Toluca, México.- La militancia castigó al PRI. Esa es la verdad. “Los militantes nos dieron la espalda, primero por la lejanía y, segundo, porque los candidatos no fueron los idóneos”, de ahí los resultados adversos en la elección presidencial y en las votaciones a diputados federales y senadores de julio pasado, reconoció el exgobernador mexiquense Arturo Montiel Rojas.
Justo en el 90 aniversario del Partido Revolucionario Institucional, Montiel platicó con este medio y reflexiona sobre la condición actual del tricolor, la cual, admite, no es la más favorable. Advierte la existencia de una crisis interna, porque -insiste- hay mucha gente descontenta con el manejo del partido.
“No es nada fácil. El daño ha sido muy fuerte, y debo decir, nosotros los priistas, somos quizás los mismos culpables, de lo que está pasando ahora”, subraya.
Exdirigente del tricolor a nivel estatal en dos ocasiones y con varias incursiones en el Comité Ejecutivo Nacional, Arturo Montiel sabe de lo que habla.
Acusa que el PRI perdió a muchos de sus militantes porque perdió su identidad como partido promotor de las causas ciudadanas; perdió su origen como partido de eminente raíz popular; perdió legitimidad y cercanía con la gente por postular a candidatos desconocidos por la militancia y, además; perdió a una gran franja del electorado por el bajo desempeño de los gobiernos encabezados por el partido.
¿Y es posible recuperarse de esta derrota?, ¿Tiene futuro el PRI?
-El PRI puede aspirar a volver a ser un partido competitivo si lleva a cabo una profunda y radical transformación, que sea del tamaño de la crisis en que hoy está inmerso. Y ello implica dejar a un lado la autocomplacencia y la simulación para construir el partido que nuestra militancia necesita.
La reforma del PRI no debe ni puede ser sólo de forma, debe ser una reforma de fondo que surja de abajo hacia arriba, que ponga a los militantes en el centro de las transformaciones. Sin la voz y la participación decidida de la militancia, será imposible construir el partido que hoy México necesita: un partido incluyente, democrático y cercano a la sociedad.
¿Es posible reconstruir y fortalecer al PRI rumbo a la elección interna de 2021?
-No hay que perder de vista que antes de las elecciones intermedias de 2021, entre este año y el año próximo habrá comicios locales en nueve estados del país.
Adicionalmente, en 2021 estarán en juego 14 gubernaturas, ocho de ellas actualmente gobernadas por el PRI. Ese es el tamaño del reto.
El PRI apenas cuenta con tiempo para renovar a la Dirigencia Nacional y emprender los cambios subsecuentes en el nivel estatal y municipal, y llegar al núcleo básico de la estructura partidista, que es el comité seccional.
¿La próxima renovación de la dirigencia nacional del PRI puede fracturar aún más al tricolor?
-Necesitamos ir a un proceso ejemplar en el que las bases decidan de manera libre, abierta y transparente.
Así se ha manifestado el Consejo Político Nacional, recogiendo el justo reclamo de la militancia Nacional. Yo diría que para ello habrá que generar condiciones de absoluta equidad y apego a la legalidad, mismas que pudiera garantizar el Instituto Nacional Electoral.
Pero, sin duda, la condición básica es que quienes participen como candidatos en esta elección de la dirigencia lo hagan poniendo por encima de su legítima aspiración, la unidad y la cohesión interna de nuestro Instituto Político. Porque como lo ha demostrado nuestra historia reciente, si de este proceso salimos divididos y fracturados, entonces no habrá futuro para el Partido.
Montiel insiste que sería una garantía que el Instituto Nacional Electoral esté presente en cada paso que se dé en esta renovación. “Si queremos que las cosas salgan bien, tenemos que pedir la presencia del INE. Si queremos reglas claras, debemos saber cuáles serán, pero, fundamentalmente, que esas reglas, sean las que sean, se respeten para todos. Que no haya señalamientos ni apoyos para un solo lado y los demás se encuentren desprotegidos; es decir, que quienes aspiren a encabezar el CEN de nuestro partido, vayan en igualdad de condiciones y circunstancias”.
Confía en que, si bien no será nada fácil, el PRI puede resurgir como un ave fénix y volver a ser un partido fuerte, como siempre lo han sido, pero es primordial que todos se unan de verdad, porque “sin unidad no vamos a ningún lado”.
Recuerda que después de la pasada debacle, les comentó a muchos de sus compañeros priistas que no debían llorar como menores, lo que no supieron defender como mayores. “Eso somos los priistas, los que obviamente sentimos la pérdida del poder en todos los órdenes, porque, como nunca, ahí está el diagnóstico que hizo la Comisión que para tal efecto creo el Consejo Político Nacional, donde hay datos reveladores de cómo nos alejamos del pueblo, de cómo nos alejamos de los sectores y de las organizaciones del partido, de nuestros militantes, de nuestros liderazgos tradicionales, de los nuevos liderazgos emergentes, que están por todos lados de nuestro territorio nacional”.
Ante este panorama, reitera, que lo que “tenemos que hacer es generar una sólida unidad, no simular el trabajo de partido, estar más cerca de la gente, acompañar sus peticiones. No es nada fácil. El daño ha sido muy fuerte y nosotros los priistas, somos, quizás, los mismos culpables, de lo que está pasando ahora”.
Cuestionado sobre cuando se dio ese alejamiento, refiere que tiene ya varios años. Menciona el municipio de Nezahualcóyotl, donde sus autoridades se salieron de las filas del partido, se olvidaron de su instituto político y de que se debían al pueblo que votó por ellos.
Y recuerda el caso del municipio donde nació, Atlacomulco, quien por primera ocasión dejó de ser priista no sólo en la presidencia municipal, sino en su representación ante los congresos local y federal. “Se siente muy mal”, ataja y explica que se debe precisamente a ese alejamiento que se tuvo de las bases y a esa lucha permanente de permanecer los mismos, como los chapulines, hoy entras tú, mañana yo, y luego nuevamente tú. “Pareciera que no hay más gente. Necesitamos cambiar las formas. Cambiar, que haya caras nuevas en el partido. Lo necesitamos”.
¿Cómo calificaría en trabajo de AMLO en estos primeros 100 días? ¿Diría que es un personaje que negocia?
-El gobierno del presidente López Obrador cuenta con una amplia base social y una incuestionable legitimidad, que le han permitido un gran margen de maniobra en sus primeros 100 días de gestión.
Sin embargo, la alta expectativa social generada con su triunfo deberá ofrecer respuestas de gobierno a la altura de esas expectativas y eso no es tarea fácil de realizar en ningún país. Creo que habrá que esperar, todavía falta mucho tiempo, apenas son 100 días.
En política siempre hay la manera de que los puntos de vista que, en ocasiones aparentemente son distintos, distantes, a veces son cercanos y se pueden compaginar. Yo no dudo en la buena voluntad que debe haber. No importa que hay ideologías diferentes, lo importante es que somos mexicanos, y que debemos luchar por México. Hacer grande a México y darle esa oportunidad a los nuevos mexicanos y a las nuevas generaciones.
¿Las fugas de priistas hacia Morena seguirán?
-No creo que esas llamadas fugas fueran tal; más bien fue que en el caso del PRI, los militantes nos voltearon la espalda por no hacerles caso. La gente hay que atenderla, si no lo haces, te da la espalda. El partido se olvidó de lo más valioso que tiene que es su militancia.
A sus 75 años, se ve bien. Recuerda que hace dos años lo dieron por muerto. Sonríe y agrega que la noticia lo sorprendió. Estaba viendo televisión cuando escuché las noticias de Milenio y de López Dóriga, “daban como un hecho de que Arturo Montiel había desaparecido, había muerto en el hospital ABC”.
El tema lo divierte, pero igual lo pone reflexivo. “Yo creo que fueron algunos deseos de amigos que tiene uno, o más bien de enemigos, porque en esta vida estamos para hacer amigos fundamentalmente, pero también uno se da cuenta en un momento dado, de quienes están dispuestos a hablar de la muerte de uno por ciertos intereses. Yo soy una persona muy transparente, muy clara, y saben perfectamente bien como respondo y como me entrego al trabajo, seguramente un poco de las envidias que se generan de estar ocupando cargos”, explica.
En sí, asegura ser un hombre feliz. “Muy feliz con la vida, con mis amigos, fundamentalmente con mi familia, con mi esposa, con mis hijos, con mis hermanos, con mis hermanas, en fin, con mis paisanos. A mí me da mucho gusto salir y estrechar la mano de muchos amigos de ´deveras´ que tengo en el estado de México”.
Sobre su futuro, dice seguir trabajando en la misma casa de la calle Carmen Serdán, donde salió par ser gobernador. Aquí estoy trabajando, nunca me retirado de la política. Estoy pendiente de las cosas que pasan en mi partido, listo para trabajar donde mi partido me ordené, donde me necesite ahí estaré, puntualiza al tiempo de afirmar estar en paz.