Cuando pasaron cinco días de la salida de David de Texcaltitlán con destino a Arizona, Juana García, su esposa, comenzó a dudar. A temer que el mexiquense no hubiera cruzado la frontera.
Era el mes de septiembre de 2022 y hasta octubre, Juana obtuvo las noticias que no quería escuchar: David había sufrido un accidente y estaba grave en un hospital.
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“En fecha 28 de octubre del 2022 un primo de mi concubino me marcó para decime que ya sabía dónde estaba y que se encontraba en un hospital de Nogales, Sonora, que lo teníamos que ir a recoger ya que se encontraba en muy mal estado porque había sufrido un accidente”, relata Juana.
BUSCABA EL SUEÑO AMERICANO
David Hernández Vázquez, de 42 años, formaba parte de una cuadrilla de migrantes que salieron de Texcaltitlán el 16 de septiembre de 2022. Un día atrás festejaron el grito de la Independencia de México en el pueblo y había desfile por las calles. Salieron con destino a Nogales, Sonora, en la frontera con Arizona. Debían llegar en cuestión de días y luego aguardar otros más para poder cruzar.
“Se comunicó conmigo y me platicó que estaría en espera de poder pasar a USA. Estuve en comunicación con él hasta el día 20 de septiembre y me comentó que ya pasaría la frontera y que me marcaría en unos días”, cuenta Juana, en una carta que escribió a esta Redacción.
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Ahora Juana, ya un tanto recuperada, mira en muletas a su esposo, se cuestiona si valieron las penalidades de juntar dinero y que David se fuera a la aventura de cruzar a Estados Unidos.
CULPAN A LOS FRONTERIZOS
Juana señala de forma directa que los responsables del accidente de su esposo fueron los policías fronterizos de Arizona. De indagar por su cuenta, supo que el día del accidente a David lo detuvieron y entre el forcejeo aventaron a su esposo de tal forma que fue atropellado por un tráiler.
“La policía fronteriza de Tucson, Arizona, lo había detenido y que al realizar la detención no había realizado los protocolos correspondientes y lo habían aventado a un tráiler de carga y lo habían atropellado, quedando grandemente herido”, testifica Juana.
A su esposo lo fue a encontrar en el hospital del IMSS en Nogales, Sonora, a donde lo trasladaron de Arizona luego de deportarlo el 26 de octubre de 2022.
“Estuvo internado en el hospital de Tucson, Arizona, (University Mexicali Center) donde le amputaron la parte del pie y le dieron tratamiento a las lesiones del cráneo, mano y demás lesiones que tenía”, indicó.
Juana consiguió 20 mil pesos y pagó un taxi desde Nogales hasta Texcaltitlán, en el sur mexiquense. Un viaje de tres días que ella tuvo que financiar, porque las autoridades le negaron la ayuda.
“Soy una persona de muy escasos recursos y me dediqué a conseguir dinero. Con mucho esfuerzo me prestaron 20 mil pesos, los cuales aún debo. Me trasladé a Nogales, Sonora, y llegué al hospital del IMSS bienestar en donde se encontraba mi concubino y me comentaron que lo tenía que sacar de ahí de inmediato.
Me lo entregaron con una sonda que tenía en el estómago e inconsciente. Tuve que pagar un taxi, transcurriendo 3 días de camino para llegar a Texcaltitlán”, detalló Juana en su carta.
Aunque Juana intentó investigar sobre el accidente, las autoridades de Arizona nunca respondieron y en México ha sido igual de complicado.
SOLICITAN AYUDA
Tras nueve meses del accidente, David Hernández se mueve en muletas. Estuvo conectdoa a la sonda el primer mes y luego usó una silla de ruedas.
“Ese es su pie que está malo y la mano, es lo único, pero ya no usa silla de ruedas, ya anda en muletas. Poco a poco camina, le amarramos un calcetín porque no tiene prótesis”, relata Juana en un video que envió a este diario.
Los daños físicos de David se consideran: inflamación del cerebro, fractura de cráneo, desorientación mental, fractura en una mano y la amputación del pie derecho.
“Mis recursos económicos son mínimos, tengo que mantener a mis 4 hijas y a mi esposo”
David había decidido migrar a Estados Unidos para sostener a sus cuatro hijas de 12, ocho, cinco y tres años, respectivamente.
Así como levantar su vivienda, que consta de un cuarto de tabique y una cocina de madera y cartón donde habita la familia de seis integrantes.
“Solo subsisto con 110 pesos al día y de lo que la gente amable me regala”, reprocha Juana esperando algo más que esperanza.
