[Galería] Se prepara Santuario de Chalma para Semana Santa

Ocuilan, México.- Cae la mañana en Chalma. Elalboroto de rezos, sermones, aún no dejan eco, pero si el zumbidode las chicharras (especie de escarabajo) que cantan en lo alto delos copos de los árboles, y que bajan del cerro de las Cruces comochillidos; faltan unos días para Semana Santa, pero el pueblo yase prepara.

En la entrada al Santuario, dondeestá el antiguo ahuehuete del río, son pocas las vendedoras decoronas de flores que invitan a los visitantes que pisan porprimera vez la tierra del Señor de Chalma, pero en unos días,incluso las flores harán falta.

¡A 20 se la damos, mire, le quedabien, para que lo bendiga nuestro Señor de Chalma! -oferta una delas vendedoras a los pocos peregrinos y visitantes que hasta estejueves bajaron las curvas culebreadas de la carretera que llega deOcuilan o Malinalco.

El padre Pablo Torres explicó quese espera la bajada hasta el Santuario de al menos un millón depersonas, que llegarán entre el Domingo de Ramos, el Jueves yViernes Santo, así como el Sábado de Gloria y el Domingo deResurrección.

"Todos vienen por propósitosdiferentes, a pedir y otros a agradecerle por las bendiciones ymilagros dados, para ponerse el agua bendita o cumplir su manda",explicó el sacerdote, quien es parte del grupo que celebrará lasmisas la siguiente semana.

Foto: (Daniel Camacho)

En las calles empedradas que bajan ala orilla del río donde está el santuario agustino, se miran alos oriundos alistar las fachadas de sus negocios y casas pararecibir el peregrinar, apurados corren de un lado a otro, mientrasque en su mayoría los comerciantes, aún tienen sus puestosenvueltos entre lonas y lazos, pues faltan días para la ventagrande.

Incluso desde lejos se alcanza a vera tres ágiles albañiles que cuelgan desde lo alto de la cúpuladel Santuario, al que le afinan detalles de pintas yrepellados.

En la plaza de los danzantes, comopocas veces del año se puede apreciar, este jueves había pocoperegrinar y se puede escuchar incluso en vez de murmullos degente, el correr del río de Chalma; uno que otro artesano palmerode Coantepec, Morelos, que apura sus manos para terminar loscristos que ofertan el Domingo de Ramos.

"Hay que estar listos pa' la semanabuena, ahora no se vende mucho pero ya vendrá con la bendicióndel Señor de Chalma", dice Aurelio, el viejo artesano que asemejaa uno de los ladrillos que sostienen el Santuario y que cada añoestá ahí, en su rincón de venta.

Como lo describe Francisco RojasGonzález en su cuento "La Venganza de Carlos Mango" en su librotitulado El Diosero, la plazuela de los danzantes de Chalma, parecetener vida propia, auspicio de sincretismos y de los viajeros queven en el Cristo crucificado aparecido en una cueva del cerro elaño de 1532, la esperanza de un buen negocio, la salud y elbienestar, e incluso una petición especial de alejar las "malasplagas humanas" de sus vidas.

Fue desde el siglo 16 cuando se supode su aparición que comenzaron los peregrinares de todos losrincones del país: Puebla, Oaxaca, Michoacán y la Ciudad deMéxico, a píe recorriendo los más de mil 500 kilómetros hastala tierra caliente de Chalma.

Esa tradición no ha cambiado enmucho, los ojos de los feligreses que creen a ciegas en losmilagros del señor de Chalma, miran igual que hace 100 años y elCristo, corresponde a sus visitas, igual que hacesiglos.

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