El local instalado en la esquina de la calle Isidro Fabela y Sebastián Lerdo de Tejada, en Toluca, abrió hace tres meses; sin embargo, los libros y el nombre del negocio han estado en venta desde hace décadas ya que son de la familia Álvarez, quienes tienen otras sucursales en la ciudad de Toluca. Todas tienen su toque peculiar, ser librerías de viejo.
“Apenas tiene tres meses que abrió, estos libros eran de las otras sucursales”, dice Rosalba, siempre vivaz para recibir a los lectores que llegan, hojean los ejemplares, preguntan precios y se van.
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“Algunos vienen solo por el olor de los libros”, indica la vendedora hojeando uno de los libros sobre su rostro y aspirando el aroma que deja en el ambiente el papel.
La librería expone un par de cajas con libros que están a la entrada del local, un cartel con precios de 20 y 5 pesos por pieza. Incluso hay ejemplares que se ofrecen de tres por 10 pesos.
“Los remates son para rescatar las ventas y seguir abriendo”, exposo Rosalba sobre el futuro de la librería.
Esta ha sido la estrategia para hacer que sobrevivan las librerías y hasta el momento ha funcionado.
Y allí, en las librerías de viejo de los Álvarez, no solo se venden, también se compran, se intercambian y se apartan los libros, precisa Rosalba.
Las personas pueden hacer el trato de llevar sus libros e intercambiarlos con algún título que sea de su agrado.
“Sobre todo los estudiantes pueden dejar 20 pesos y a partan un libro que ocupen”, dice la encargada.
Además de este local, hay otros tres en la ciudad propiedad de la familia Álvarez, dice la joven. Está la de la calle Santos Degollado, otra en la esquina de Pino Suárez y la más antigua, es la librería “La Nostalgia”, que sigue abriendo en la calle Independencia, esquina con Pino Suárez, abierta por don Héctor Hugo Álvarez Colín.
Una leída
A cada rato, mientras el local está abierto, llega uno y otro cliente. Afanosamente toman los libros y comienzan a leer por encima de las pastas. El tiempo pasa sigiloso allí dentro, se puede decir.
Están los estantes de los libros chonchos, de Medicina y Derecho, que son los más caros y cuestan hasta 500 pesos. Pero esos mismos ejemplares en otras librerías, rebasan los mil 500 pesos.
“Aquí en medio están las jurisprudencias, que son difíciles de conseguir y las buscan mucho los abogados”, explica la encargada.
También hay una esquina donde hay montones de diccionarios en inglés, francés, incluso para aprender lo básico en japonés.
Justo en la entrada de la puerta que da a Lerdo, hay un estante de literatura, donde se puede encontrar las joyas de Octavio Paz y su Laberinto de la Soledad. O un ejemplar de José Saramago, con el título de Ensayo sobre la lucidez.
“Hay como cinco a siete mil mil libros, y en la bodega hay más”, comenta Rosalba, quien también es una lectora fiel de los textos en papel impreso.
“Aquí entra de todo, el limpiaparabrisas que se pone en la esquina”, dice. Y las librerías de los Álvarez y su “Nostalgia” genera también nostalgia cuando se traspasa la puerta que muestra de entrada ese cartel con los precios de 5 y 20 pesos.