La "Familia Millonaria" denuncia agresión por parte de policías de Zumpango

Declararon ante la FGJEM que supuestos elementos policiacos les causaron lesiones por golpes además de exigirles un pago de un millón de pesos para dejarlos en libertad

Felipe Bernal / El Sol de Toluca

  · miércoles 31 de julio de 2024

Fotos: Cortesía / Familia Millonaria

Ángel Díaz, patriarca de la famosa “Familia Millonaria”, relató lo sucedió luego de ser privado de la libertad junto a sus hijos por presuntos elementos de la Policía Municipal de Zumpango.

Tras los hechos acontecidos, las víctimas denunciaron ante la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) en Ecatepec a los supuestos elementos policiacos de causarles lesiones por golpes y haber sido secuestrados con fines de extorsión ya que les exigían un millón de pesos, además del robo de sus carteras, teléfonos celulares y joyas, entre estas un anillo de diamante con valor de más de 150 mil pesos.

"Mis hijos me pedían que no declaráramos, pero les dije que esto no se podía quedar así, aunque tuviéramos miedo tenemos que declarar los que sucedió”, explicó Ángel en entrevista telefónica.

“Aun con miedo decimos publicar videos, narrando parte de lo que sucedió e iniciamos una demanda ante la Fiscalía en contra de estas personas. Ese día yo dejé a los escoltas con mi esposa y mi hija y nos los llevamos, otros descansaron ese día, no llevábamos seguridad, ahorita unos escoltas ya no vinieron por el miedo de que les vayan a hacer algo. Ahorita nos quedamos sin seguridad, tiene miedo la gente", mencionó.

Relató que la noche del sábado 28 de julio, junto a sus hijos, acudió a un evento en Zumpango pero, tras viajar unos minutos en su camioneta, fueron interceptados por varias patrullas de la Policía Municipal de Zumpango. Los presuntos policías, a gritos y apuntándoles con armas largas, los obligaron a descender del vehículo.

Era como una veintena de policías y una vez abajo, mis hijos levantaron las manos en señal de que no traían nada, a unos los hincaron, a otros nos esposaron y nos comenzaron a patear, como tres o cuatro policías por persona. Yo le gritaba al que estaba a cargo, no sabía entonces que era el Comandante, que no les pegaran a mis hijos y les preguntaba ¿Por qué?. Ellos- los policías-, no preguntaron nada, tampoco nos acusaron de algún delito”, dijo.

El jefe de familia, aseguró que los agresores sabían quiénes eran porque mientras eran pateados en el suelo les gritaban: “me vale que sean influencers, ustedes no me interesan", declaró.

Relató que desesperado y sintiendo gran impotencia les pidió que se calmaran y de nueva cuenta preguntó por qué les pegaban; sin embargo, la respuesta fue una patada en el lado izquierdo del rostro muy cerca de la sien que hizo que convulsionara y perdiera el sentido.

“Me acuerdo que paramédicos de Protección Civil me revisaron y me llevaron en una ambulancia donde una chica me robó un anillo de diamantes con valor de 150 mil pesos. La ambulancia tardó como una hora en llevarme al Hospital de Zumpango que está muy cerca".

"Los paramédicos a cada rato se bajaban de la ambulancia y no se con quien platicaban y se volvían a subir. Yo iba bien, consciente y pensando en que les iban a hacer a mis hijos, y me decía, está bien que me lleven a mi para que ya no les peguen”, dijo.

Mencionó que su llegada al hospital fue otro martirio ya que, pese a no estar formalmente detenido, a su esposa le negaron toda clase de información diciendo únicamente que “traía contusiones y no le podían decir más”.


“Yo estaba privado de mi libertad, porque yo les pedía a los policías que me dejaran hacer una llamada para saber dónde estaba y como se encontraba mis hijos y me decían: “Cállese, yo no le voy a dejar hacer nada”, tampoco el personal del hospital a quienes les pedía un poco de agua para beber ya que tenía mi boca seca y me decían “No, no le podemos dar ni agua y mejor cállese”.

Explicó que la golpiza que recibieron fue entre la 01:30 y hasta las 02:30 horas, mientras los supuestos uniformados realizaban llamadas a su casa donde se encontraban su esposa y su hija para exigirles el pago de un millón de pesos para soltarlos.

Las mujeres, señalaron que un presunto oficial les indicó que a Ángel se lo había llevado la ambulancia y que a sus hermanos los “tenían ahí”, amenazándolas con pagar el dinero o de los contrario serían encarcelados a lo que sus familiares contestaron que, sí habían cometido algún delito, que los pusieran a disposición del Ministerio Público.

Fue alrededor de las 08:00 horas, cuando finalmente al jefe de familia pudo realizar una llamada a su abogado; sin embargo, en todo ese tiempo sus hijos “fueron paseados” a bordo de las bateas de las patrullas, mientras los policías intentaban concretar el pago por liberarlos.

Ángel refirió que el poco tiempo que sus hijos fueron ingresados a las instalaciones de la FGJEM, los policías seguían amenazando para que consiguieran el dinero. “Háblale de nuevo, diles que necesitamos el millón y rápido porque la bronca está bien gruesa”, decían al hermano mayor a lo que este respondía, “espérate deja conseguir el dinero”.

Las rutas de transporte afectadas son las que circulan principalmente por la carretera México–Texcoco. | Cortesía / Fiscalía

Mencionó que cuando llegó el comandante al mando de los policías, los jóvenes lo acusaron en el MP de haber orquestado la golpiza, a lo que este les ordenaba que se callaran y amenazaba que no saldrían del MP. “Saliendo de aquí no quiero que vayan demandar, ni hacer nada”, les decía.

Poco después el abogado de la familia exigió a los uniformados poner a disposición a sus clientes pero no fueron aceptados en la Fiscalía puesto que no existía delito, tampoco parte acusadora y se encontraban golpeados, por lo que a las 11:00 horas decidieron sacarlos y llevarlos ante un Juez Conciliador.

Finalmente, acusó que ante la Jueza los jóvenes fueron obligados a firmar un documento donde se comprometían a no realizar alguna acción penal en contra de los uniformados, quienes de nueva cuenta los amenazaron en sentido de que si había algún problema contra ellos se atuvieran a las consecuencias.

“Aquí se van a callar y no queremos ninguna demanda”, les gritaba la juez y el comandante quien los volvía amenazar ya que "si algo pasaba habría represalias”; les decían.