Una década ha pasado desde que los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, “Raúl Isidro Burgos” fueron atacados, 43 de ellos desaparecidos y seis más, asesinados. Sin embargo, un nombre que se ha invisibilizado de la lucha por la verdad y la justicia es el de Julio César Mondragón Fontes, así lo reclaman sus familiares quienes durante 10 años han luchado por visibilizar que él también fue víctima.
La noche del 26 de septiembre, Julio César había salido de la Normal Isidro Burgos rumbo a Iguala con el propósito de participar en una actividad de recolección de fondos y conseguir autobuses, en preparación para la marcha del 2 de octubre, la cual, por primera vez, tendría como punto de partida dicha institución, lo que generó inquietud en su familia.
Él fue uno de los estudiantes de Ayotzinapa emboscados esa noche, siendo el único originario del Estado de México. Pese a que llevaba apenas un mes en Guerrero como estudiante, al “Chilango”, como le decían por su acento mexiquense, la 'verdad histórica' lo criminalizó, reclama su familia, pues se dijo que era parte del grupo criminal 'Los Rojos'.
Julio César, durante La Noche de Iguala, como se le conoce al lapso en que los normalistas de Ayotzinapa fueron asediados, se comunicó con su novia y madre de su pequeña, le avisó que les estaban disparando. Después, llegó el silencio.
Su cuerpo, localizado horas después de los ataques, sufrió distintas torturas; le desfiguraron el rostro mientras aún estaba con vida, se lo arrancaron con un objeto punzocortante, le sacaron los ojos y sufrió múltiples fracturas en 40 huesos de su cráneo, cara, tórax y columna vertebral.
El cadáver de Julio César fue hallado a solo 400 metros del C4 de Iguala, una instalación controlada por el Ejército. Pese a ello, en la 'verdad histórica', se le llamó criminal.
En entrevista con El Sol de Toluca, Cuitláhuac Mondragón Fontes, tío del 'Chilango' y vocero de la familia, recriminó que nada ha cambiado. A una década de los hechos, poco se sabe de lo que motivó el ataque y por la desaparición forzada, tortura y homicidio de Julio César, quien apenas tenía 22 años, no hay detenidos. El crimen, recriminó con un acento cargado de impotencia, dolor y memoria, quedó archivado.
Pese a que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos atrajo el caso y solicitó el expediente al Estado Mexicano en diciembre de 2023, las autoridades no lo acataron, por lo que el plazo venció en abril de este año y el expediente nunca llegó.
'No hay respuesta a la recomendación que hace la CIDH al Estado Mexicano. En respuesta, mediáticamente siguen con ocurrencias basadas en la criminalización, en el caso de Julio César, para justificar el crimen de lesa humanidad, como en todos los casos de las víctimas, antes de hacer una investigación'.
La familia también recuerda que, al inicio del actual gobierno, hubo promesas que alimentaron la esperanza de obtener respuestas. Durante una reunión en el Museo de la Memoria Indómita, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó un documento que incluía la creación de la Comisión de la Verdad, donde se comprometió a que las familias serían las primeras en conocer los avances.
Sin embargo, según la familia Mondragón, estas promesas nunca se cumplieron. 'Nunca existió esa información. Fue una forma mediática, y dentro de ella, una investigación que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) juzgó en su cuarto informe como no científica, que no cumple con los estándares', señala Cuitláhuac.
La decepción es profunda, ya que la familia Mondragón recuerda que antes de que López Obrador asumiera la Presidencia, buscaron su apoyo. 'Fuimos, la familia Mondragón, los primeros en solicitar su ayuda, pues las condiciones apuntaban a que sería el próximo mandatario. Le pedimos que nos recibiera o al menos mencionara el caso en una de sus conferencias matutinas, pero nunca sucedió', relata Cuitláhuac. A pesar de las solicitudes documentadas, lo único que ha prevalecido, dice, es la criminalización de Julio César y el encubrimiento de los responsables.
'Es la misma verdad histórica, disfrazada de otra forma. Prefirió encubrir a los altos funcionarios y al Ejército, antes que cumplir con sus propias promesas de campaña respecto al caso Ayotzinapa y específicamente al de Julio César', lamentó Cuitláhuac.
En este décimo aniversario, la familia de Julio César Mondragón Fontes sigue exigiendo justicia real y verídica, no solo por él, sino por todas las víctimas de la Noche de Iguala.
Para ellos, después de diez años, la espera continúa, con la esperanza de que algún día las promesas no queden solo en palabras y que el Estado Mexicano asuma su responsabilidad en estos crímenes de lesa humanidad, porque 3 mil 650 días con sus noches han pasado desde que a Julio César Mondragón Fontes lo asesinaron, reclamaron, y no sabe el porqué, quiénes ni porqué así.