El cambio político en México tendría un detonante juvenil.
A menos de 15 días del inicio de la campaña electoral por la presidencia de la República una posible intención del voto de los millennials se enfocaría a un cambio del actual régimen, siempre y cuando salgan a votar, pues el 29. 2 por ciento de la lista nominal, es decir, unos 25 millones de ciudadanos tienen entre 18 a 29 años, señalan especialistas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).
No es una elección similar a otras, pues en esta ocasión esa población juvenil se distingue de anteriores por su fácil acceso nuevas tecnologías que los dotan de una cultura global, incluso con mayor conciencia social.
Los llamados millennials o generación “Y”, nacida en los últimos años del siglo anterior y en los primeros del actual, representan un amplio número de electores a quienes no será fácil convencer, explicó el profesor investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de dicha universidad, José Antonio Trejo Sánchez.
De inicio, señaló, las propuestas de los candidatos presidenciales deben ser atractivas al tratar temas coyunturales como la legalización de las drogas, familia, tolerancia, libertad religiosa y estilos de vida.
A su vez el politólogo de la misma institución, Eduardo Rodríguez Manzanares, expresó que en la elección presidencial del primero de julio, la apuesta de los jóvenes podría ser hacia un cambio en el país, esto visto desde la izquierda, tras 12 años de gobiernos del PAN y el regreso del PRI, tiempo en el cual se apreciarían pocos resultados.
INCERTIDUMBRE
Trejo Sánchez, quien es especialista en temas de juventud, consideró prematuro definir una una intención clara en el voto de la generación “Y”, sin embargo, podrían inclinarse por representantes de centro-derecha o populistas, donde hay cabida para figuras de izquierda o derecha.
“Los millennials serán determinantes si acuden a votar masivamente, ya que podrían hacer el voto de diferencia, de protesta, o de cambio, creo que no votarían por un candidato identificado con la continuidad del sistema”, precisó.
No obstante, indicó ningún candidato puede garantizar para su causa el voto de los millennials, pues es grande la desconfianza y el malestar de los jóvenes hacia la política y sus líderes. Incluso a la fecha los tres principales contendientes a la presidencia han sido consevadores en temas coyunturales.
CAMBIO
El catedrático e investigador universitario, Eduardo Rodríguez Manzanares, coincidió en que la apuesta de los nuevos votantes va encaminada a un cambio, como sucedió en el año 2000, cuando fue derrotado el PRI ante una amplia participación de los jóvenes en las urnas.
En la elección presidencial de 2006, recordó, existió una reñida disputa entre la coalición de izquierda que abanderó Andrés Manuel López Obrador y el PAN, pero no fue suficiente para que dicho candidato ganara los comicios.
El politólogo explicó que a la fecha la población juvenil estaría analizando los últimos tres sexenios (dos gobernados por el PAN y uno por el PRI).
Refirió que entre las características de dichos gobiernos está la duda y desconfianza, lo cual puede ser una oportunidad para el ingreso de un proyecto de izquierda, aunque esta fuerza política también registra inconsistencias.
“(En) México no alcanzamos a madurar la izquierda, sí hace falta un proyecto, pero bien cimentado, bien firme y estructurado, no una izquierda dividida y fragmentada”, puntualizó.
El especialista descartó que en este contexto de voto juvenil tenga posibilidades algún candidato independiente
También destacó las habilidades de las nuevas generaciones para acceder a varios medios o plataformas de comunicación e información, no solo los convencionales, en donde podrán revisar las propuestas de los candidatos.
A su vez los aspirantes, dijo, deberán dirigirse a ese público con un lenguaje firme, sin demagogia e improvisación, con logros tangibles y comprobables. Dejar a un lado el asistencialismo porque es una fórmula que no funciona en los jóvenes.
Ambos especialistas coincidieron que será una elección difícil, reñida desde la etapa de pre-campaña e intercampaña electoral.