/ miércoles 25 de octubre de 2017

Entre carpas y frío retornan niños de escuela Xinantécatl en Almoloya

Tras sismo de septiembre esperan dictamen final

Toluca, México.- El profesor Jorge Alberto señala algunas fisuras registradas sobre los muros de la escuela Xinantécatl. Les preocupa que no haya un dictamen final para saber si son reutilizables las aulas. Pero eso no los detiene. Hace una semana y media decidieron retornar a clases a sus alumnos en aulas que tienen como techo lonas y pedazos de tela.

"Todos los salones los estamos improvisando, los niños están debajo de lonas que los padres y nosotros levantamos para ya no perder clases", explica el profesor.

Su plantel, ubicado en el fraccionamiento Geovillas El Nevado, municipio del Almoloya de Juárez, fue uno de los afectados con el sismo del pasado 19 de septiembre. Las fisuras no son tan visibles, pero la escuela está dañada, por lo que deben esperar una revisión de especialistas. Hay desesperación.

"La escuela es federalizada y ha sido más difícil que vengan a revisarla, las autoridades estatales no se pueden hacer cargo", precisa la profesora Edith Callejo Sánchez, directora de la escuela.

Hace una semana y media, los profesores y padres de familia se reunieron para ver una solución al paro de clases, decidieron que si las aulas no se podían utilizar, el resto del plantel serviría como nueva escuela.

 

"Aquí en las canchas se instalaron todas las carpas con lonas que los padres consiguieron, de a poco en poco, pero con la granizada del jueves pasado (19 de octubre), algunas se vinieron abajo y buscamos otros espacios", relata el profesor Jorge.

 

La voluntad e iniciativa de los docentes y padres, dio resultado. Dos aulas fueron instaladas en los jardines frontales de la escuela, una más en uno de los accesos y otro en un salón de usos múltiples a medio terminar que será la biblioteca. Tres aulas más están sobre las canchas de basquetbol, siendo en total 12 carpas improvisadas.

 

-Los acomodamos como pudimos y tratando de acondicionar lo mejor que se pueda, -sostiene el dicente.

 

Mauricio y sus compañeros del sexto año, regresaron a clases hace una semana. No querían perder más el ciclo escolar y aceptaron con gusto el salón que su profesora y sus papás les levantaron.

 

"Se siente a la vez padre y a la vez feo porque entra mucho el frío, y luego de a ratos calor, estamos un poco apretados y no es fácil concentrarse pero se siente bien regresar a la escuela", comenta Mauricio, uno de los 430 niños de la escuela Xinantécatl del turno matutino que sortean las consecuencias del sismo.

 

María Eugenia Horta Cortés, profesora de Mauricio, junto con los padres de familia levantaron su carpa, usando un par de cortinas de una casa y la estructura metálica de un puesto de comida.

 

"La estructura es de un puesto de comida que una señora nos prestó, también se hizo con unas lonas y unas cortinas que donó una mamá, pero con la granizada se nos derrumbó pero ayer (lunes) decidieron levantarla nuevamente", precisa María Eugenia.

 

A unos metros de su aula, el profesor Luis Ángel Vargas, atiende a sus únicos tres alumnos del tercero “B”, el resto siguen las clases desde sus casas. La causa es porque la carpa en la que se instalaban cayó con la granizada del jueves 19 de octubre.

 

“De hecho este es uno de los grupos más amplios, somos treinta y cinco alumnos, pero no soportaron el frío y el calor”, aclara Luis Ángel.

 

Su grupo al igual que el de María Eugenia, tuvieron que improvisar desde el día del sismo para no perder clases. Crearon grupos de whatsApp con los padres de familia para enviarles sus tareas, trabajos asignados.

 

La directora Edith explicó que ya han acudido a solicitar ayuda en todas las dependencias posibles, han metido oficios y peticiones, pero lo que más les urge es que especialistas revisen los dos edificios dañados para saber si se deben demoler o reforzar.

 

Por lo pronto, se han organizado para adquirir carpas para construir las 16 aulas en las que tomaban clases, pero cada una ha sido valuada entre $3,600 a $4,000 pesos.

 

“Los padres están dispuestos a apoyar pero si es un gasto grande, por eso estamos buscando ayuda, ya conseguimos algo con el presidente municipal de Almoloya”, reitera la docente.

 

Incluso han puesto a disposición el número de la escuela (722)7003297 para las asociaciones que gusten colaborar con la escuela.

La ayuda les urge, porque el 30% de los alumnos están ausentes y la temporada de frío también ya está próxima y las temperaturas bajan. Aunque su voluntad parece que no ha bajado.

 

Toluca, México.- El profesor Jorge Alberto señala algunas fisuras registradas sobre los muros de la escuela Xinantécatl. Les preocupa que no haya un dictamen final para saber si son reutilizables las aulas. Pero eso no los detiene. Hace una semana y media decidieron retornar a clases a sus alumnos en aulas que tienen como techo lonas y pedazos de tela.

"Todos los salones los estamos improvisando, los niños están debajo de lonas que los padres y nosotros levantamos para ya no perder clases", explica el profesor.

Su plantel, ubicado en el fraccionamiento Geovillas El Nevado, municipio del Almoloya de Juárez, fue uno de los afectados con el sismo del pasado 19 de septiembre. Las fisuras no son tan visibles, pero la escuela está dañada, por lo que deben esperar una revisión de especialistas. Hay desesperación.

"La escuela es federalizada y ha sido más difícil que vengan a revisarla, las autoridades estatales no se pueden hacer cargo", precisa la profesora Edith Callejo Sánchez, directora de la escuela.

Hace una semana y media, los profesores y padres de familia se reunieron para ver una solución al paro de clases, decidieron que si las aulas no se podían utilizar, el resto del plantel serviría como nueva escuela.

 

"Aquí en las canchas se instalaron todas las carpas con lonas que los padres consiguieron, de a poco en poco, pero con la granizada del jueves pasado (19 de octubre), algunas se vinieron abajo y buscamos otros espacios", relata el profesor Jorge.

 

La voluntad e iniciativa de los docentes y padres, dio resultado. Dos aulas fueron instaladas en los jardines frontales de la escuela, una más en uno de los accesos y otro en un salón de usos múltiples a medio terminar que será la biblioteca. Tres aulas más están sobre las canchas de basquetbol, siendo en total 12 carpas improvisadas.

 

-Los acomodamos como pudimos y tratando de acondicionar lo mejor que se pueda, -sostiene el dicente.

 

Mauricio y sus compañeros del sexto año, regresaron a clases hace una semana. No querían perder más el ciclo escolar y aceptaron con gusto el salón que su profesora y sus papás les levantaron.

 

"Se siente a la vez padre y a la vez feo porque entra mucho el frío, y luego de a ratos calor, estamos un poco apretados y no es fácil concentrarse pero se siente bien regresar a la escuela", comenta Mauricio, uno de los 430 niños de la escuela Xinantécatl del turno matutino que sortean las consecuencias del sismo.

 

María Eugenia Horta Cortés, profesora de Mauricio, junto con los padres de familia levantaron su carpa, usando un par de cortinas de una casa y la estructura metálica de un puesto de comida.

 

"La estructura es de un puesto de comida que una señora nos prestó, también se hizo con unas lonas y unas cortinas que donó una mamá, pero con la granizada se nos derrumbó pero ayer (lunes) decidieron levantarla nuevamente", precisa María Eugenia.

 

A unos metros de su aula, el profesor Luis Ángel Vargas, atiende a sus únicos tres alumnos del tercero “B”, el resto siguen las clases desde sus casas. La causa es porque la carpa en la que se instalaban cayó con la granizada del jueves 19 de octubre.

 

“De hecho este es uno de los grupos más amplios, somos treinta y cinco alumnos, pero no soportaron el frío y el calor”, aclara Luis Ángel.

 

Su grupo al igual que el de María Eugenia, tuvieron que improvisar desde el día del sismo para no perder clases. Crearon grupos de whatsApp con los padres de familia para enviarles sus tareas, trabajos asignados.

 

La directora Edith explicó que ya han acudido a solicitar ayuda en todas las dependencias posibles, han metido oficios y peticiones, pero lo que más les urge es que especialistas revisen los dos edificios dañados para saber si se deben demoler o reforzar.

 

Por lo pronto, se han organizado para adquirir carpas para construir las 16 aulas en las que tomaban clases, pero cada una ha sido valuada entre $3,600 a $4,000 pesos.

 

“Los padres están dispuestos a apoyar pero si es un gasto grande, por eso estamos buscando ayuda, ya conseguimos algo con el presidente municipal de Almoloya”, reitera la docente.

 

Incluso han puesto a disposición el número de la escuela (722)7003297 para las asociaciones que gusten colaborar con la escuela.

La ayuda les urge, porque el 30% de los alumnos están ausentes y la temporada de frío también ya está próxima y las temperaturas bajan. Aunque su voluntad parece que no ha bajado.

 

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