La Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) respaldó la llamada cuarta transformación de México, anunciada por el virtual presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, más de un mandatario estatal tiene dudas y cuestionamientos sobre la propuesta del ganador de la contienda presidencial para sustituir las delegaciones federales de cada entidad por una coordinación general.
Desde el punto de vista económico y político la preocupación no es menor, pues de concretarse la citada sustitución, los gobernadores tendrían en cada uno de sus estados a un “superdelegado” federal.
Actualmente las distintas secretarías federales designan a delegados en las entidades, quienes tienen una jerarquía menor en los territorios estatales donde operan.
Pero al concentrar los diferentes presupuestos y acciones de las delegaciones federales en una sola coordinación general, se configura una estructura gubernamental similar o superior a las administraciones de cada entidad.
Esa es la preocupación de los gobernadores, la cual trasladada a la perspectiva electoral, enciende más los focos rojos de quienes son de partidos distintos a Morena.
No obstante, en términos de revisión, vigilancia y fiscalización de los recursos federales la concentración de todas las funciones y programas en una sola coordinación general puede coadyuvar a evitar desvíos, derroches o corrupción.
La clave será que dichos coordinadores generales también tenga un perfil distinto, donde la prioridad no sólo sea la aplicación de los recursos federales, sino su vigilancia y evaluación de los resultados obtenidos.
En síntesis, la propuesta de López Obrador no debe ser interpretada como un cambio de estructuras gubernamentales, sino como una transformación en la manera de gobernar y administrar los recursos públicos. Si esa es la tónica del nuevo gobierno habrá una ganancia ciudadana, de lo contrario serán ajustes de mediano alcance. *