“Amor eterno”, “puño de tierra”, “cruz de olvido”, entre otras melodías, se escucharon a la orilla de las tumbas iluminadas con cempasúchil, y ahí, se fundieron con los recuerdos de familiares que acudieron este sábado al panteón municipal de Toluca por el Día de Muertos.
“Se muere lo que se olvida y por eso estamos aquí con mi esposa”, refirió Rodolfo Valdés, vecino de la delegación de Cacalomacán que acompañado de sus hijas, yernos y nietas, acudieron la mañana de este sábado al panteón municipal.
Así como el señor Rodolfo, miles de personas con flores en mano se dieron cita desde muy temprano a este cementerio que al medio día ya lucía iluminado por cempasúchil.
Música ranchera, banda y norteña, se dejaba escuchar entre las tumbas adornadas con flores y pegadas una a una, todas ellas rodeadas por integrantes de la familia de la persona fallecida.
Mientras algunas familias compartían el pan y la sal en la tumba de su ser querido, otras más cantaron “Amor eterno”, “Cruz de olvido”, “Puño de tierra”, entre otras melodías que entonaban con sentimiento.
“Venir al panteón en estas fechas es convivir con mi esposa y decirle que sigue viva en nuestros corazones”, comentó Rodolfo Valdés.
Aunque en la gran mayoría de tumbas presentó por lo menos entre tres y cuatro visitantes, también hubo difuntos quienes solo recibieron a un solo familiar por diferentes circunstancias.
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“Yo vine acompañar a mi esposo un ratito, no le traje nada pero aquí ya me regalaron unas florecitas para ponérselas. Lo llevo en mi corazón y por eso vengo a verlo”, expresó Catalina Pérez de la Ciudad de México.
Los visitantes aprovecharon para arreglar las tumbas de sus seres queridos y de paso también adórnalas con algún artículo o juguete que le gustaba a la persona fallecida.
“Para nosotros esto es una fiesta, pues venimos a ver y convivir con quienes se nos adelantaron. Ya nos tocará estar del otro lado en un tiempo no muy lejano”, aseveró don Jorge quien con su familia acudió a la tumba de su madre.
Como ya es una costumbre, los alrededores del panteón municipal se convirtió en un tianguis donde además de flores se ofrecieron desde alimentos hasta bebidas embriagantes a los asistentes.