Jessica, la última víctima del terror que se vive en Xonacatlán

Filiberto Ramos

  · lunes 7 de agosto de 2017

El cuerpo de la joven fue encontrada en el municipio de Huixuilucan

Xonacatlán, México.- Desde la carreteraToluca-Naucalpan se alcanzan a ver las azoteas de las viviendas delbarrio de San Antonio, y al fondo los cerros poblados de SantaMaría Zolotepec, dos de las zonas donde en las últimas semanashan desaparecido jovencitas sin dejar rastro. La última fueJessica, una doctora de 29 años y madre de familia.

En apariencia todo luce tranquiloy solo se mira pasar el bullicio de los locales de fruta, comida,estéticas, abarroteras y refaccionarías que abundan en el tramocarretero. Pero entre esas calles y los lotes baldíos están lasmarcas de sangre de las agresiones, prendas abandonadas o cruces delas historias de las desaparecidas.

En las calles del barrio de SanAntonio, ubicado a la salida de la cabecera municipal, por donde seva hacia Huixquilucan, se carece de alumbrado público, también deobras para pasos peatonales, jardineras viales, espacios públicosy servicios de salud. Pero en un barrio lastimado tanto por lainseguridad, eso es lo de menos y son la última petición en lalista del pliego para el alcalde. Es más urgente poder vivir sinmiedo y sin terror.

-¡Fue la última chava quedesapareció, el lunes pasado también levantaron a otra de quinceaños!, relata un vecino que supo del caso y que precisa queJessica fue vista por última vez en la gasolinera delbarrio.

El pasado 4 de agosto, durante latarde, Jessica Sevilla Pedraza, de 29 años, doctora de profesióny madre soltera, fue vista por última vez a bordo de su vehículotipo Mazda color rojo en la gasolinera del barrio de San Antonio, aunas cuadras de donde vive. Su destino era un viaje de rutina queharía la Ciudad de México.

Ese día vestía tenis color beigecon flores rosas, un saco del mismo color, blusa manga corta ypantalón liso en mezclilla en tono azul marino. Al momento deencontrar su cuerpo, los peritos tuvieron como únicas señas lostenis rosas con flores para poder generar la hipótesis de que setrataba de Jessica, pues el salvajismo con que fue hallado sucuerpo hacía casi imposible saber la identidad.

Según la necropsia del ServicioMédico Forense (Semefo), la cabeza le fue degollada y la pielarrancada. La escena se torna incluso peor al reciente caso deMariana, la jovencita hallada destripada al interior de unacarnicería en Ecatepec.

Luego de alertarse por sudesaparición, el sábado se giró la alerta Odisea, pero eldomingo sus familiares fueron notificados de que una joven de suscaracterísticas había sido levantada del paraje “El Hielo” enHuixquilucan y trasladada al Semefo de Naucalpan, según los datosde fuentes policiales.

El perímetro que abarca SanAntonio no supera los tres a cuatro kilómetros cuadrados, unterritorio que pareciera se puede vigilar sin problema por lapolicía local, pero en la selva de sus calles lo que másprolífera es la irregularidad, la falta de ley, la inseguridad ylos vigías del crimen que lo ven todo.

Allí se ubica una esquina dondeestán los baños públicos conocidos como “Keiko”, un puntociego y que se hizo famoso por concentrar la mayoría de asaltos anegocios, transeúntes, a transporte público y ahora ladesaparición de mujeres.

-¿Sabe dónde desapareció lajoven?

-Allá por la gasolinera la“levantaron”, es la doctora que buscaban por Facebook, indicauno de los taxistas del cruce de Amomolulco. El último caso, el deJessica, está en la memoria de todos los vecinos, porque la listade desaparecidas ya suma siete casos.

En Xonacatlán y su vecinoOtzolotepec, donde sus habitantes se han acostumbrado a ver adiario asaltos, saber de asesinatos y de usar rejas en susnegocios, silbatos y mantas para defenderse, el homicidio deJessica les caló y ha dejado un ambiente de temor en elaire.

-¡Que ya encontraron muerta a lamuchacha! es lo que supimos, esto ya está muy feo, revela un grupode mujeres abordadas en calles de San Antonio, de las pocas quedeciden dar detalles; el resto de los vecinos miran condesconfianza.

No laconocíamos, pero sabíamos que era doctora en el hospital delmunicipio; pobrecita, aquí ya no se puede vivir, a mis hijas ya nolas dejo salir solas, hace falta que los vecinos nos organicemosmás porque las autoridades no hacen nada”, recrimina una de lasvecinas sondeadas.

En un municipio donde el presupuesto del 2017superó los 206 millones de pesos y los policías ganan menos decinco mil pesos mensuales (según el tabulador de salarios delayuntamiento), la carencia más evidente es la seguridad, queclaman los habitantes con mantas instaladas en las paredes de losdomicilios: “Si te agarramos te linchamos”. También en lasrejas de los negocios, alarmas instaladas en las esquinas y susrostros que lo dicen todo. El terror es ya el dueño enXonacatlán.

https://youtu.be/83fhpC4sPxk

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