#Especial || Por siempre Arila

Arila seguirá aportando datos para la conservación de su especie

Sofía Sandra San Juan

  · domingo 11 de marzo de 2018

/ Se calcula que el Gorila de la llanura cuenta con una población actual de entre 600 y 800 ejemplares en vida silvestre.


Calimaya, México.- El legado de Arila, la Gorila de la Llanura que hasta hace unos días y por 32 años fue la principal atracción del Parque Ecológico Zacango, va mucho más allá de formar parte de los álbumes fotográficos de millones de familias y podría ser fundamental para la preservación de su especie a través de la información de los programas de bienestar animal en los que participó.

Ana Sofía Manzur García Maas, directora general de la Comisión de Parques Naturales y de la Fauna, explicó que con las acciones de bienestar animal se trató no sólo de atender su salud física con medicamentos sino incluir los aspectos psicológicos, cognitivos y, en general de bienestar animal, programa que en Zacango se divide en tres etapas:

En la primera, el equipo médico veterinario se ocupa de la salud preventiva y correctiva, programa del cual Arila ya formaba parte desde antes de 2013, el cual incluye vacunación; desparasitación y muchos otros estudios para detectar a tiempo alguna situación que pudiera poner en riesgo su salud.

Asimismo, formó parte de un programa denominado De entrenamiento médico, el cual consiste en lograr que el ejemplar colabore para la realización de sus exámenes médicos; en el caso de Arila su entrenador logró, en los tres años que estuvo con ella, que extendiera el brazo para tomarle la presión y muestras de sangre a voluntad mediante una voz de comando de su entrenador e inclusive realizarle estudios con ultrasonido.

"Justamente a principios de febrero a ella le hicimos un estudio del corazón, en el que no salió nada significativo y estábamos a la espera de hacer un segundo estudio más profundo, el cual tenía que correlacionarse para poder llegar realmente a una información más clara para poder saber si Arila estaba bien o no del corazón para ver si teníamos que hacer algo", destacó Ana Sofía Manzur.

Otra etapa es la de enriquecimiento animal o estimulación sensorial, lo cual implica darles una dieta variada y creativa para que no se aburran y para mantenerlos activos. En el caso de Arila, recibía tres enriquecimientos alimenticios al día, lo cual es una tendencia de los zoológicos en el mundo.

Estos enriquecimientos están supervisados por los médicos veterinarios y están contabilizados con el gasto calórico que necesitan, inclusive se manejan dietas distintas en invierno, pues en el parque hace mucho frío y entonces el aporte calórico es mucho mayor que aquella que se les da en verano.

Esta parte de su dieta, la que más les gusta, se les entrega durante su entrenamiento, el cual tiene una base de reconocimiento positivo, es decir, hace lo que se necesita para su examen médico y se entrega un premio, lo cual implica tenerlos controlados en peso y "premiarlos" con elementos que forman parte de su dieta.

En la parte creativa se coloca, por ejemplo, carne dentro de una piñata que se cuelga en lo alto para que los felinos tengan actividad física, mientras en la época de calor se muelen las frutas, se congelan y se dan como premios, lo cual les gusta mucho.

Actualmente en Zacango se han incorporado más de 60 animales para participar en el enriquecimiento o estimulación sensorial, es decir, tenemos más de 60 entrenamientos con fines médicos.

Arila participaba en ambos y esto forma parte de un protocolo internacional denominado Spider, como el que aplica el Animal Kingdom de la cadena Disney en Florida, Estados Unidos, a través de la cual se seleccionan a los animales que van a participar, pues además de no tener capacidad para atender a los 850 ejemplares del acervo, esta actividad tiene fines científicos e incluye diferentes sesiones con cada ejemplar.

Para mejorar la situación de Arila, se inició un programa de acompañamiento para reforzar su convivencia social, los especialistas del parque consideraron iniciar un proyecto de investigación en bienestar y se decidió agruparla con un animal de compañía, un perro, que incluso durmiera con ella.

"Aunque su entrenador pasaba mucho tiempo con Arila en sus sesiones de entrenamiento y en la noche el dormitorio de ella tiene vista con el del 'Güero', el orangután, el aporte social no era suficiente, pues los gorilas viven en grupos", explicó Ana Sofía Manzur.

El proyecto se inició con Congo, un perrito adoptado que vive en Zacango, con el que ya se tenían avances importantes, pues Arila ya acariciaba a Congo y él lo permitía, además de que tenían una serie de interacciones, por lo que se pensó en la siguiente etapa, dar paso a Congo al dormitorio de Arila por lapsos breves para, al final, ya pudieran dormir juntos y salir a exhibición juntos.

Dio a conocer que los resultados de este proyecto serán llevados en un congreso internacional de zoológicos, en Argentina en el mes de abril, por lo que esta información será de beneficio para otros gorilas y con ello la experiencia con Arila podrá tener una mayor trascendencia al seguir contribuyendo como embajadora de su especie para beneficio.

"Si bien ya no vamos a poder contribuir con algunos objetivos que teníamos para Arila teniéndola viva en nuestro parque, el de educación para la conservación se seguirá cumpliendo a través del Centro Educativo y la información de los avances de los diferentes proyectos que se realizaron con ella", comentó la funcionaria.

Por otra parte, dada la importancia afectiva y científica de la vida de Arila en Zacango, quien llegó en 1986 con apenas poco más de tres años de edad, Ana Sofía Manzur indicó que se ha pensado rendirle un homenaje en una fecha próxima.

Recordó que si bien los ejemplares como Arila no son propiedad de los parques donde se resguardan, son propiedad de la nación y será la Semarnat, la instancia que decidirá si deja sus restos biológicos en Zacango, los cuales serían enterrados en un espacio especial con una placa conmemorativa donde podría colocarse, además, una escultura que la recuerde permanentemente.

A pregunta expresa, indicó que la taxidermia ya no es una práctica que realicen los zoológicos modernos para conservar los animales, pues no cumplen el objetivo de la educación, ya que no pueden tocarse.

Resaltó la importancia de que los niños puedan conocerlos, pues ya existen métodos más modernos para hacerlo, como la creación de réplicas exactas en dimensiones y textura que representan una alternativa mucho más práctica, por eso se va solicitar el permiso de la autoridad federal, pues los fines son educativos.

Precisó que se utilizará un proceso que no lastime, degrade o destruya los restos biológicos de Arila, pero que permita hacer réplicas exactas, por ejemplo, del cráneo o de su osamenta completa para que siga siendo embajadora de su especie y trascienda a través de la educación para la conservación.

"Queremos que los niños aprendan cómo son los huesos de un gorila, cuánto pesa, etc, pero absolutamente dejando los restos en paz. Su función educativa será, si así nos lo permite la federación, no con restos biológicos sino con réplicas de los tejidos y huesos"

Ana Sofía Manzur dijo que los restos biológicos de Arila están en una cámara frigorífica en la sala de necropsias en el área médica de Zacango, por lo que está a tiempo de decidir si se autorizan las alternativas planteadas por Cepanaf.

La muerte de Arila, por insuficiencia cardiaca, no es sólo una pérdida del patrimonio faunístico de Zacango, es una muy significativa para la humanidad entera, pues el Gorila de Llanura está ya considerada una especie en crítico peligro de extinción, pues se calcula una población de entre 600 y 800 ejemplares en vida silvestre en las dos principales reservas para su conservación en África; en México ya sólo quedan dos gorilas, las del zoológico de Guadalajara.

Arila fue uno de los ejemplares más queridos de Zacango y, por lo tanto; en breve se darán a conocer una serie de acciones para conservar su recuerdo, entre los que se planea dedicar un espacio del parque a su memoria y desarrollar un programa educativo sobre la vida de estos primates.

Con sus 36 años de edad, Arila era ya considerada de edad avanzada y en razón de ello durante los últimos tres años de su vida participó en un programa especial de bienestar animal, incluso, en 2013 se creó formalmente el departamento de Bienestar Animal en Zacango, que va más allá de la atención médica.