Su contacto directo con el virus que provoca la enfermedad Covid-19, provocó que algunas personas que trabajan en las funerarias fueran evitadas hasta por su propia familia, asegura Daniel Medina, propietario de Funerales La Piedad.
“Aquí cerca nosotros tenemos familiares, pues ahora con la pandemia nos evitaban y muchos preferían darse vuelta para no saludarnos por miedo al virus”, señaló el empresario del ramo ubicado sobre Paseo Matlazincas.
Daniel compartió con El Sol de Toluca su experiencia como funerario durante esta pandemia, que por cierto, recordó, aún no finaliza.
"En un principio la gente y nosotros mismos no creíamos en este virus, pero conforme comenzó la gente a enfermar y luego a morir, esto se tomó más en serio", reconoció.
Ante esta situación, mencionó, todos las funerarios agremiados a la Unión de Funerarias Del Valle de Toluca, encabezada por Gabino Zarza, comenzaron a adquirir equipos de protección para su personal.
“En un principio compramos trajes especiales, guantes y mascarillas especiales, pero en el trabajo el sudor opacaba la visibilidad y por eso tuvimos que perfeccionar los trajes”, subrayó.
Ya en la etapa más dura de la pandemia que puede considerarse la segunda ola, recalcó, el miedo al contagio fue tal que la mayoría de los funerarios fuimos "satanizados".
“Así como en un principio los médicos, enfermeras y hasta paramédicos eran mal vistos por la gente, a nosotros también nos tocó y era de que incluso familiares preferían no pasar por la funeraria para no saludarnos”, enfatizó.
“Algunos familiares preferían irse por otro lado para no saludarnos por miedo al virus, pero al final ellos sí se contagiaron y nosotros no”, agregó.
Recordó que la etapa más crítica de la pandemia tuvieron que contratar a más personas y el miedo al contagio era el mismo.
“Nos decían: es que ustedes agarran a los muertos con Covid-19 y les decíamos sí, pero lo hacemos muy bien protegidos”, contó el funerario.
Prácticamente, mencionó, el funerario ha hecho el trabajo más delicado durante la actual pandemia, pues fueron el último eslabón en toda la cadena.
“Nosotros prácticamente íbamos por los muertos al hospital o al domicilio, cuando acudíamos al hospital nos decían que era por Covid-19, pero al acudir a casa nos engañaban”, finalizó.