Construido en la parte baja de la colonia el Potrero, el Hospital General de Atizapán de Zaragoza “Dr. Salvador González Herrejón”, en el municipio de Atizapán de Zaragoza, está condenado a seguir sufriendo inundaciones por la zona donde fue edificado, que es paso obligado de aguas pluviales que provienen del cerro de Calacoaya.
Manuel Espinoza, secretario del Colegio de Ingenieros del valle de México, recordó que no es la primera vez que las aguas de lluvia anegan las instalaciones médicas, pues hace como 10 años hubo otra inundación, pero no tan fuerte como la que se registró este martes.
El especialista en hidrología explica que por más obras que se realicen para contener las aguas, los ríos siempre vuelven a tomar su lecho fluvial natural.
Los mexiquenses han sufrido innumerables problemas en esta temporada de lluvias con inundaciones muy fuertes y accidentes provocados por el mal estado del drenaje pluvial en el valle de México.
La red de tuberías para el desalojo de las aguas negras y de lluvia es obsoleta, muy vieja, y en los últimos 20 años los municipios no han aportado los recursos necesarios para su modernización y correcto mantenimiento, añade el especialista.
Señala que la política imperante de los alcaldes ha sido: “Lo que no se ve no se atiende”. Es preferible tirar el dinero en programas inútiles, en lugar de invertir en un servicio fundamental para la seguridad de los habitantes, que es precisamente el drenaje pluvial.
“Debajo de nosotros, por donde caminamos o circulan vehículos, se encuentran tuberías rotas e incluso colapsadas".
Municipios del valle de México también están condenados
Crecieron de forma anárquica y explosiva, invadiendo áreas de bosques, zonas agrícolas y de reserva, sin respetar los ordenamientos ecológicos y el suelo permeable del valle de México que permitía la infiltración del agua de lluvia para la recarga del acuífero, indicó Manuel Espinoza.
Cuando se presentan fuertes lluvias y al no tener el espacio de infiltración, los escurrimientos se incrementan exponencialmente, rebasando la capacidad de conducción de los drenajes pluviales.
Debido a la sobre extracción de agua del acuífero del valle de México, se hunde aceleradamente; hay zonas, sobre todo hacia el oriente, que presentan velocidades de hundimiento de hasta 40 centímetros por año.
Este fenómeno ha provocado que la mayoría de los desagües naturales hayan perdido su pendiente original.
Los tradicionales ríos ahora se han convertido tristemente en drenajes de aguas negras, como Los Remedios y La Piedad, por mencionar algunos, que descargaban en el Lago de Texcoco.
La capacidad de regulación hidrológica en los municipios del valle de México se ha reducido dramáticamente. “Es inconcebible que, desde los años cuarenta, los responsables de la entonces Secretaría de Recursos Hidráulicos diseñaron un complejo sistema de lagunas de regulación principalmente en el poniente del Valle.
Desde aquel momento ya se veían los riesgos de inundación para toda esta zona, porque no se contaba con un volumen determinado de almacenamiento temporal.
Que quede bien claro, no se trata de lluvias atípicas, sino de mala planeación, corrupción e irresponsabilidad de todas las autoridades”, afirmó.