En pleno siglo XXI, los caballos o burros queson utilizados en carretas para recolectar basura en los municipiosde Nezahualcóyotl, Coacalco y Tultitlán sufren de explotación,maltrato y abandono.
La organización “Animales en Cautiverio”,que vela por los derechos de estos, asegura que en sitios como eltiradero Neza III, no sólo se ve maltrato animal, sino también deseres humanos.
Patricia Solórzano, integrante de estaorganización, aseguró que los tiraderos de basura a cielo abiertose encuentran detenidos en el tiempo, están en el pasado, porqueexiste una sobreexplotación increíble de animales,indicó.
Mencionó que quienes arrean a los caballos yburros en carreta, por lo regular, son personas de bajos recursos,mínima educación y que sólo consideran como bestias a losanimales. Incluso existen programas empleados en otros paísessudamericanos, cuyos animales fueron sustituidos por máquinasremolcadoras.
Pero para cambiar la realidad se necesitanalcaldías congruentes y cooperadoras para sacar a los animales deltema del traslado de la basura.
Las autoridades municipales que tienen laresponsabilidad de impedir el maltrato animal siguen permitiendoque se utilicen caballos y burros para trasladar toneladas debasura dentro de los municipios antes mencionados.
Inclusive les dan como alimento la basura queellos recolectan, eso comen y nunca son revisados por veterinarios,ni son desparasitados y si se fracturan, los equinos siguentrabajando, siguen siendo explotados, a pesar de estar enfermos,señaló la representante de “Animales enCautiverio”.
Aseveró que hasta el momento ninguna autoridaddel Estado de México ha prohibido la recolección de basura concarretas remolcadas con caballos y burros, y estos animales siguenmuriendo en condiciones muy penosas.
A los recolectores de basura no les conviene elcambio de animal, por triciclos o camiones, porque les costaríamás esta actividad.
Se tienen contabilizadas cerca de 450 carretasque circulan, sólo por el municipio de Nezahualcóyotl, querecolectan todo tipo de desperdicios.
Coacalco y Tultitlan son otras zonas donde laexplotación de estos animales es real, y los gobiernos locales nohan hecho nada por impedirlo, dijo Patricia Solórzano, al señalarque no hay estadísticas que puedan demostrar cuántos animales seutilizan aún para transportar desperdicios sólidos a lostiraderos a cielo abierto.