Han pasado 24 años, pero parece que hubiera sido ayer cuando Carmelita, la mamá de Martha Huerta, jubilada, partió de este mundo. Y desde ese momento acude cada año, el 10 de mayo, a visitarla.
Lleva flores frescas en las manos, las que más le gustaban a Carmelita, “a mi mamá le encantaban las flores y las plantas”, y tras rezar a orillas de la tumba la pone al día de las cosas de su vida y le dice lo mucho que la quiere y extraña.
Desde temprana hora, inició el paso de familias enteras a los panteones municipales del Valle de México. Niños pequeños con sus padres, abuelos e hijos se dirigían a los sepulcros de la madre, suegras y abuelas para depositar flores y recordar este 10 de mayo a sus familiares queridos.
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Entre sepulcros coloridos de flores, coronas, fotografías y demás muestras de cariño, hay tumbas olvidadas desde hace muchos años, cubiertas por la maleza, tierra y hojarasca y en el mejor de los casos con flores secas y adornos.
Pedro y Arturo, encargados del panteón municipal de Coacalco, aseguran que por lo menos el 50% de las tumbas se encuentran abandonadas y que por muchos años no han recibido cuidados, “y las madres no se excluyen de este olvido”, señalan.
“Venimos a limpiar la tumba de mi mamá que murió hace 5 años, le dejamos sus flores que tanto le gustaban y seguido estamos con ella mis hermanos y yo”, comentó Martha quien vive en la cabecera municipal de Coacalco.
Jardines del Recuerdo, ubicado en Tlalnepantla, es uno de los panteones más grandes de Latinoamérica por lo que se estima el arribo de más de 10 mil personas este día.
En los municipios de Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán, Coacalco y Tultitlán, se implementaron operativos de seguridad por elementos de las policías municipales en los panteones para garantizar la seguridad de los visitantes este 10 de mayo.