En México se estima que hay 22 millones de personas cuidadoras sin remuneración, de las cuales, el 87% son mujeres que deben dividir su tiempo para cumplir con un trabajo formal, lo cual repercute en su ámbito laboral y términos de estrés.
Así lo advierte el Centro de Investigación Económica y Presupuestal (CIEP), que destaca la necesidad de establecer un Sistema Nacional Cuidados.
Lo anterior con una política pública con suficiente presupuesto bajo el marco de reconocer, reducir, remunerar y representar los servicios de atención a enfermos, indicó Tania Beltrán Castillo, integrante del CIEP. Explica que el presupuesto aprobado para cuidados en 2024 disminuyó 21.7% en términos reales comparado con 2017.
Ello, porque la actual administración federal prioriza programas de transferencias monetarias directas contra la prestación de servicios.
"Las labores del cuidado han sido absorbidas por las familias, y principalmente por las mujeres de manera no remunerada. El 51% son activas económicamente lo que les genera una doble o triple jornada de trabajo", refiere.
Las personas cuidadoras son quienes se encargan de la persona mayor, apoyándola en la realización de actividades que le cuesta trabajo o que no puede realizar por si sola.
La Cámara de Diputados federal autorizó un presupuesto de 44 mil 870 millones de pesos para la asistencia.
Este presupuesto se divide en 12 programas que contribuyen a las labores de cuidado de la primera infancia (el 49.5% en centros de atención del IMSS, ISSSTE y la SEP), niñas, niños (31.3%), adolescentes (17.2%), personas con discapacidad (0.1%), mujeres e hijos (1.1%) y adultos mayores (0.8%).
"Este recurso no incluye las pensiones para personas adultas mayores y personas con discapacidad, ya que su objetivo no es permitir que la población acceda a servicios de cuidado", precisa.
Detalla que la reducción del presupuesto se relaciona con la eliminación de las escuelas de tiempo completo y el seguro de vida para jefas de familia, así como con el cambio de las estancias infantiles a transferencias monetarias a las familias. "Acciones que no contribuyen a reducir y redistribuir los cuidados".
Beltrán Castillo comenta que el 51.6% de las cuidadoras principales estudiaron hasta educación básica, mientras que el 48% de los cuidadores principales lo hicieron.
Sugiere dar capacitación y oportunidades de formación específica a las personas cuidadoras es esencial para elevar la calidad del cuidado que brindan y profesionalizar las tareas de cuidado.
Finalmente resalta que frente a una sociedad que envejece, se requiere impulsar una mayor incorporación de las mujeres a la actividad laboral. "Una nueva organización social del cuidado implica políticas públicas que reduzcan, redistribuyan, reconozcan, remuneren y representen los cuidados".
Ante ello, planear e implementar un Sistema Nacional Cuidados es una tarea pendiente e impostergable para la siguiente administración.