Toluca, México.- La avenida Nevado de Toluca luce hileras de rejas y portones reforzados para esconderse del miedo. Es el acceso principal al desarrollo habitacional Geovillas el Nevado, en Almoloya de Juárez, y la que da la bienvenida a sus visitantes, pero también es la más castigada con la delincuencia, aseguran sus inquilinos.
En este fraccionamiento los propietarios viven encarcelados por el crimen, los asaltos y vandalismo.
"Aquí cada semana es tiro por viaje, si no es un baleado, son los asaltos o los muertos", relata Cristina, una de las vecinas que han soportado varios años a la inseguridad. Es de las que ya han decidió irse y abandonar su patrimonio. "Ya primeramente Dios, me voy en poco tiempo, no puedo exponer a mi familia más", reprocha la inquilina.
Justo en el acceso al desarrollo, detrás de un gran arco, está una caseta de vigilancia, que desde hace años sólo sirve de refugio al vandalismo.
Más adelante inician las rejas en domicilios, negocios y privadas. Ha sido labor y desembolso de los propietarios reforzar las medidas, pues la constructora de las casas, se desentendió desde hace mucho. "¡La gente se está yendo!", advierte Romeo, taxista de una de las bases instaladas al interior.
Entre las privadas y avenidas lo dicho por el ruletero se constata. Las casas están abandonadas y desvalijadas, otras invadidas por paracaidistas.
Rosa y Cristina, señalan uno de los domicilios de la avenida Independencia, donde vive un hombre conocido como "El Cloro", al que achacan ser el comprador y distribuidor de tasas de baño, puertas y otros accesorios que son robados de las casas abandonadas. "Ahí llegan a venderle todos los rateritos y el señor se encarga de ofrecerlos cada semana en el tianguis", denuncia Rosa.
Hace 20 días, frente a una tienda de conveniencia, pasadas las 20:00 horas, balearon y asesinaron a una joven que retornaba de la escuela, recuerda Cristina.
Y hace ocho días balearon a otro joven para intentar robarle cuando estaba con su novia, agrega Rosa.
Los hechos de inseguridad así se enlistan en este fraccionamiento: —¿Hay narcomenudeo y crimen organizado?, se les cuestiona a los taxistas de la base. "Te podemos decir todo lo demás, pero de eso nada, no queremos problemas", aluden los operadores sondeados.
El mejor seguro de vida para ellos, es el silencio y no saber nada sobre el tema, revelan.
Con los años, han aceptado convivir con el crimen que llegó de inquilino a Geovillas, es un proceso general que ocurre en todo el país, asegura Cristina Pablo Dorantes, especialista en Seguridad Ciudadana en la UAEM.
“Aquí es normal la inseguridad, la otra vez balearon a mi perro pero ni para salir porque también le toca a uno”, sostiene Raquel, vecina de la avenida Independencia.
Pese a que en el acceso principal hay una patrulla en vigilancia, para los vecinos después de las 21:00 horas es casi un toque de queda. Pocos se aventuran a salir.
Romeo y su grupo de compañeros taxistas advierten que han formado grupos de whatsapp para alertarse de los asaltos, aún así no se han salvado. Les ha tocado al parejo que los habitantes.
“Nos han encajuelado”, revela don Florentino. Se refiere a las ocasiones en que los grupos de asaltantes los abordan y usan sus unidades para cometer atracos y desvalijarles los taxis.
“Uno ya sabe qué chavos son los ratas, andan con sus monas (inhalantes) y sus churros de mota”, relata el chofer de transporte público.
De acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), por mes en el municipio de Almoloya de Juárez se registran un promedio 170 denuncias por diversos delitos, una cifra muy baja en comparación de la incidencia real.
Esto deriva a que en el Estado de México casi el 80 por ciento de las víctimas no denuncian los ilícitos, pues hay una fuerte tendencia de desconfianza con la autoridad que imparte justicia, según analizan especialistas.
En Almoloya las cifras de denuncias más alta se concentra en el robo de vehículos, que arroja un promedio de 25 hechos por mes, mientras que las lesiones dolosas suben hasta 40 por mes.
De día las privadas y avenidas de Geovillas desnudan el deterioro al que lo ha sometido el vandalismo y la inseguridad, jardines deshechos, paredes grafiteadas y casas desvalijadas, es el panorama constante. De noche eso se maquilla pero no la inseguridad, que habita entre la oscuridad y los pocos rondines de las patrullas.