Toluca, México.- Ahí están ellas, paradas todo el tiempo viendo pasar las frías noches de Toluca, y a los automovilistas nerviosos y cohibidos que se paran a preguntar precios. Unas con sus cabelleras rubias y sueltas, otras con el alaciado que combina con el carmesí de sus labios, que delinean mientras aguardan la espera del primer cliente, con zapatilla de tacón alto siempre, y vestido pegado al muslo; son las chicas de la avenida Alexander Von Humboldt, paseantes de la noche, que sobreviven entre los tabúes sexuales e incluso las extorsiones.
Entre la esquina de Morelos, León Guzmán y la avenida Miguel Hidalgo se les ve a diario, después de las 22:00 horas, debajo de un candil de luz tenue, o a veces sólo bajo el auspicio de la luna, algunas con cigarrillo en mano, otras sosteniendo el celular en una charla vaga que habla de las pocas horas que estuvieron despiertas durante el día.
Son sobre todo de vida nocturna, que llegan a su esquina una vez que la noche comienza a vaciar las calles de Toluca, en su mayoría de otras ciudades, que han encontrado sustento en Humboldt.
-Ya tenemos aquí más de 15 años, asegura Bárbara, una de las 20 chicas del grupo de transexuales, conocidas como las "Famosas de Humboldt", que se han apropiado del sitio y les respetan los otros grupos por derecho.
Bárbara es de las pioneras de la avenida, con experiencia de sobra, por decirlo así, sabe de los peligros y de los años en que eran extorsionadas por la policía, cuando las llevaban a un lote baldío para abusar de ellas.
“La situación ha cambiado mucho desde hace quince a veinte años hacía atrás, antes la policía te correteaba, te extorsionaban, incluso una época en la que traían colchonetas y te subían en sus camionetas para llevarte a las orillas de la ciudad”, recuerda la mujer transexual sobre esos años difíciles para dedicarse al sexoservicio.
-¿Y actualmente no hay extorsión en Humboldt?
-¡No! ya cambiaron las cosas, este… sí hubo violencia en algún tiempo, responde Bárbara, entre pausas pensativas, sin ahondar más en la pregunta, con el temor quizás que la Policía lo tome personal. Su temor revela que aún se dan los casos de extorsiones y violaciones por parte de esta.
Los clientes, los enganches y el código
Los viernes, sábados y domingos son los más transitados en Humboldt, el resto de la semana los clientes son pocos. Aun así Bárbara y las demás chicas salen con sus vestidos y zapatillas a transitar por su pasarela, de las 10 de la noche hasta las dos de la mañana, con dos clientes que lleguen, las cuatro horas ya no son tiempo perdido.
-Aquí sólo es el punto de reunión, explica Bárbara. "Es como una ley inquebrantable no atender clientes en la avenida".
Humboldt se convirtió en el lugar idóneo para las transexuales por ubicarse en una zona poco habitada, la mayoría son negocios que abren solo de día, con poca luz, donde pasan a diario por lo menos unas 20 veces las patrullas, con las torretas encendidas, no para cuidarlas, sino cazando su cuota de la noche, buscan sólo un pretexto para pedir la “mordida”.
Eso lo saben las chicas. Por eso hay un protocolo y un código de vigilarse entre sí, por ejemplo anotar las placas de los autos en que se van, el tiempo que demora cada una con un cliente, si no responde mensajes, o el celular está apagado.
Esas precauciones las tienen presentes porque aún recuerdan que hace cuatro años desaparecieron dos del grupo; una de ellas fue hallada días después en Calixtlahuaca y la otra en la Calzada al Pacífico, con señas de tortura.
-¡Hay que tener intuición para esto!, dice Bárbara, quien sabe bien que cualquier noche puede llegar un cliente golpeador o para asaltarlas.
En semanas pasadas diversos grupos de transexuales que se dedican a la prostitución en Toluca denunciaron en una manifestación las supuestas extorsiones a las que están sometidas por la Policía municipal y estatal. Aunque de acuerdo a las “Famosas de Humboldt”, las que denunciaron no pertenecen a su grupo, son de otras zonas como Bulevar Aeropuerto y José López Portillo, o las que se instalan en calles aledañas a Humboldt.
-¿Y qué con la trata de personas?
-Aquí no hay, responde también con un tanto de duda y temor, aunque luego prosigue y afirma que desde siempre han sido independientes, no trabajan con padrotes, ni madrinas, lo hacen solas.
-¡Cuando te toca, te toca!, afirma Bárbara sin detallar más de los casos de sus dos compañeras. Sólo dice que nunca se resolvieron y se les dio carpetazo.
Luego de que pasaron los minutos del tiempo de la entrevista, revisa su reloj en el celular y propone llamarle a la siguiente chica para proseguir los relatos. Así termina la charla, baja del vehículo y se dirige a su lugar destinado en Humboldt, donde a diario pasa largas horas en la negociación con sus clientes. Pide un cigarrillo a su compañera de al lado, se acomoda el cabello y se pierde entre la oscuridad de la avenida.