/ sábado 26 de octubre de 2024

Leyes laxas, principal obstáculo para saneamiento del Lerma

Es posible recuperar el río, pero no sería a corto plazo: Investigadora

Por el Río Lerma, el olor fétido y las vías turbias corren como parte de la cotidianidad de los municipios que irrumpe, por lo que su saneamiento es uno de los 100 puntos del 'Segundo Piso de la Cuarta Transformación' impulsado por la presidenta Claudia Sheinbaum; sin embargo, concretarlo requerirá una aplicación severa de la ley e incentivos para las empresas que aún lo utilizan de vertedero, consideró la doctora en Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Lerma, Rosalía Ivonne Cruz Cervantes.

El río Lerma es uno de los más importantes de México y de los más contaminados, con una extensión de aproximadamente 900 kilómetros desde su nacimiento en el Nevado de Toluca hasta su desembocadura en el lago de Chapala.

Su cuenca hidrográfica abarca varios estados, como el Estado de México, Michoacán, Guanajuato y Jalisco, lo que lo convierte en un eje fundamental para la agricultura, la industria y el abastecimiento de agua potable en estas regiones.

La problemática, de manera general, es un nivel trófico del agua en nivel 4, que es el más significativo; es decir, una contaminación relevante generada por distintos factores, no son de una sola naturaleza y es ahí donde empieza la complejidad.Rosalía Ivonne Cruz Cervantes, doctora en Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Lerma.

Para la también investigadora de la UAM Lerma, la contaminación química provocada por la industria y los escurrimientos de pesticidas de los terrenos agrícolas han convertido al río en un desastre ambiental y de salud pública.

La principal fuente de contaminación, consideró, es la descarga de aguas residuales industriales y urbanas que afecta la biodiversidad y la salud de las comunidades que dependen de él. Además, la doctora en Ciencias Ambientales lamentó que la agricultura intensiva y la industria han generado conflictos por el acceso al agua y su uso sostenible.

Por ello, consideró, es fundamental abordar estos problemas mediante la cooperación interinstitucional y la participación ciudadana en la gestión del agua. La educación ambiental y la promoción de prácticas sostenibles, dijo, son clave para preservar el río Lerma y garantizar su sostenibilidad para las generaciones venideras.

¿Qué hay en el Lerma?

Diversos estudios de instituciones gubernamentales y académicas han identificado la presencia de altos niveles de contaminantes, que provienen principalmente de residuos industriales, agrícolas y urbanos.

Un informe de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) de 2019, titulado 'Diagnóstico de la calidad del agua en la cuenca del río Lerma', señala que las principales fuentes de contaminación provienen de aguas residuales industriales y urbanas, pesticidas y fertilizantes agrícolas, así como de metales pesados como el plomo, mercurio y cromo.

Este informe detalla cómo la actividad industrial en los alrededores del río contribuye de manera significativa al deterioro de la calidad del agua, lo que afecta no solo la flora y fauna locales, sino también la salud de las personas que consumen o utilizan el agua del Lerma.

Además, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en su reporte de 2018 titulado 'Evaluación de la calidad del agua en la cuenca del río Lerma', enfatiza la presencia de contaminantes orgánicos persistentes como bifenilos policlorados (PCB), hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH) y disruptores endocrinos (DBP), además de los metales pesados ya mencionados por Conagua. Según la SEMARNAT, estos contaminantes tienen graves repercusiones no solo para los ecosistemas acuáticos, sino también para las actividades agrícolas y pesqueras que dependen del río.

El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) también ha realizado estudios en la región. En su informe de 2020, 'Análisis de la calidad del agua en la cuenca del río Lerma', se destaca nuevamente la influencia de las aguas residuales industriales y urbanas, así como el uso descontrolado de pesticidas y fertilizantes agrícolas, como los principales factores que contribuyen al deterioro del río. Los resultados obtenidos por el INECC coinciden con los de otras instituciones en que los metales pesados, en particular plomo, mercurio y cromo, siguen representando una amenaza significativa para la salud pública.

A estos estudios se suman investigaciones de universidades como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Centro de Investigación en Ciencias Ambientales (CICA), que han documentado la presencia de contaminantes similares. Aunque los estudios varían en algunos aspectos ya que dependen de los métodos utilizados, existe un consenso general sobre la magnitud del daño y la necesidad de una intervención más firme por parte de las autoridades ambientales.

En muchas casas el agua está transminando por los pisos, justamente por los mantos, aun cuando no llueva. | Luis Camacho / El Sol de Toluca

La preocupación central, consideró Cruz Cervantes, es que los contaminantes lleguen a los seres vivos y a las personas.

Ahí está cerca la industria textil, en Lerma, pero también hay metalúrgica, plásticos, principalmente esos. Sí hay carga doméstica, pero es más la química.

Entre las consecuencias destacan los factores cancerígenos, ya que los metales pesados se acumulan, señaló la investigadora, en el organismo, se quedan estancados y comienzan a hacer modificaciones en el ADN, lo que es terreno de cultivo para las células cancerígenas.

'Depende del contaminante o del metal, muchas veces se va directamente a la piel o a los huesos. Derivado de la zona industrial, los metales pesados han producido que ya no haya fauna en el lugar, al menos no como había hace muchos años; el ganado come del pasto y plantas que son regadas con agua del río y es ahí donde aumenta la problemática, porque nosotros comemos ese ganado'.

Se puede sanear el río, resultados serían en cinco años

En entrevista para El Sol de Toluca, la doctora en Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Lerma, Rosalía Ivonne Cruz Cervantes, consideró que, sin caer en la utopía, es posible sanear este cuerpo de agua, en especial porque ya se tiene un periodo de abordaje y entender la problemática.

'Ya viniendo en mandato o la intervención a nivel federal, sí se tiene un compromiso mayor por parte de todas las instituciones. Tanto la industria va a tener que tomar responsabilidad como el municipio dar un seguimiento fuerte y sustantivo, también el gobierno estatal'.

Aún así, señaló, es un trabajo arduo porque la contaminación es de muchos años, por lo que se tienen que considerar, al menos, tres tratamientos diferentes, uno general que permita quitar los sólidos y lo que esté suspendido en el sitio, después un biofiltro que permita retener todos los contaminantes por medio de absorción y, posteriormente, pasar por otro sistema sustentable.

'Desde mi punto de vista sería muy bueno uno con humedales construidos, que sean las plantas las que terminen de remover esas pequeñas partículas que se quedaron en el río y de esta manera también ayudar a la recuperación de los ecosistemas'.

Sin embargo, la investigadora hizo hincapié en que si no se aplican las leyes y se generan incentivos para que las industrias generen mecanismos amigables con el ambiente, no tendrá sentido ningún tipo de inversión en el afluente.

¿Para qué intervenir si no se está atendiendo de raíz la problemática? Sí hay que pedir que migren de esos procesos comunes que tienen de generar sus productos y servicios, tal vez con nuevas tecnologías o materiales de menor impacto ambiental.

Para lograr este objetivo, destacó, es necesario generar políticas nuevas que contemplen sanciones e incentivos, estos últimos con mejor impacto, ya sea en materia tributaria, financiamiento o bien, adquisición de sus productos mediante licitaciones.

'Ellos tienen que ver un incentivo porque lo que busca la industria es seguir generando, si no tienen un ingreso o un beneficio, tampoco van a tener las ganas de hacerlo', acotó.

Desde la óptica de la especialista de la UAM Lerma, en México es común que la ley sea laxa, prueba de ello son las viviendas alrededor de un río tan contaminado, cuya consecuencia no es solo es ambiental sino social.

En Europa, añadió, hay normas estándares de eco diseño, lo que impulsa a la generación de nuevos productos sustentables, lo que en México no ha sucedido en todo el círculo económico además de que no ha habido sanciones importantes.

Una vez que esto se logre, añadió, los primeros resultados serían tangibles en cinco años si, y solo si, se frena el vertedero industrial en el cauce.

Gobierno estatal impulsa medidas de saneamiento

En el último año, en la zona mexiquense que atraviesa el río Lerma, se han removido 38 mil 712 toneladas de contaminantes del Río Lerma, lo que representa 91.1 por ciento de la carga orgánica contenida en las aguas residuales provenientes de la producción de alimentos, bienes y servicios.

Sin embargo, a pesar de los avances en saneamiento, este emblemático cuerpo de agua sigue con serios problemas de contaminación.

El gobierno estatal ha implementado medidas para mejorar la situación, como la introducción de nuevas tecnologías, entre ellas el sistema de flotación de aire disuelto, el cual tiene como objetivo remover hasta 98 por ciento de los contaminantes presentes en el río.

Este esfuerzo, según el gobierno, contribuirá al saneamiento y recuperación de la Cuenca Alta del Río Lerma, un recurso vital para las comunidades adyacentes.

Además, se ha trabajado en el tratamiento de más de 7 millones 700 mil metros cúbicos de aguas residuales. No obstante, la magnitud del problema requiere un esfuerzo constante y sostenido para lograr una verdadera recuperación.

Con la meta de remover hasta el 98 por ciento de los contaminantes, el gobierno del Estado de México busca avanzar hacia el saneamiento total del Río Lerma. El mantenimiento constante y la implementación de tecnologías avanzadas son parte de la estrategia para recuperar este importante recurso hídrico, cuyo estado crítico afecta a las comunidades cercana

Por el Río Lerma, el olor fétido y las vías turbias corren como parte de la cotidianidad de los municipios que irrumpe, por lo que su saneamiento es uno de los 100 puntos del 'Segundo Piso de la Cuarta Transformación' impulsado por la presidenta Claudia Sheinbaum; sin embargo, concretarlo requerirá una aplicación severa de la ley e incentivos para las empresas que aún lo utilizan de vertedero, consideró la doctora en Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Lerma, Rosalía Ivonne Cruz Cervantes.

El río Lerma es uno de los más importantes de México y de los más contaminados, con una extensión de aproximadamente 900 kilómetros desde su nacimiento en el Nevado de Toluca hasta su desembocadura en el lago de Chapala.

Su cuenca hidrográfica abarca varios estados, como el Estado de México, Michoacán, Guanajuato y Jalisco, lo que lo convierte en un eje fundamental para la agricultura, la industria y el abastecimiento de agua potable en estas regiones.

La problemática, de manera general, es un nivel trófico del agua en nivel 4, que es el más significativo; es decir, una contaminación relevante generada por distintos factores, no son de una sola naturaleza y es ahí donde empieza la complejidad.Rosalía Ivonne Cruz Cervantes, doctora en Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Lerma.

Para la también investigadora de la UAM Lerma, la contaminación química provocada por la industria y los escurrimientos de pesticidas de los terrenos agrícolas han convertido al río en un desastre ambiental y de salud pública.

La principal fuente de contaminación, consideró, es la descarga de aguas residuales industriales y urbanas que afecta la biodiversidad y la salud de las comunidades que dependen de él. Además, la doctora en Ciencias Ambientales lamentó que la agricultura intensiva y la industria han generado conflictos por el acceso al agua y su uso sostenible.

Por ello, consideró, es fundamental abordar estos problemas mediante la cooperación interinstitucional y la participación ciudadana en la gestión del agua. La educación ambiental y la promoción de prácticas sostenibles, dijo, son clave para preservar el río Lerma y garantizar su sostenibilidad para las generaciones venideras.

¿Qué hay en el Lerma?

Diversos estudios de instituciones gubernamentales y académicas han identificado la presencia de altos niveles de contaminantes, que provienen principalmente de residuos industriales, agrícolas y urbanos.

Un informe de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) de 2019, titulado 'Diagnóstico de la calidad del agua en la cuenca del río Lerma', señala que las principales fuentes de contaminación provienen de aguas residuales industriales y urbanas, pesticidas y fertilizantes agrícolas, así como de metales pesados como el plomo, mercurio y cromo.

Este informe detalla cómo la actividad industrial en los alrededores del río contribuye de manera significativa al deterioro de la calidad del agua, lo que afecta no solo la flora y fauna locales, sino también la salud de las personas que consumen o utilizan el agua del Lerma.

Además, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en su reporte de 2018 titulado 'Evaluación de la calidad del agua en la cuenca del río Lerma', enfatiza la presencia de contaminantes orgánicos persistentes como bifenilos policlorados (PCB), hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH) y disruptores endocrinos (DBP), además de los metales pesados ya mencionados por Conagua. Según la SEMARNAT, estos contaminantes tienen graves repercusiones no solo para los ecosistemas acuáticos, sino también para las actividades agrícolas y pesqueras que dependen del río.

El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) también ha realizado estudios en la región. En su informe de 2020, 'Análisis de la calidad del agua en la cuenca del río Lerma', se destaca nuevamente la influencia de las aguas residuales industriales y urbanas, así como el uso descontrolado de pesticidas y fertilizantes agrícolas, como los principales factores que contribuyen al deterioro del río. Los resultados obtenidos por el INECC coinciden con los de otras instituciones en que los metales pesados, en particular plomo, mercurio y cromo, siguen representando una amenaza significativa para la salud pública.

A estos estudios se suman investigaciones de universidades como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Centro de Investigación en Ciencias Ambientales (CICA), que han documentado la presencia de contaminantes similares. Aunque los estudios varían en algunos aspectos ya que dependen de los métodos utilizados, existe un consenso general sobre la magnitud del daño y la necesidad de una intervención más firme por parte de las autoridades ambientales.

En muchas casas el agua está transminando por los pisos, justamente por los mantos, aun cuando no llueva. | Luis Camacho / El Sol de Toluca

La preocupación central, consideró Cruz Cervantes, es que los contaminantes lleguen a los seres vivos y a las personas.

Ahí está cerca la industria textil, en Lerma, pero también hay metalúrgica, plásticos, principalmente esos. Sí hay carga doméstica, pero es más la química.

Entre las consecuencias destacan los factores cancerígenos, ya que los metales pesados se acumulan, señaló la investigadora, en el organismo, se quedan estancados y comienzan a hacer modificaciones en el ADN, lo que es terreno de cultivo para las células cancerígenas.

'Depende del contaminante o del metal, muchas veces se va directamente a la piel o a los huesos. Derivado de la zona industrial, los metales pesados han producido que ya no haya fauna en el lugar, al menos no como había hace muchos años; el ganado come del pasto y plantas que son regadas con agua del río y es ahí donde aumenta la problemática, porque nosotros comemos ese ganado'.

Se puede sanear el río, resultados serían en cinco años

En entrevista para El Sol de Toluca, la doctora en Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Lerma, Rosalía Ivonne Cruz Cervantes, consideró que, sin caer en la utopía, es posible sanear este cuerpo de agua, en especial porque ya se tiene un periodo de abordaje y entender la problemática.

'Ya viniendo en mandato o la intervención a nivel federal, sí se tiene un compromiso mayor por parte de todas las instituciones. Tanto la industria va a tener que tomar responsabilidad como el municipio dar un seguimiento fuerte y sustantivo, también el gobierno estatal'.

Aún así, señaló, es un trabajo arduo porque la contaminación es de muchos años, por lo que se tienen que considerar, al menos, tres tratamientos diferentes, uno general que permita quitar los sólidos y lo que esté suspendido en el sitio, después un biofiltro que permita retener todos los contaminantes por medio de absorción y, posteriormente, pasar por otro sistema sustentable.

'Desde mi punto de vista sería muy bueno uno con humedales construidos, que sean las plantas las que terminen de remover esas pequeñas partículas que se quedaron en el río y de esta manera también ayudar a la recuperación de los ecosistemas'.

Sin embargo, la investigadora hizo hincapié en que si no se aplican las leyes y se generan incentivos para que las industrias generen mecanismos amigables con el ambiente, no tendrá sentido ningún tipo de inversión en el afluente.

¿Para qué intervenir si no se está atendiendo de raíz la problemática? Sí hay que pedir que migren de esos procesos comunes que tienen de generar sus productos y servicios, tal vez con nuevas tecnologías o materiales de menor impacto ambiental.

Para lograr este objetivo, destacó, es necesario generar políticas nuevas que contemplen sanciones e incentivos, estos últimos con mejor impacto, ya sea en materia tributaria, financiamiento o bien, adquisición de sus productos mediante licitaciones.

'Ellos tienen que ver un incentivo porque lo que busca la industria es seguir generando, si no tienen un ingreso o un beneficio, tampoco van a tener las ganas de hacerlo', acotó.

Desde la óptica de la especialista de la UAM Lerma, en México es común que la ley sea laxa, prueba de ello son las viviendas alrededor de un río tan contaminado, cuya consecuencia no es solo es ambiental sino social.

En Europa, añadió, hay normas estándares de eco diseño, lo que impulsa a la generación de nuevos productos sustentables, lo que en México no ha sucedido en todo el círculo económico además de que no ha habido sanciones importantes.

Una vez que esto se logre, añadió, los primeros resultados serían tangibles en cinco años si, y solo si, se frena el vertedero industrial en el cauce.

Gobierno estatal impulsa medidas de saneamiento

En el último año, en la zona mexiquense que atraviesa el río Lerma, se han removido 38 mil 712 toneladas de contaminantes del Río Lerma, lo que representa 91.1 por ciento de la carga orgánica contenida en las aguas residuales provenientes de la producción de alimentos, bienes y servicios.

Sin embargo, a pesar de los avances en saneamiento, este emblemático cuerpo de agua sigue con serios problemas de contaminación.

El gobierno estatal ha implementado medidas para mejorar la situación, como la introducción de nuevas tecnologías, entre ellas el sistema de flotación de aire disuelto, el cual tiene como objetivo remover hasta 98 por ciento de los contaminantes presentes en el río.

Este esfuerzo, según el gobierno, contribuirá al saneamiento y recuperación de la Cuenca Alta del Río Lerma, un recurso vital para las comunidades adyacentes.

Además, se ha trabajado en el tratamiento de más de 7 millones 700 mil metros cúbicos de aguas residuales. No obstante, la magnitud del problema requiere un esfuerzo constante y sostenido para lograr una verdadera recuperación.

Con la meta de remover hasta el 98 por ciento de los contaminantes, el gobierno del Estado de México busca avanzar hacia el saneamiento total del Río Lerma. El mantenimiento constante y la implementación de tecnologías avanzadas son parte de la estrategia para recuperar este importante recurso hídrico, cuyo estado crítico afecta a las comunidades cercana

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