Al subrayar el fracaso para revertir el calentamiento global en el mundo, el exgobernador Ignacio Pichardo Pagaza convocó a un grupo de expertos en el tema y ciudadanos comprometidos con el medio ambiente para fundar la primera Célula Activa para la Protección Ambiental (CAPA). Aclaró que estas células son apolíticas, sin intenciones electorales y sin buscar confrontación con las instituciones.
Se trata, dijo, de que cada uno, desde su trinchera, contribuya con su granito de arena a dejar de lastimar al ambiente y disminuir, en una milésima parte si se quiere, la generación de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
Reconoció que el tema del medio ambiente y cambio climático parecería muy lejano de la vida cotidiana de muchos de nosotros, pero lo cierto es que en la última reunión anual de la Conferencia de las Partes Contratantes -resultado de la Conferencia marco sobre cambio climático celebrada en Berlín en 1995-, un día antes de su inicio se publicó una carta firmada por científicos dedicados a esta materia que alertaban del grande peligro.
En ese entonces, apuntó, 11 mil científicos señalaron su obligación moral de advertir claramente a la humanidad sobre cualquier amenaza catastrófica, por lo que expresaron, sin temor a equivocarse, que el planeta Tierra está frente a una emergencia climática.
Puntualizó que como humanidad nos encontramos entre dos paredes, una inmóvil y otra que se está cerrando gradualmente sobre nosotros. La inmóvil es la incapacidad de los organismos internacionales para lograr que los gobiernos acepten metas de descarbonización. La pared que se cierra sobre nosotros es el imparable crecimiento de los GEI, que suben la temperatura del planeta año con año.
Subrayó que no se necesita ser científico para darse cuenta del calentamiento global que llegará a agobiarnos y consecuencia de ello, son el deshielo, la destrucción de las selvas y bosques; la desertificación; la contaminación y escasez de agua; los residuos sólidos: el daño a los océanos; la contaminación de la atmósfera, la extinción de las especies y la perdida de la biodiversidad.
Es por ello que ante las dificultades de los gobiernos para actuar respecto al cambio climático, es indispensable la actuación enérgica de las personas, los ciudadanos en lo individual. No se trata de participar en airadas marchas para presionar a los gobiernos e instituciones que no quieren actuar. Se trata de pasar a la acción, pero en personal, en la vida cotidiana, apuntó.
Llamó a ser activistas individuales y a crear Células Activas (grupos) para la Protección del Ambiente, sin tintes partidistas, que sean estrictamente de carácter ciudadano, por lo que convocó a la población a organizarse con grupos de amigos y conocidos para reunirse y hablar sobre el tema y la delicada situación y el riesgo para las próximas generaciones y armar estas células de acción, que se multipliquen y tomen cartas en el asunto con acciones sencillas, pero que incidan en el ahorro de agua, luz, usar foco ahorradores, no emplear bolsas de plástico.