Los zapateros Arnulfo Castañeda y Antonio González cargan una imagen que mide casi dos metros de altura. La pasearon por la mañana hasta llegar a la parroquia donde hubo misa y la regresaron de nuevo al acceso de la Plaza Azul, donde el cuadro abre cada mañana y bendice el día de los artesanos. El recorrido lo hacen cada año, cada 25 de octubre en que se festeja a San Crispín y San Crispiano, los santos patronos de los zapateros de México y San Mateo Atenco.
Este 25 de octubre, aunque el calendario no lo marca, es el Día del Zapatero en San Mateo Atenco, y es día en que hay misa con las imágenes en el atrio, de paseo por las calles hasta los talleres familiares, es día de mañanitas, rezos y comida, esto último en abundancia.
“Ahorita en las casas hay comida, no mucho por la pandemia, pero sí hay”, explica el zapatero Arnulfo, uno de los comisionados de llevar cada año el cuadro de los santos para la bendición.
UNA MANDA
Los dos hombres, los dos zapateros cargan de un extremo a otro la imagen religiosa, caminan agitados y atosigan el tránsito, porque el cuadro ocupa la mitad de calle en su paso. Antonio le pasa la estafeta a un joven que le pide dejar sentir el peso de la imagen.
No es en sí una manda, no es obligatorio que cada año sean los que encabecen los festejos a los santos gemelos, pero ellos lo asimilan como si lo fuera y lo hacen con devoción, con una fe inquebrantable, que les llegó desde que nacieron.
“Esta imagen tiene 35 años, no la donaron cuando abrió la Plaza Azul”, recuerda Arnulfo Castañeda.
UN VIGILANTE DE LOS ARTESANOS
Luego que el par de hombres llega al acceso principal de la plaza Azul, una de las dos plazas de zapatos de San Mateo Atenco, los reciben otros devotos. Una mujer toma un micrófono y con una veladora entre ambas manos da las gracias a los santos.
En el lugar ya hay unos floreros con ramos blancos y unas veladoras. El cuadro lo instalan sobre un marco de metal que se amarra a unos cordeles y así deberá quedar todo el año, en reposo y vigilante de los más de 300 artesanos que viven del comercio en la plaza Azul.
“Aquí los zapateros vienen y se persignan y les piden que les ayuden”, comenta don Antonio.
San Crispín y San Crispiano, los santos “gemelos”, aparecen en el retrato destazando y montando la piel, una antigua técnica que usan los zapateros de San Mateo. Aunque en otras imágenes ambos santos aparecen en otras posturas, esta es la más tradicional, la que más aparece en los talleres y los altares.
FIESTA ZAPATERA
En San Mateo Atenco se sabe que es 25 de octubre porque los cuetes no dejan de tronar, no dejan de silbar cuando suben a los aires y echan una cola de humo detrás. También porque muchos talleres cierran por ratos, mientras el patrón convida mole, carnitas, una barbacoa e incluso unas cervezas.
“Cada taller hace su festejo, comida, incluso unas vercetitas”, explican ambos zapateros.
Previo al 25, la imagen en los talleres se baja y se desempolva de los altares, se le cambian las flores y se adorna con unas rafias. Es una vez por año, cuando se debe dar gracias a los “santos gemelos”.