La gastronomía y el arte se combinan para crear una aventura repostera que recorre todos los sentidos, acentuándose en el gusto, el olfato y el visual. Así es como Adriana del Ángel Sandoval, artista digital de profesión y repostera por vocación, ha logrado consolidar “Horneando Pecados”, un rincón soñado en su hogar.
Para ella, la elaboración de un pastel se asemeja a una obra de arte "como si fuera un óleo en el que se pinta". Parte de lo que el cliente pide, de copiar el boceto sugerido, pero siempre va más allá pues recrea en su imaginación el diseño de los postres.
“Al inicio me mandaban una imagen y yo trataba de hacerla igual, pero dije: no, yo le voy a meter mi cuchara, y como estudio arte digital, pude hacer posible la combinación de estas dos artes, cambiaba los elementos decorativos", señala. Y siempre tuvo buena respuesta, agrega.
Su espíritu creativo no hubiera prosperado en una cadena de repostería o una tienda departamental por lo que el hecho de cocinar desde su casa le da libertad.
Es como hacer un dibujo, pues buscas imágenes, paletas de colores y se van experimentando en el proceso.
Arma el boceto y a través de redes sociales envía fotografías sobre el diseño de cada postre. Ese es el primer paso para hornear. “Tampoco puedo hacer todo como a mí me guste, el cliente por eso nos busca, porque los respetamos”.
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De ahí que su sello personal es la elaboración de postres caseros y personalizados. “Horneando Pecados” es una empresa familiar en la que Adriana recibe apoyo de su madre. La calidad, atención personalizada y elaborados "con amor" es el plus de su negocio.
Adriana destaca sobre la calidad de los insumos para cada producto. El sabor de cada producto, añade, compite con el de pastelerías o restaurantes destacados en el ramo.
“Lo casero es mejor, porque está hecho con amor”, reiteró Adriana. Los pasteles de “Horneando Pecados” no se hacen con harinas preparadas, conllevan un proceso distinto por lo que el negocio recibe pedido tanto para eventos pequeños como para cumpleaños o aniversarios de bodas.
La creatividad la ha llevado a utilizar decoraciones de películas de época como Harry Potter, o temáticas de Día de Muertos, dibujos animados, de series o de juguetes. Y eso lo convierte en un momento especial.
Este año comenzamos con pedidos personalizados y ha sido un viaje muy padre, he aprendido mucho.
La presentación de cada producto suele ser distinta, alejada de diseños clásicos de cualquier pastelería, por ejemplo, al hornear panques se aleja de los refractarios rectangulares y en su lugar utiliza moldes de “bon cake” y con decoración minimalista. “Menos es más, siempre”, comenta.
Nacimiento en pandemia
En 2020 Adriana decidió romper con la inercia que la pandemia había generado en su vida. Inició un diplomado de repostería. Eso la alentó a cambiar la decoración de las paredes de su recámara.
“Para mí fue una especie de salvavidas, incluso yo en la pandemia llegué a un punto en el que no salía de mi cuarto, pero me gusta mucho la repostería”.
La idea de crear una empresa familiar se fue consolidando. Ello aminoró la difícil situación económica. Primero la familia, amigos y vecinos degustaron sus productos. Poco a poco, más personas fueron saboreando su arte culinario. Su hobbie se transformó en su estilo de vida.
“Desde el Día del Padre (en el 2020) salí de mi cuarto y viví más en la cocina que en mi cuarto, y sigo así hasta la fecha”, reiteró.
Inició con un horno y una batidora pero el éxito ganado le hizo adquirir un horno más grande, nueva batidora y un refrigerador exclusivo para almacenar materias primas.
Chocolate oscuro con mermelada de naranja, mandarina, chabacano, frutos rojos, así como nueces, almendras, avellanas tostadas o mantequilla, son algunos de los productos más utilizados en su cocina.
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La combinación de sabores genera más de 20 productos diferentes como panes, pasteles, galletas, tartas, postres árabes, cheesecake, brownies, buttercream, los cuales están disponibles en su menú digital.
“La combinación que más me gusta es chocolate oscuro, muy oscuro, con naranja o con mandarina, creo que es una combinación que se puede encontrar en cualquiera de mis productos”, reiteró la creadora del negocio tradicional denominado "Horneando pecados".
Apoyo al autoempleo
Adriana destaca que comprar pasteles caseros no sólo ayuda a la economía de una familia, también colabora con un estilo de vida que muchas personas han adquirido durante la pandemia de Covid-19: el autoempleo.
Este año comenzamos con pedidos personalizados y ha sido un viaje muy padre, he aprendido mucho.
Una de las claves de su negocios es precisamente esa atención tan de cerca con sus clientes y con todos aquellos que la buscan para hacerle algún pedido.
De entrada, la pregunta obligada es siempre "¿Qué quieres?" y "¿Qué te gusta?", elementos indispensables para el comienzo en la elaboración de cada producto.
“La presentación del producto tratamos de hacerla distinta, diferente", asegura la emprendedora de repostería.