Más de 70 mil piñatas son elaboradas en el municipio de Cuautitlán México y distribuidas durante la temporada navideña en la Ciudad de México y Estado de México, así como en otras entidades del país. “La tradición no se pierde, al contrario, aumenta”, afirmó Paula Martínez, cuyos padres y abuelos se dedicaron a la elaboración de ollas de barro y posteriormente de piñatas.
El llamado “kilómetro de la piñata” se ubica en la carretera Cuautitlán-Melchor Ocampo, en la colonia El Tejocote, y alberga a unos 100 productores que elaboran la artesanía todo el año, quienes dan trabajo a alrededor de 800 personas.
La artesana afirmó que en la temporada navideña las personas prefieren las piñatas tradicionales, como las estrellas de cinco y siete picos, las que tienen una figura de nochebuena y los pinos.
Dice que se rescata la tradición de las piñatas de barro, cuyas ollas las traen desde Temascaltepec, pues en el valle de México ya no se elaboran, lo que es visto con buenos ojos por los clientes que las piden.
“La piñata tradicional de barro les agrada por el sonido y porque no maltrata tanto la fruta, el dulce y la golosina. Y la de cartón, más que nada, para cubrir y proteger a la gente de que no se golpeé, pero lo real es que se maltrata mucho la fruta, por eso tenemos que meterle juguetes o dulces.
Las piñatas este año modificaron su precio y de 35 pesos que se vendían hoy cuestan 50, porque el material con que se elaboran es mucho más caro, asegura Paula.
Se cotizan en 120 pesos las de figura y las que miden de 1.5 hasta cuatro metros de altura tienen precio de entre 300 y mil 200 pesos, y son solicitadas para adornar comercios, empresas e iglesias.
La elaboración y venta de piñatas gigantescas se ha incrementado en los últimos años, asegura, y desde el primero de diciembre Cuautitlán registra la visita de pobladores de esta región y de la Ciudad de México.
Frente a otras actividades artesanales, la elaboración de piñatas ha crecido de tal forma que ahora apenas se da abasto para surtir al Valle de México, la CDMX y ahora en Tlaxcala, Veracruz, Michoacán, Morelos y Puebla.
Dijo que su taller es un negocio familiar “en el que, desde hace varios meses, los artesanos y fabricantes se preparan con la elaboración de miles de piñatas de los más variados colores, tamaños y formas para venderlas en estas fechas y hasta el 6 de enero.
Paula puede llevarse hasta tres horas en terminar las piñatas de casi dos metros de altura, que vende sólo por pedido.
De acuerdo con los artesanos de Cuautitlán, la exploración del mercado internacional se encuentra pendiente ante la falta de una estructura comercial, como transporte adecuado y bodegas de almacenamiento para poder ampliarse a países como Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Japón.
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