Luna se contagió de Covid-19 en mayo pasado, sin embargo, un mal diagnóstico y un tratamiento inadecuado le provocaron una recaída que por poco le arrebata su vida.
Sin embargo, no fue la única integrante de su familia que contrajo el SARS-CoV-2, pues además de ella, su esposo, sus hijos y su nieto también enfermaron.
Debido a sus 50 años, los médicos creyeron que el cansancio extremo, dolor de cabeza y dolor de cuerpo eran ocasionados por la menopausia, no obstante, pese a que había días en los que creía sentirse mejor, poco a poco fue empeorando su estado de salud.
Y es que los estudios clínicos que le mandaron realizarse no demostraron que los síntomas que tenía eran a causa de la menopausia, tal y como le comentó el primer doctor al que acudió.
No fue sino hasta el 24 de junio que presentó fiebre, dolor de garganta, tos y dolor de cabeza, tres de los síntomas más comunes del Covid-19.
“El día 26 de mayo comencé a sentir cansancio extremo y dolor de cuerpo, fui al doctor pero me dijeron que era parte del proceso de la menopausia, me hicieron estudios y tratamiento pero con el transcurso de los días yo seguía sintiéndome mal. Para el 24 de junio comencé a sentirme peor, con dolor de garganta, de cabeza, más dolor de cuerpo, calentura y tenía tos, fue cuando me llevaron al doctor, y al ver el cuadro que tenía me informó que lo más probable era que me había contagiado de Covid”, narró Luna.
Durante la semana posterior su estado de salud empeoró, sobre todo por el antecedente de asma con el que cuenta desde hace varios años.
“El doctor me dijo que al principio tenía afectación en un pulmón pero después ya era en los dos y fue cuando yo ya no podía ni respirar, padezco de asma pero la tuve controlada por muchos años gracias al tratamiento que me dieron el alergólogo y el neumólogo, por eso me deterioré muy rápido”, contó Luna.
Reunión familiar
De acuerdo con lo narrado por la entrevistada a El Sol de Toluca, previo a manifestar los primeros síntomas del Covid en mayo pasado, se había reunido con uno de sus hijos, quien era positivo pero no presentaba sintomatología alguna.
“Mi hijo fue a la casa con su esposa y él era portador de la enfermedad y nos terminamos contagiando toda la familia, él era asintomático pero estaba en el proceso, después ya le diagnosticaron que era positivo pero ya había tenido contacto conmigo, con mi esposo, con mi hijo menor, con mi nuera y hasta con mi nieto”, declaró.
Por ello, asegura que cuando comenzó a sentir cansancio y malestar general más bien se trataba del contagio de Covid-19, más no de la sintomatología derivada de la menopausia.
Los contagios no pararon, pues Luna y su esposo tuvieron contacto con su hija y su nieto sin saber que eran positivos al Covid; inevitablemente también enfermaron.
“Nosotros estuvimos en casa de mi hija un viernes y para el martes siguiente comenzó a sentirse mal, le dolía la cabeza, tenía fiebre, al siguiente día ya tenía tos y tenía dificultad para respirar. Fue al médico y le confirmaron que tenía el cuadro del Covid, también se hizo el estudio y resultó que sí estuvo expuesta al virus”, agregó la entrevistada.
Tratamiento
Debido a que tanto Luna como su esposo, así como los demás integrantes de su familia recibieron atención médica privada y se mantuvieron aislados en su domicilio durante el tiempo que duró su tratamiento, los gastos de su tratamiento ascendieron a más de 60 mil pesos.
“Cuando mi esposo y yo supimos que ya estábamos enfermos, nos aisló en un cuarto y ahí ya me colocaron el oxígeno, yo definitivamente no podía respirar. Tenía un dolor de cuerpo muy fuerte y el de la cabeza era todavía más intenso, sentía como si la cabeza me fuera a estallar y por momentos de plano me di por vencida, yo sentía que ya no podía más”, señaló Luna.
“Los medicamentos que me envió el doctor, porque me envió varios para tratar la neumonía, me ayudaron a salir adelante. Mientras que mi esposo logró salir con el tratamiento y 9 inyecciones de diversos medicamentos, a mí me tuvieron que poner 27”, agregó.
Detalló que tan sólo el costo por inyección fue de 500 pesos por unidad, gasto sumado a otros medicamentos y el oxígeno que tuvo que recibir.
Destacó que durante el tiempo de enfermedad, su esposo presentó malestar general, diarrea, fiebre y dolor de cabeza; su nuera sólo presentó fiebre y su hijo menor diarrea intensa por dos semanas.
Recuperación
Tras muchos cuidados y medicación, Luna, su esposo y los demás integrantes de su familia lograron recuperarse.
Sin embargo, asegura que no fue un proceso fácil, pues además de ser doloroso, fue costoso y cansado.
Además, el Covid-19 le arrebató la oportunidad de tener la vida como antes de enfermarse, pues ya no puede hacer actividad física que le representen un esfuerzo.
“No puedo ni caminar tres calles porque me agoto mucho, me cuesta mucho trabajo hacer actividades físicas, por ejemplo, me pongo a barrer mi casa y después me acuesto porque termino muy cansada, por lo mismo mis hijos se organizan para ayudarme, porque ya no puedo hacer mis cosas como antes”.
A ello, sumó que el dolor en distintas partes de cuerpo continúa.
“Ya no es lo mismo, yo acostumbraba hacer yoga y ejercicio, pero ahora me cuesta mucho trabajo cualquier actividad que me represente un esfuerzo. Ahorita estoy en un proceso de terapia con ejercicios de respiración para ayudar a mis pulmones, pero me dice el médico que esto tomará tiempo”, agregó Luna, quien aseguró procura no salir de su vivienda ni convivir con personas ajenas, pues al desconocerse si generó inmunidad o no contra el SARS-CoV-2, no está exenta de volver a enfermar.
“Hasta ahora no se sabe si esta enfermedad genera inmunidad y si es así de cuánto tiempo, por eso el médico me recomendó cuidarme mucho, mantener mi distancia de otras personas, siempre usar cubrebocas y lavarme las manos de manera constante. También me recomendó cuidar mi alimentación, por eso consumo mucha fruta y verdura y vitaminas adicionales para ayudar a mi organismo a recuperarme”, expresó Luna.
