividad profesional se ha movido en las áreas del Derecho Fiscal, Financiero y Bursátil desde la perspectiva penal; el Constitucional y el Juicio de Amparo, acciones y controversias constitucionales, pero también en el procedimiento de extradición internacional y en el Derecho Militar, donde incluso ha sido defensor en casos de Consejo de Guerra y lo fue del último caso de pena de muerte en México.

Historia

El titular del Poder Judicial desde niño ha estado cerca de la política y de las leyes. Fue el menor de siete hermanos; por lo cual, platica, siempre fue el consentido, pues cuando era niño sus hermanas y hermanos ya eran profesionistas y se habían casado. De pequeño le llamaban Ricardo, Ricard, güero, o Sodi.

“Desde niño escuché hablar de política: mi padre estuvo muy vinculado a la política, mi familia en general; escuché hablar de leyes y de tradiciones mexicanas porque somos una familia muy arraigada en nuestro país.”

La primera vez que saludó a un presidente de la República, refiere, tenía siete años y fue a Gustavo Díaz Ordaz en su casa. De ahí, recuerda, ha saludado a todos los presidentes de la República, pues con todos se ha entrevistado, excepto con el actual, con quien no ha tenido la oportunidad.

Se define como una persona que ama a su país, del cual, asegura, nunca se iría. “Así haya una revolución como la que vivimos en 1913 yo no me voy de México. Este es mi país”, asegura.

Su familia

Sodi está convencido de que la familia es fundamental y el único apoyo real, pues a “la hora de la hora” los amigos no siempre responden. Asegura que siempre ha tratado de guardar un equilibrio en su trabajo para ver a su familia.

Sus jornadas diarias son de trabajo desde temprano: “mi jornada empieza 5:45 del a mañana todos los días que me levanto. Doy clase a las 7:00 de la mañana y termino normalmente a las 8:30 o 9:00 de la noche. No soy de esos funcionarios públicos que se queda aquí hasta la una o dos de la mañana”.

Consciente de que se requieren espacios libres, pide a todo el personal salir de vacaciones, procura no salir muy noche entre semana y la mitad del sábado y el domingo hasta la noche son familiares y los disfruta.

Su familia, señala, es muy bonita y estar con ella es un valor que se ha perdido, por lo cual, en la mesa está prohibido tener celulares.

Con sus hijas, dice, tiene muy buen trato y platican muy a gusto, y una tradición que disfruta es la sobremesa, la cual es abundante y bonita, sobre todo los fines de semana, pues vive en Huixquilucan, pero trabaja principalmente en Toluca. “Procuramos cenar el viernes en la noche y el sábado o domingo hacer una comida familiar”.

Confiesa que en algunos momentos también disfruta mucho estar solo en ensimismamiento.

Amante del Derecho y de la lectura

A Sodi le encanta el Derecho, es estudioso de la historia de México y del mundo. Su principal afición es la lectura, sobre todo de la historia de México, novelas y política.

“Tengo la imagen de mi padre siempre con un libro en el buró. Yo exageré porque tengo como tres o cuatro, se van acumulando y si hay un libro que no me gusta antes lo leía por disciplina, ahora digo no me va a dar tiempo: para afuera y el que sigue. Soy un buen lector”.

Su ejemplo, dice, ha generado que sus hijas también sean lectoras y tiene a sus autores favoritos: Mario Vargas Llosa y Arturo Pérez Reverte. Lee en español, inglés, en alemán y en francés. Aprendió a hablar alemán desde los cuatro años de edad y le gusta leer en el idioma original. También lee mucho sobre Derecho Constitucional.

Sin embargo, platica, no tiene la costumbre de releer, solo lo ha hecho con el Quijote: la primera vez de forma obligatoria y la segunda por placer. Anotar cuándo leyó un libro y escribir un comentario son parte de sus tradiciones. Dos de sus hijas son abogadas y una ingeniera química, casualmente a quien más le gusta leer.

También le gusta ir en familia al centro de la Ciudad de México a caminar el fin de semana: a comprar libros, a buscar chácharas y a veces comen allá.

Biblioteca

Presume que tiene una biblioteca muy buena de cuatro generaciones: heredada y personal con unos nueve mil ejemplares. Está catalogada y se va renovando.

Incluye un fondo antiguo, primeras ediciones de varias obras de la Historia de México, libros de mucho valor, cartas escritas por personajes como Benito Juárez y Porfirio Díaz a sus parientes, enciclopedias, una Biblia de 1780, el primer Diccionario de la Lengua Española editado y cosas muy valiosas por lo que significan para él.

Su biblioteca, dice, está viva, depurada, pues es un proyecto personal de lectura y de cultura, donde no solo es sumar y sumar libros. Cuando menos, afirma, ha ojeado los nueve mil libros.

Su profesión

El presidente del Tribunal Superior de Justicia platica que se formó en el litigio y después entró al tribunal. Llegó a ser presidente del Tribunal sin carrera judicial.

“Como litigante yo me formé en el litigio, sé litigar, me gusta litigar, me gusta formar casos y fue después que yo entré al tribunal. Yo no soy de carrera judicial, yo soy de entrada lateral; es decir, yo después de ser litigante muchos años tuve la oportunidad de entrar y la verdad lo aprecio mucho.

“Es una gran oportunidad de vida que he tenido, estoy feliz; es el empleo y el puesto más bonito que he tenido en toda mi vida, es un buen momento de mi familia, personal y laboral. Estoy en una posición donde puedo servir, donde puedo ser creativo y a mí me gusta ser creativo”, comentó.

Lo ejemplifica en su labor diaria donde realiza eventos, elabora proyectos nuevos, como el recientemente anunciado para la renovación del Código Penal y la creación de una nueva política criminal para el Estado de México. “Me gusta mucho construir, me gusta mucho servir y también me gusta ser ordenado en mis cosas”.

Primero fue litigante y después magistrado, pero afirma que siempre ha buscado ser objetivo, pues un abogado, describe, es un hombre de cultura y debe tomar decisiones sin intentar quedar bien con las personas.

Aficiones

Ricardo Sodi, además de la lectura tiene otras aficiones: le gustan los toros e ir a la plaza, disfruta mucho jugar ping pong, para lo cual, asegura, es bueno y hasta “le apuesta el domingo a quien quiera”. Otro deporte que disfruta mucho es andar en bicicleta.

En general, comenta, le gusta practicar, pero no ver el deporte, a menos que sea un partido de mundial de la selección mexicana o que sus amigos lo inviten al estadio.

Otra de sus aficiones es coleccionar firmas originales de ex presidentes del país: desde Agustín de Iturbide, Guadalupe Victoria, muchas dirigidas a su familia. A veces compra las que no tiene.

También colecciona monedas, soldaditos, y de estos últimos tiene una colección documentada, pues algunos son de 1840, muchos heredados que incluyen cañones y fuertes.

Conserva juguetes de cuando era niño: algunos en sus cajas abiertas, porque jugó con ellos, y tiene autopistas, pero uno de los favoritos es un tren que le regalaron cuando era muy niño. Ya ha diseñado una maqueta para colocarlos.

También le gusta la buena bebida y la buena comida “es muy fácil darme gusto: me gusta todo lo bueno y en abundancia. Como todo, es mi problema que soy tragón, que disfruto la comida y lo que me pongan enfrente: me gusta desde tacos hasta caviar. Toda la escala de la comida me gusta, pero más que la comida me gusta la compañía, la charla”.

Giras

Durante las giras que realiza en los juzgados del Estado de México comenta que se mete a las filas para platicar con la gente y ha sostenido diálogo con todas las organizaciones, pero sobre todo, escucha, algo que antes no se hacía pues el Poder Judicial era hermético y cerrado. “Lo importante es saber escuchar y saber entender”, comenta.

Realiza giras cada que puede y busca transmitir una imagen de que la justicia es transparente, ha impulsado los medios alternos y está convencido de que deben renovarse y capacitarse de manera constante.

El Futuro

Sodi comparte que cuando concluya como presidente del Tribunal Superior de Justicia seguirá como magistrado seis meses más, pues tras ese periodo termina su nombramiento de 15 años. Después retomará sus actividades académicas y más adelante en un despacho.

Aclara que su familia trabaja en un despacho, pero solo llevan asuntos materia federal y ninguno del fuero común.

El titular del Poder Judicial mexiquense, Ricardo Sodi Cuéllar no solo es un hombre de leyes, sino también de tradiciones y disciplinado. Amante de su familia, de la buena comida, de la lectura, y de la historia. Disfruta los toros, andar en bicicleta, tiene algunas colecciones para presumir, como una biblioteca de nueve mil ejemplares y 16 libros publicados.

Su familia es de abogados: un bisabuelo presidente de la Suprema Corte y ministro de justicia; su padre, hermano, dos de sus hijas y su esposa dedicados a esa profesión, y quienes en su familia no estudiaron Derecho, fueron médicos e ingenieros químicos principalmente. A él, jamás se le ocurrió tener otra profesión, aunque asegura que es muy bueno para las matemáticas.

Ricardo Sodi compartió momentos personales en una entrevista con El Sol de Toluca, en la cual platica sobre sus aficiones, gustos y valores y su interés por dar un rostro distinto al Tribunal Superior de Justicia para hacerlo más cercano a la gente.

Comoo parte de su actividad profesional se ha movido en las áreas del Derecho Fiscal, Financiero y Bursátil desde la perspectiva penal; el Constitucional y el Juicio de Amparo, acciones y controversias constitucionales, pero también en el procedimiento de extradición internacional y en el Derecho Militar, donde incluso ha sido defensor en casos de Consejo de Guerra y lo fue del último caso de pena de muerte en México.

Historia

El titular del Poder Judicial desde niño ha estado cerca de la política y de las leyes. Fue el menor de siete hermanos; por lo cual, platica, siempre fue el consentido, pues cuando era niño sus hermanas y hermanos ya eran profesionistas y se habían casado. De pequeño le llamaban Ricardo, Ricard, güero, o Sodi.

“Desde niño escuché hablar de política: mi padre estuvo muy vinculado a la política, mi familia en general; escuché hablar de leyes y de tradiciones mexicanas porque somos una familia muy arraigada en nuestro país.”

La primera vez que saludó a un presidente de la República, refiere, tenía siete años y fue a Gustavo Díaz Ordaz en su casa. De ahí, recuerda, ha saludado a todos los presidentes de la República, pues con todos se ha entrevistado, excepto con el actual, con quien no ha tenido la oportunidad.

Se define como una persona que ama a su país, del cual, asegura, nunca se iría. “Así haya una revolución como la que vivimos en 1913 yo no me voy de México. Este es mi país”, asegura.

Su familia

Sodi está convencido de que la familia es fundamental y el único apoyo real, pues a “la hora de la hora” los amigos no siempre responden. Asegura que siempre ha tratado de guardar un equilibrio en su trabajo para ver a su familia.

Sus jornadas diarias son de trabajo desde temprano: “mi jornada empieza 5:45 del a mañana todos los días que me levanto. Doy clase a las 7:00 de la mañana y termino normalmente a las 8:30 o 9:00 de la noche. No soy de esos funcionarios públicos que se queda aquí hasta la una o dos de la mañana”.

Consciente de que se requieren espacios libres, pide a todo el personal salir de vacaciones, procura no salir muy noche entre semana y la mitad del sábado y el domingo hasta la noche son familiares y los disfruta.

Su familia, señala, es muy bonita y estar con ella es un valor que se ha perdido, por lo cual, en la mesa está prohibido tener celulares.

Con sus hijas, dice, tiene muy buen trato y platican muy a gusto, y una tradición que disfruta es la sobremesa, la cual es abundante y bonita, sobre todo los fines de semana, pues vive en Huixquilucan, pero trabaja principalmente en Toluca. “Procuramos cenar el viernes en la noche y el sábado o domingo hacer una comida familiar”.

Confiesa que en algunos momentos también disfruta mucho estar solo en ensimismamiento.

Amante del Derecho y de la lectura

A Sodi le encanta el Derecho, es estudioso de la historia de México y del mundo. Su principal afición es la lectura, sobre todo de la historia de México, novelas y política.

“Tengo la imagen de mi padre siempre con un libro en el buró. Yo exageré porque tengo como tres o cuatro, se van acumulando y si hay un libro que no me gusta antes lo leía por disciplina, ahora digo no me va a dar tiempo: para afuera y el que sigue. Soy un buen lector”.

Su ejemplo, dice, ha generado que sus hijas también sean lectoras y tiene a sus autores favoritos: Mario Vargas Llosa y Arturo Pérez Reverte. Lee en español, inglés, en alemán y en francés. Aprendió a hablar alemán desde los cuatro años de edad y le gusta leer en el idioma original. También lee mucho sobre Derecho Constitucional.

Sin embargo, platica, no tiene la costumbre de releer, solo lo ha hecho con el Quijote: la primera vez de forma obligatoria y la segunda por placer. Anotar cuándo leyó un libro y escribir un comentario son parte de sus tradiciones. Dos de sus hijas son abogadas y una ingeniera química, casualmente a quien más le gusta leer.

También le gusta ir en familia al centro de la Ciudad de México a caminar el fin de semana: a comprar libros, a buscar chácharas y a veces comen allá.

Biblioteca

Presume que tiene una biblioteca muy buena de cuatro generaciones: heredada y personal con unos nueve mil ejemplares. Está catalogada y se va renovando.

Incluye un fondo antiguo, primeras ediciones de varias obras de la Historia de México, libros de mucho valor, cartas escritas por personajes como Benito Juárez y Porfirio Díaz a sus parientes, enciclopedias, una Biblia de 1780, el primer Diccionario de la Lengua Española editado y cosas muy valiosas por lo que significan para él.

Su biblioteca, dice, está viva, depurada, pues es un proyecto personal de lectura y de cultura, donde no solo es sumar y sumar libros. Cuando menos, afirma, ha ojeado los nueve mil libros.

Su profesión

El presidente del Tribunal Superior de Justicia platica que se formó en el litigio y después entró al tribunal. Llegó a ser presidente del Tribunal sin carrera judicial.

“Como litigante yo me formé en el litigio, sé litigar, me gusta litigar, me gusta formar casos y fue después que yo entré al tribunal. Yo no soy de carrera judicial, yo soy de entrada lateral; es decir, yo después de ser litigante muchos años tuve la oportunidad de entrar y la verdad lo aprecio mucho.

“Es una gran oportunidad de vida que he tenido, estoy feliz; es el empleo y el puesto más bonito que he tenido en toda mi vida, es un buen momento de mi familia, personal y laboral. Estoy en una posición donde puedo servir, donde puedo ser creativo y a mí me gusta ser creativo”, comentó.

Lo ejemplifica en su labor diaria donde realiza eventos, elabora proyectos nuevos, como el recientemente anunciado para la renovación del Código Penal y la creación de una nueva política criminal para el Estado de México. “Me gusta mucho construir, me gusta mucho servir y también me gusta ser ordenado en mis cosas”.

Primero fue litigante y después magistrado, pero afirma que siempre ha buscado ser objetivo, pues un abogado, describe, es un hombre de cultura y debe tomar decisiones sin intentar quedar bien con las personas.

Aficiones

Ricardo Sodi, además de la lectura tiene otras aficiones: le gustan los toros e ir a la plaza, disfruta mucho jugar ping pong, para lo cual, asegura, es bueno y hasta “le apuesta el domingo a quien quiera”. Otro deporte que disfruta mucho es andar en bicicleta.

En general, comenta, le gusta practicar, pero no ver el deporte, a menos que sea un partido de mundial de la selección mexicana o que sus amigos lo inviten al estadio.

Otra de sus aficiones es coleccionar firmas originales de ex presidentes del país: desde Agustín de Iturbide, Guadalupe Victoria, muchas dirigidas a su familia. A veces compra las que no tiene.

También colecciona monedas, soldaditos, y de estos últimos tiene una colección documentada, pues algunos son de 1840, muchos heredados que incluyen cañones y fuertes.

Conserva juguetes de cuando era niño: algunos en sus cajas abiertas, porque jugó con ellos, y tiene autopistas, pero uno de los favoritos es un tren que le regalaron cuando era muy niño. Ya ha diseñado una maqueta para colocarlos.

También le gusta la buena bebida y la buena comida “es muy fácil darme gusto: me gusta todo lo bueno y en abundancia. Como todo, es mi problema que soy tragón, que disfruto la comida y lo que me pongan enfrente: me gusta desde tacos hasta caviar. Toda la escala de la comida me gusta, pero más que la comida me gusta la compañía, la charla”.

Giras

Durante las giras que realiza en los juzgados del Estado de México comenta que se mete a las filas para platicar con la gente y ha sostenido diálogo con todas las organizaciones, pero sobre todo, escucha, algo que antes no se hacía pues el Poder Judicial era hermético y cerrado. “Lo importante es saber escuchar y saber entender”, comenta.

Realiza giras cada que puede y busca transmitir una imagen de que la justicia es transparente, ha impulsado los medios alternos y está convencido de que deben renovarse y capacitarse de manera constante.

El Futuro

Sodi comparte que cuando concluya como presidente del Tribunal Superior de Justicia seguirá como magistrado seis meses más, pues tras ese periodo termina su nombramiento de 15 años. Después retomará sus actividades académicas y más adelante en un despacho.

Aclara que su familia trabaja en un despacho, pero solo llevan asuntos materia federal y ninguno del fuero común.

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