“Que yo me acuerde, hace 60 años que mi papá, mi abuelo y mis tíos veníamos a participar en esta tradición del Paseo de la Agricultura de Metepec, siempre lo hemos dedicado a San Isidro Labrador para que nos ayude a tener una buena cosecha”, señala Teodoro Zepeda Jiménez, quien dice pedir al santo que no falte el agua.
Es una de las más de 150 cuadrillas que este año participan en la tradición centenaria de este Pueblo Mágico y en esta ocasión, el retablo guarda varios espacios decorados con semilla de maíz cacahuazintle, amarillo, rojo y negro, sin faltar la imagen del Santo Patrono acompañado por una yunta.
Tenemos como 15 días preparando el retablo, para planear todo y acomodar todos los detalles como el sol, la sirena en honor a la Tlanchana de Metepec y a los alfareros del barro.
Acompañado por su familia, Teodoro lleva en su camión, cajas llenas con gorditas de maíz cacahuazintle que va obsequiando a lo largo del recorrido por el Pueblo Mágico de Metepec, porque piensa que compartir lo que San Isidro Labrador le regaló hará que su próxima cosecha no sea mejor sino que rinda más.
A los lados, enfrente y atrás de Teodoro Zepeda Jiménez, los carros alegóricos y las yuntas adornadas con flores de papel en brillantes colores, eran mostradas por sus autores con enorme orgullo, todos ellos pidiendo al Santo Patrono de la Agricultura que este año no les falte la lluvia, que la tierra dé frutos buenos y abundantes, mientras escuchan con fervor la bendición del sacerdote.
A Metepec también asisten yuntas y carros alegóricos de otros pueblos cercanos, como el caso de Hugo Bernal, quien es residente de Picacho, poblado cercano a Malinalco, quien cada año acude con su yunta en busca de uno de los premios que se les otorgan por participar, pues son, generalmente, herramientas que le ayudan en su trabajo diario.
Explicó que los toros que jalan su yunta pesan entre 600 y 450 kilogramos cada uno y ya tienen con él tres años trabajando su tierra, por eso también los trae a Paseo de la Agricultura y no sólo en Metepec, también en otros pueblos donde se celebra a San Isidro.
Entre carros alegóricos y yuntas, mujeres y hombres ataviados con trajes típicos del siglo XIX, adornados con vivos y moños de colores intensos, caminan y bailan al son de las bandas de música, que lo mismo interpretan corridos y cantos antiguos que piezas de la música popular contemporánea.
Entre los paseantes en honor a San Isidro Labrador hay quienes reparten panes, tortillas, galletas, gorditas y otros productos elaborados a base de maíz, muchos de ellos al entregarlos le hacen alguna broma a quien los recibe o le hacen dar algunos pasos de baile.
Todo es música y festividad, fe y tradición que tanto autoridades como habitantes de Metepec están dispuestos a conservar, no sólo porque el festejo une familias y vecinos, sino porque es ya un elemento de la identidad de este Pueblo Mágico que lucha por no perder la tierra cultivable que aún le queda.