Pese a la lucha emprendida para defender los derechos humanos de la comunidad LGBT+ desde hace más de 40 años en México, las personas de la diversidad sexual todavía no se sienten sujetas de derechos, refirió el activista y fundador de la organización civil Fuera del Clóset, Ricardo Coyotzin Torres.
Lo anterior, debido a que persisten las manifestaciones de violencia, la falta de voluntad política y las represiones dentro del núcleo familiar, expresó Coyotzin Torres durante la conferencia “Diversidad Sexual y de Género: una deuda pendiente” organizada por la Coordinación Institucional de Equidad de Género de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Estas faltas, son las que generan omisiones graves no sólo en el marco jurídico, sino en la sociedad, para con la comunidad LGBT+.
Antecedentes
Ricardo Coyotzin recordó que la revolución LGBT+ inició a nivel internacional en el año 1969, sin embargo, tomó 10 años para que iniciara en México, el 29 de junio de 1979.
Desde entonces, dijo, los objetivos de las movilizaciones de la diversidad sexual han presentado cambios constantes, pues mientras que en 1979 iniciaron para erradicar las “razzias”, es decir, las persecuciones policiales acompañadas de violencia, extorsión, entre otros, mismas que servían para evidenciar ante la sociedad a quienes detenían por el hecho de ser homosexual, ahora se busca visibilizar y consolidar los derechos de esa comunidad.
“Hay fenómenos que siguen colocando estos obstáculos para que la agenda de la diversidad sexual y de género, no sólo desde el ámbito de los derechos humanos, sino desde los diferentes escenarios puedan convivir sin que existan ambientes propios para la violencia o para la propia discriminación”, explicó Ricardo Coyotzin.
Las agresiones y discriminación
Al referir que las agresiones a las que es sometida la comunidad LGBT+ en la entidad no sólo tiene que ver con las física y verbales, el activista agregó que también están relacionadas con la falta de políticas públicas y leyes que defiendan los derechos humanos de esta comunidad.
“Para el Estado pareciera que no existes, no existes jurídicamente. Esta identidad social con la cual tú has creado, con la cual te identificas y te sientes completo, que esto no se avale o no se traduzca en acciones para la justicia o que a partir de ello no se pueda tener el acceso a otros derechos, claro que forma parte de estas acciones de la discriminación”, afirmó Ricardo Coyotzin.
Recordó que los actos de discriminación y agresiones en razón de género inician en el núcleo familiar, pues es dentro de éste en el que se dan los criterios de selección sobre lo que es bueno o malo, lo correcto y no.
Muestra de lo anterior es que en el año 2019 la organización Fuera del Clóset detectó aproximadamente 45 casos de niñas, niños y adolescentes o personas de entre 11 a 15 años hasta los 35 que fueron víctimas de una manifestación de discriminación dentro de su entorno familiar, mientras que el año pasado fueron 90 casos.
En este contexto, resaltó que el pensar que la discriminación y la violencia se refiere únicamente a un grito, un asesinato o un golpe, es dejar de lado los esquemas en donde la violencia se ha normalizado.
“La homofobia, la lesbofobia, la bifobia y la transfobia han sido elementos normalizados en nuestra propia sociedad y que a través de esa normalización también surge otra palabra que es la ‘legitimación’, se legitima que se hagan bajo esos esquemas”, puntualizó, Ricardo Coyotzin, quien recordó que estas conductas son generadas dentro del hogar.
Importancia de marcos jurídicos en defensa de los derechos humanos de personas LGBT+
Finalmente, recordó la necesidad de continuar trabajando en pro de la no discriminación, del matrimonio igualitario, de la identidad de género, de la protección de la salud, del trato digno, de recibir una educación libre de estigmas y prejuicios y a la protección de los vínculos de parejas del mismo sexo.
“Al hablar de derechos LGBT+ no quiere decir que sean prerrogativas especiales preferenciales hacia este grupo en situación de vulnerabilidad, porque finalmente el primer derecho que es el de la no discriminación no quiere decir que sólo sea exclusivo para esta comunidad, sin embargo, hay que generar énfasis en ello.
“Pero también poder trabajar en políticas públicas en acciones específicas que nos ayuden a la disminución de estas brechas de desigualdad en la sociedad para las personas LGBT+ y con ello, que puedan alcanzar una igualdad de trato, pero también una igualdad de oportunidades y de desarrollo en todas las esferas sociales”, enfatizó el activista.