Con más de 60 años, Don Benjamín Velázquez baja del cerro del Colibrí para ir a colocar su puesto tradicional de artículos religiosos a fuera del Templo del Cristo Negro en Valle de Bravo.
Con un sobrero tipo tejana, camisa de cuadros, pantalón y zapatos, Don Benja camina más de 20 minutos desde su hogar hasta la puerta del atrio de la iglesia de Santa María Ahuacatlán, pues además de ir a vender artículos religiosos, va con fe para que el de arriba lo deje seguir trabajando en tiempos del Covid-19.
“Yo llego aquí como a las ocho” interrumpió la conversación tras una tos seca… “vivo en aquel cerro, del Colibrí pa' arriba, pero mis cosas las guardo allá, en aquel portón negro” platicó sobre lo que hace empezando su día laboral.
Él, desde hace años, vende rosarios, escapularios, medallas, estampitas de oraciones, imágenes y cristos negros.
Desde que empezó el confinamiento sanitario el pasado 20 de marzo, sus ventas han ido bajando, sin embargo, considera que la fe sigue están presente entre los católicos, pues es algo que no puede afectar la enfermedad.
“Viene mucha gente creyente a visitar al cristito. Cuando está abierto, toda la semana viene gente de varias partes a visitarlos, pero como ahorita está cerrado, no hay gente, ni ventas” explicó.
Antes de la cuarentena, el vendedor de la tercera edad, colocaba a diario su puesto, pero después del confinamiento, hizo que sus días de trabajo se redujeran de viernes a domingo, esperando la gracia de Dios haga que le caiga unos cuantos pesos en la mesa de madera desde donde atiende.
Previo al Covid-19, vendía de 300 a 500 pesos diarios. Entre locales y turistas que entraban al Templo del Cristo Negro, le hacían el gasto, el cual lo veían como una inversión pues se llevaban al santo más milagroso de Valle de Bravo según el comerciante.
Pero ahorita, solo le caen unas cuantas monedas para persignarse todo el día. Por ejemplo, el viernes pasado, 22 de mayo solo hizo 20 pesos, el sábado siguiente, 23 de mayo, logró vender un rosario, otros 20 pesos, y este 24 de mayo, domingo, esperaba llevar más de 40 pesos, pero no lo quiso contar a mitad del día, pues es de mala suerte hacer corte de caja antes de cerrar el puesto.
Sin embargo, él no se queja por la falta de ventas en esta temporada, pues confía en Dios para que esto pase pronto. Además, aseguró que sobrevive con el dinero ahorrado previo a esto, pues todos los comerciantes deberían de estar acostumbrados a temporadas altas y temporadas bajas, ya que así son los negocios para Don Benja.
“Con lo poquito que tiene uno ahorrado, es con lo que la vamos pasando en la casa” aseguró el venderlo de cristos.
Incluso, no ha sido beneficiado con una de las despensas que el Ayuntamiento está dando a las personas más vulnerables del municipio, y si bien no le hace falta, tampoco se negaría a recibir un apoyo de esta naturaleza, pues el punto es comer.
“No, no me han dado, ni falta me hace, véame de hambre no me muero” expresó con seguridad.
A pesar de vender tres días a la semana, Don Benja reconoció que estar todo el día en la casa, después de dos meses, cansa y espera que esta situación termine lo antes posible.
Según él, por lo que ha escuchado, para este 28 o 31 de mayo ya se iba a terminar, sin embargo, entrar a la nueva normalidad será de forma gradual y esperando lo oficialmente comunicado por parte del gobierno federal.
Es así como en tiempos del Covid-19, la fe se sigue conservando por parte de quienes comercializan artículos religiosos, quienes a fuera de los templos de Valle de Bravo si siguen colocando los domingos, esperando la gracia de Dios.