La contaminación acústica no solo afecta a la salud de las personas, sino que también tiene que ver con la degradación ambiental. El transporte, la construcción, el tráfico aéreo o la industria son las principales fuentes de ruido ambiental en los municipios metropolitanos del Valle de México qué pasan casi desapercibidas, pero cuyos efectos pueden provocar graves alteraciones en nuestros oídos.
Con el tiempo, la exposición a sonidos fuertes puede dañar los nervios de los oídos, lo que provoca pérdida auditiva y tinnitus, explica el otorrinolaringólogo del Hospital privado Satélite, Mario Ruiz.
Señala que con el tiempo la exposición a sonidos fuertes puede dañar los nervios de los oídos, lo que provoca pérdida auditiva y tinnitus, por lo que recomienda limitar la exposición a ruidos fuertes. “Si no los puedes evitar, usa protección auditiva para ayudarte a proteger los oídos”.
Las orejeras con protección auditiva son fáciles de usar y consisten en almohadillas acolchadas de plástico y espuma que están conectadas por una diadema flexible que reduce el ruido al cubrir completamente ambos oídos, explica el médico especialista.
Detalla en entrevista el doctor que cualquier tipo de sonido superior a los 65 decibelios durante el día y 55 durante la noche se considera ruido. Además, la OMS apunta que el ruido procedente de actividades vinculadas a la recreación y tiempo libre supera, en numerosas ocasiones, los 70 decibelios durante las 24 horas del día.
En las fábricas de las zonas industriales, tres de cada cinco trabajadores están expuestos cada día a niveles de ruidos nocivos para la salud, “datos que nos hacen plantearnos la importancia de limitar la exposición a este tipo de fuentes contaminantes para salvaguardar la salud de los empleados”, plantea el médico especialista.
“Los problemas auditivos no se están atendiendo en el sector salud oficial, sólo en clínicas privadas, donde acuden por último las personas, que carecen de este servicio médico”, aseguró el doctor Mario Ruiz,
Otro de los efectos más comunes es un aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria que puede derivar en problemas relacionados con el corazón, el sueño y el descanso. “En definitiva, el ruido es una amenaza silenciosa a la que debemos hacer frente”, consideró.
Explica el especialista que organismos internacionales como la AEMA (Agencia Europea del Medio Ambiente) y la OMS, sigue recomendando a los gobiernos estatales a tomar medidas para reducir la exposición a este tipo de contaminación.