Toluca, México.- El temor excesivo y los pensamientos irracionales que se generan en algunas mujeres, especialmente las jóvenes, cuando circulan por una calle poco iluminada o en un transporte público, se deben a una serie de antecedentes o experiencias previas por las cuales han pasado o han escuchado que otra persona ha tenido que vivir, aseguró Erika Álvarez López, psicóloga y directora del Instituto de Formación para el Desarrollo Humano.
Precisó que el cerebro registra esa información, sobre todo cuando se trata de temas de agresión, violación, secuestro o feminicidio que afectan a otras personas, más cuando son cercanas por parentesco, amistad o vecindad, puede llegarse a alterar la confianza en sí mismas y la sensación de seguridad en el entorno, particularmente cuando se trata de preservar su integridad.
La repetición de estas circunstancias puede llegar a provocar que una persona no pueda identificar y diferenciar un miedo real de un miedo irreal o exacerbado, -apuntó- se generan trastornos de ansiedad y hasta de paranoia, lo cual provoca pensamientos recurrentes de que su vida se ve amenazada, surgen ideas de persecución e incluso se llega a tener incapacidad para desempeñar sus actividades cotidianas porque ese miedo las está sobrepasando.
Es decir, la persona no puede expresar con sus propias palabras el porqué está viviendo ese temor, porque ese temor es muy profundo, es excesivo y rebasa todas las explicaciones reales que la persona pueda tener y se da, generalmente, en mujeres que han tenido un contacto muy cercano con una persona que ha sufrido un evento de violencia o agresión o que ellas mismas lo han experimentado
Ericka Álvarez López indicó que a esta problemática los psicólogos la denominan estrés postraumático, producto de un evento que puso en peligro su vida y que dejó rezagos mentales profundos y es un trastorno que sólo puede superarse con ayuda especializada, ya se de un psicólogo o de un psiquiatra.
Hizo énfasis en la condiciones de las mujeres, pues son más vulnerables ante la violencia que se registra actualmente, por lo que sugirió a la sociedad formar grupos de ayuda, por ejemplo, entre compañeras de estudio o de trabajo, mantenerse en comunicación -si cuentan con celular- desde el momento que salen hasta que están a punto de llegar a su destino.
Asimismo, recomendó entablar contacto con las autoridades para que pongan vigilancia en las zonas donde se suscitan hechos de violencia y robos con mayor frecuencia, además de establecer redes de supervisión entre vecinos llamando a la sensibilización sobre la situación de vulnerabilidad que enfrentan las mujeres y la necesidad de que somo parte de la sociedad nos protejamos entre todos.