El sismo de 7.1 en la escala Richter con epicentro en Guerrero que hizo temblar al Valle de México el pasado martes, trajo el recuerdo de tres antecedentes que registró el país ocurridos en este mismo mes, pero en diferentes años.
De acuerdo al resumen mensual de Sismicidad del Servicio Sismológico Nacional, el 7 de septiembre de 2017 se registró un terremoto de 8.2 en el Golfo de Tehuantepec, en Chiapas.
El sismo fue sentido fuertemente en el centro del país y ocasionó graves daños en la Ciudad de México.
Luego, el 19 de septiembre de ese mismo año, entre los estados de Puebla y Morelos se registró otro sismo que tuvo un pico de 7.1 y provocó la muerte de 369 personas.
Durante 2019 el temblor de mayor magnitud reportado en este mes ocurrió el día 21 a las 20:50 horas, con una magnitud de 5.0. El epicentro se ubicó en el golfo de Tehuantepec.
Sin embargo, en la ciudadanía quedó grabado el desastre dejado por el sismo del 7 de septiembre del 2017, donde hubo 200 muertes, la Ciudad de México fue donde se registró la mayor cantidad de víctimas fatales.
El Servicio Sismológico ubica al Estado de México en la zona intermedia, donde se registran sismos no tan frecuentes.
En Edomex, alarmas sísmicas registraron fallas: ciudadanos
Al menos 15 por ciento de las alarmas sísmicas en los municipios del Valle de México no alertaron a la población sobre el movimiento telúrico del pasado martes.
En Coacalco y Naucalpan, vecinos aseguraron que los altavoces no se escucharon, por lo que desalojaron sus viviendas hasta que sintieron el movimiento.
“Nosotros vivimos en el quinto piso de unos departamentos en Lomas Verdes, y estaba acostada con mi hijo viendo una película cuando sentimos cómo se empezó a mover la cama y se escuchaba cómo tronaba la casa- Nos salimos rápido, pero nunca se escucharon los altavoces, ya ni nos bajamos porque sentí que era más peligroso utilizar las escaleras”, dijo Alicia.
En tanto, vecinos de la cabecera municipal de Coacalco consideraron la importancia de que suenen, “cuando los colocaron pensamos que iban a funcionar para las alertas y, ahora que se necesitan, no sirven. Yo creo que deberían de invertir en eso, porque, aunque sea unos segundos, nos ayudan para salir.
Aunque muchos hemos aprendido con los simulacros que se llevan a cabo”, señaló Montserrat, vecina de la calle Nicolás Bravo.