El parque Simón Bolívar de Toluca fue detectado como la zona cero. Un virus de características sin precedentes contaminó a los toluqueños y los convirtió, en el mejor de los casos, en zombies.
Con los últimos rayos de Sol, los de mejores genes se convirtieron en no-vivos en búsqueda de cerebros. Algunos otros, debido a las mutaciones genéticas, volvieron como monstruos, seres deformes que buscaban alimentarse de terror y gritos que salían con el último aliento de sus víctimas.
Pese a ello, cientos de personas no infectadas se acercaron a las calles de Rayón, Hidalgo, Bravo e Independencia, por donde la horda pasaba sin saber que marcarían un precedente.
Más de 3 mil almas fueron condenadas por buscar cerebros y sustos para mantenerse en el plano terrenal, mismas que demostraron que incluso podían ser mejores que cuando eran vivos.
Esto porque el virus permitió que una parte de lo que los hacía humanos se conservara, cientos donaron tapitas de plástico para salvar a niños del cáncer, pues al vender las tapas se obtienen recursos para cubrir los costos de las quimioterapias.
“Tenemos 13 años haciendo este recorrido de zombies y criaturas de la noche. Esto se volvió una tradición, si en otros países y estados el virus había llegado, decidimos que a Toluca también”, comentó Maya, el zombie líder.
En la horda había niños, familias enteras, parejas, monstruos y zombies solitarios, todos con una sola misión: convivir desde el terror.
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“Es una bonita tradición, nos liberamos, nos disfrazamos como queremos porque cada susto lleva un buen gusto. Venimos cada año, es bonito, lo hacemos en familia, lo recomiendo mucho, es una cosa bárbara, la verdad”, comentaron los hermanos Alfredo y Uriel Jiménez.
Las alarmas sonaron de nuevo, a las 18:00 horas las hordas salieron, colapsaron la ciudad, caminaron, corrieron, gritaron “Cerebros”. Aterrorizaron a quienes se encontraban a su paso, la gente incrédula tomó fotos y videos, alertaban a otros sobre la Zombie Walk.
Hora y media duró la invasión que llegó al Centro de Toluca, para después dispersarse y regresar a las tumbas y pesadillas de dónde vinieron para esperar otro año, la oportunidad para caminar en el mundo de los vivos.